En todos las uniones -y más si son polígamas, a tres bandas- siempre hay roces. Pese a ellos y a las diferencias de visión inevitables, si el amor y el cariño fluyen la relación se mantiene. Eso le sucede al PSPV-PSOE de la ciudad de Valencia con sus socios de gobierno, Compromís y València en Comú.
En el balance que han realizado este jueves de sus primeros meses en el tripartito que gobierna la capital, los socialistas han criticado la herencia del PP y han reivindicando el cambio de rumbo emprendido en cuestiones como la fiscalidad o el urbanismo. Pero también se han referido a la convivencia con sus socios de gobierno.
“Hay buena relación y sintonía con el resto de concejales y grupos que integran el gobierno. Aunque, inevitablemente, hemos tenido nuestros roces y algunas diferencias”, ha afirmado el líder de los socialistas de Valencia, Joan Calabuig. “Todos los lunes por la mañana el alcalde de Valencia, Joan Ribó (Compromís), el portavoz de València en Comú (VeC), Jordi Peris, y yo abordamos los distintos temas, y así consensuamos las distintas visiones”. Según Calabuig, los socialistas aportan al ejecutivo local “estabilidad y seguridad”.
Sin embargo, no ha podido evitar referirse a los episodios que apuntaron a posibles crisis, como la moción respecto a la clausura del CIE de Zapadores o las discrepancias de VeC en los presupuestos que exigieron a Ribó escenificar un cierre de filas con Calabuig y Peris al lado. “Con la moción sobre los CIE tuvimos un roce, en especial por la introducción. Con esa parte nos sentíamos incómodos”, ha reconocido Calabuig, que ha añadido:“Se han resuelto los problemas con bastante equilibrio”.
“Por asuntos de El Cabanyal, por ejemplo, hemos tenido discusiones. Nosotros estamos por el cumplimiento de la ley. De ninguna forma se pueden ocupar casas”, ha expresado. “Muchas veces hay más discusiones dentro de los otros socios, ya que recordemos que tanto Compromís como València en Comú son coaliciones. Entre los mismos concejales de Compromís o Valencia en Comú hay, a veces, más enfrentamientos que de nosotros con ellos”, ha revelado.
Prostitución: ¿nuevo roce?
Pese a que las relaciones entre los socios de gobierno han sido mucho más fluidas que en la anterior etapa entre los propios ediles del PP y prácticamente no ha habido situaciones de elevada tensión, la postura sobre cómo regular la prostitución puede conllevar roces. “La prostitución no es una actividad laboral. Se debe abolir, que es el rumbo que Europa ha marcado”, ha defendido Calabuig.
La postura choca con las intenciones de la concejala competente, Isabel Lozano (Compromís). “Trabajaremos conjuntamente para que las personas que ejerzan la prostitución tengan acceso a la salud integral y, si así lo desean, posibilidades de integrarse al mercado laboral”, ha remarcado la edil cuando se le ha preguntado por el asunto. “Aunque mantenemos nuestra posición, llegaremos a un consenso a la hora de tomar una postura”, ha recalcado Calabuig.
El tema puede traer roces, pero con el manual de supervivencia en uso parece difícil que haya ruptura. El amor entre los tres partidos es mayor que el que se tenían entre ellos los concejales del anterior equipo de gobierno. Y al fin y al cabo, esa es la clave para mantener el pacto de gobierno.