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“La mafia roja”: la ultraderecha difunde miles de mensajes de odio en redes sociales para desacreditar a la Cruz Roja

Javier Cavanilles

14 de noviembre de 2024 22:41 h

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El video se ha hecho viral en X. Se oyen gritos y, al fondo, unos voluntarios de la Cruz Roja que se alejan en silencio para evitar problemas. Los que vociferan son tres personas: “La Mafia Roja, qué bien que paseáis cuando todo está limpio. ¿Qué hacéis con el dinero de los españoles en vez de ayudarles? ¡Follamoros!”, chillan. Es solo una de las muchas agresiones verbales de las que hay constancia, pero el acoso contra la ONG está llegando a un límite que ha desatado todas las alarmas en la institución. Cada día registran más de 70.000 mensajes de odio —según los datos de la propia organización—, y la cifra crece diariamente.

La preocupación entre los responsables es máxima. De hecho, el temor a que se produzca una agresión está en el ambiente. “Ya hubo incidentes cuando el volcán La Palma. Se escupió a los voluntarios, se les zarandeó… la línea roja es muy fina y de ahí puede ir a más”. En la central de la ONG, en Madrid, se ha creado un gabinete de crisis que busca la mejor estrategia para frenar estos abusos, y esperan poder anunciar medidas concretas en los próximos días.

En las redes sociales como X, los insultos y los bulos están a la orden del día. También en los grupos de Telegram o WhatsApp de la ultraderecha. No hace falta investigar mucho para saber quién está detrás.

En el citado video, por ejemplo, uno de los que grita es —según han podido identificar los usuarios— la exaltada que, brazo en alto, pedía durante el confinamiento que se le permitiera asistir a misa en el Valle de los Caídos. Otro podría ser un miembro de las organizaciones ultraderechistas FACTA y Democracia Nacional, a quien la fiscalía pide 4 años de cárcel por un presunto delito de atentado.

Las redes

Marcelino Madrigal, experto en seguridad y redes sociales, explica que “detrás de este tipo de campañas suele haber un número reducido de cuentas, que son las que inician la campaña. Luego, los bots automatizados y sus seguidores hacen el resto hasta que el mensaje se hace viral. Estas cuentas son las mismas que suelen originar todas las campañas de la ultraderecha; la Cruz Roja es solo la pieza que se quieren cobrar ahora”.

Según el estudio realizado por Madrigal, la campaña comenzó el 3 de noviembre y la mayor parte de los mensajes se dan en la cuenta de Telegram del eurodiputado Alvise Pérez (este canal solo suma más que los otros 56 analizados). Entre los temas tratados, están todos los bulos que han circulado estos días: destrucción de medicamentos, abandono de los afectados, dinero que la institución gasta en personal… Entre las palabras más citadas están “ayuda”, “gente” o “dinero”, pero también se repiten otras como “moros”, “mierda”, “pateras” o “ilegales”.

Los bulos difundidos son fáciles de desmontar, pero como señala Madrigal, “corren más rápido que la verdad”. Por ejemplo, estas cuentas dicen que la Cruz Roja no ha estado presente en la Zona 0, cuando el mismo día 30 desplegaron 49 equipos de voluntarios, acogieron a 584 personas y dieron comida a más de 6.260 vecinos. Tampoco es verdad la narrativa de que el 92% del dinero que recibió la institución en subvenciones (514 millones) es para gastos de personal. Los datos (auditados) del ente reflejan que la cantidad que destina a sueldos es del 29% (330 millones de euros). Lo único que tiene visos de verdad es que destruyen los medicamentos que reciben: lo hacen todas las instituciones, ya que, o están caducados, o no sirven porque no se sabe qué condiciones de conservación presentan.

“El problema —añade Madrigal— no son tanto los bulos, ya que se desmontan en pocas horas, sino las personas que los lanzan. Ahí es donde se debe actuar si queremos atajar este tipo de ataques”. Eso, y más transparencia por parte de las instituciones, son sus dos propuestas para frenar la difusión de estos contenidos.

El origen y el porqué

“La campaña contra Cruz Roja tiene una fecha concreta de inicio, y es la foto de una voluntaria abrazando a un inmigrante senegalés que llora desconsolado en la playa del Tarajal, tras haber cruzado la frontera de Ceuta. Hasta entonces, no había ocurrido nada; pero a partir de ese momento la ONG se ha convertido en el centro de una campaña de desprestigio por parte de la ultraderecha”, explica el periodista Miquel Ramos.

La imagen se tomó el 18 de mayo de 2021. La joven voluntaria de la foto era Luna Reyes, de 20 años, a la que el inmigrante (Abdoú) se abrazó nada más verla llegar. “Fue entonces —explica este experto en movimientos de extrema derecha— cuando comenzaron a circular mensajes en los que se acusaba a Cruz Roja de atender solo a inmigrantes y desatender a los españoles. Luego han ido añadiendo más elementos. 

“Mientras todo el mundo celebró la foto como un reflejo de lo mejor de la condición humana, la ultraderecha inició un ataque, primero contra ella, y luego contra la Cruz Roja. Desde entonces, la campaña de descrédito ha seguido, y fue particularmente virulenta durante la explosión del volcán La Palma en septiembre de 2021. Desde entonces el goteo ha sido constante, y siempre vinculado al relato xenófobo y antimigrante de la extrema derecha”.

¿Calan estos mensajes que repiten y repiten desde granjas de bots y que van dirigidos a un público muy específico? “Sin duda, X es lo más visible, pero lo importante es que la campaña también se hace en grupos de WhatsApp o de Telegram. Al final, a fuerza de verlos tantas veces, mucha gente que no mantiene una posición política muy concreta, que no se interesa por estos temas o sin criterio, se ve expuesta a ellos muchas veces al día. Y es cuando descubrimos que un amigo o un conocido del que no lo esperábamos usa estos mismos argumentos en una conversación. Está siendo muy dañino”.

Y, por supuesto, hay un elemento más. Docenas de asociaciones de ultraderecha se han desplazado a la llamada ‘zona cero’ a colaborar en las labores de limpieza. Deslegitimar a Cruz Roja es también una forma de poner en valor su trabajo y presentarse como protagonistas. Atacar a la ONG es su forma de hacer creer que su ayuda ha sido más útil y si, de paso, consiguen que alguien deje de donar a esta y destinarles a ellos su dinero, mejor.