El gobierno valenciano acaba de anunciar que invertirá cerca de medio millón de euros en reparar las goteras y otros pequeños desperfectos en el aeropuerto de Castellón antes de sacarlo a concurso para que sea gestionado por la iniciativa privada.
Buen momento, tal vez, para repasar algunas de las incidencias que jalonan la vida de esta infraestructura ruinosa. De hecho, seguramente el aeropuerto de Castellón es, a pesar de la dura competencia de Ciudad Real o Murcia, el aeródromo sin aviones más famoso de España.
Inauguración electoralista
El aeropuerto fue inaugurado en marzo de 2011, a dos meses de las elecciones autonómicas de ese año, pese a que aún no tenía licencia de apertura ni fecha para el inicio de los vuelos. Carlos Fabra, entonces presidente de la Diputación de Castellón, estuvo solemne: “Hoy empieza la transformación socioeconómica de Castellón”. Luego, organizó paseos por la infraestructura que fueron suspendidas por la Junta Electoral. Dos años y medio después, la instalación sigue sin actividad.
La estatua de Fabra
Una estatua de Carlos Fabra, de 24 metros de alto y 33 toneladas de peso, corona el acceso al recinto. Obra de un artista local, Ripollés, costó la nadería de 300.000 euros. Más allá del insólito hecho de decorar la entrada a una infraestructura con la efigie de un político, el monumento estaba oxidado tan sólo 60 días después de su instalación.
Vigilancia de halcones
En 2011 el aeropuerto de Castellón contrató por la módica cantidad de 90.000 euros al año (más IVA) los servicios de ocho halcones y otros tantos hurones para “hacer frente a la plaga de conejos que asolaba las instalaciones cerradas, y para desalojar aves y fauna terrestres que pudieran poner en riesgo a los aviones, esos aviones que nunca volaron”, como denunció en su día Mònica Oltra, diputada de Compromís. Luego, un trabajador de la empresa contratada, fue imputado por un delito de contrabando de especies protegidas. El contrato fue posteriormente rescindido.
Carreras de coches en el aeropuerto
Alguien debió pensar que a falta de aviones, buenos eran los coches de carreras. Así que en enero de 2013 un bólido del equipo alemán HWA AMG de Mercedes, pilotado por el castellonense Roberto Merhi, estuvo haciendo pruebas en el aeropuerto de Castellón. Se puso fin a esta práctica una vez fue denunciada por el PSOE, que la descubrió casualmente en una visita al aeródromo para denunciar su inactividad.
Pista mal diseñada
Casi un año después de la inauguración alguien advirtió que el elemento central del aeropuerto, es de decir, la pista de aterrizaje y despegue, estaba mal diseñada y no se adaptaba a la normativa internacional. “La zona de giro que se hizo rápidamente no es conforme y la dirección técnica de la obra ha decidido que se levante, se demuela y se haga de nuevo”, dijo Fabra. Coste estimado del retoque, 4 millones de euros.
La oferta fantasma de Libia
En enero de 2013 Carlos Fabra proclamó a los cuatro vientos que el futuro del aeropuerto estaba resuelto. Unos inversores radicados en Libia, de los que nunca ofreció detalles, ofrecían 200 millones de euros por la infraestructura, que, de momento, ha costado unos 140 millones. La Generalitat, que siempre receló de esta opción, espero varias semanas a que se concretara una oferta defendida reiteradamente por Fabra pero de la que, finalmente, nunca más se supo.
23 millones en publicidad
Entre 2006 y 2012, según denunció Compromís, Aerocas –la entidad que gestiona el aeródromo- gastó 23 millones en publicidad, propaganda y relaciones públicas. Y eso sin contar con los patrocinios deportivos. El Villarreal, único equipo de fútbol de Castellón en primera división, lució publicidad de Aerocas en la campaña 2010-2011. Se dice que por 4 millones de euros, pero el gobierno valenciano se niega a facilitar el contrato a la oposición aludiendo a su confidencialidad.
17 millones en consultoría
Esquerra Unida acaba de denunciar que La Generalitat valenciana gastó 17 millones de euros en informes de consultoras que se podrían haber hecho por el personal de la casa. Algunos de estos trabajos no dejan de llamar la atención. Por ejemplo, el estudio sobre la biología y la conservación del aguilucho cenizo en la Comunitat Valenciana.
En cualquier caso, seamos optimistas, en breve la Generalitat intentará captar algún operador privado para que gestione el aeropuerto de Castellón. Si todo va bien, el contribuyente como mucho pagará 25 millones de euros en 10 años.