Ciencia ciudadana contra la contaminación: medir los niveles de partículas en suspensión mientras se pedalea
Desde el pasado mes de enero, la Coordinadora en Defensa de la Bicicleta (ConBici), que reúne a más de setenta asociaciones ciclistas urbanas, está desarrollando un proyecto pionero de ciencia ciudadana que consiste en medir los niveles de PM2,5 (partículas muy pequeñas suspendidas en el aire que tienen un diámetro inferiores a 2.5 micras) en tiempo real mientras pedalean por tramos habituales de catorce ciudades españolas, entre ellas València, durante un período de trece meses.
Con esta iniciativa se pretende conocer la calidad del aire que se respira mientras se pedalea “hacia el trabajo, por la cuidad, para comprar o por ocio en los barrios de nuestras ciudades”, explican desde ConBici, quienes quieren saber de qué dependen los niveles contaminantes atmosféricos que se respiran y si los niveles alcanzados son perjudiciales para la salud. Para ello se utilizan medidores móviles evaluados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas como medidores fiables. Los resultados se vuelcan en tiempo real en una aplicación y posteriormente en la web de ConBici.
El proyecto tendrá una duración anual e incluye mediciones en barrios de la ciudad tanto en días laborables como no laborables, en horas punta y horas valle, trayectos de trabajo y trayectos de ocio. Durante las primeras 63 mediciones en la ciudad de València se han superado los valores medios de partículas PM2.5 (menos de 25μm) en dieciséis ocasiones. Por hora, y a la espera de realizar más mediciones, el domingo es el día de la semana que con más frecuencia se cumplen los límites recomendados por las OMS, coincidiendo con una menor presencia de tráfico.
Las mediciones en la capital valenciana las lleva a cabo el voluntariado de València en bici–Acció Ecologista–Agró y de la facultad de Enfermería de la Universitat de València.
“Preocupante” calidad del aire
La médica Marian Sintes, coordinadora del área de salud de ConBici, considera “preocupante” la calidad del aire registrada en la capital valenciana en las primeras mediciones, una circunstancia que “perjudica la salud de las personas vulnerables y la población en general”.
La Organización Mundial de Salud advierte del impacto para la salud de los principales contaminantes, con un aumento del riesgo de contraer enfermedades e infecciones respiratorias, patologías cardiovasculares, cáncer de pulmón y deterioro cognitivo, además de advertir sobre retrasos en el crecimiento y la maduración intrauterina: “El mayor impacto de los tóxicos ambientales recae en la población infantil y vulnerable comprometiendo la salud a futuro de la población”.
Así, teniendo en cuenta los datos obtenidos durante 2020 –el año de la pandemia marcado por las restricciones en la movilidad y la disminución del tráfico rodado–, Ecologistas en Acción estima que el 88% de la población española respiró aire contaminado.
Zonas de bajas emisiones
A partir de 2023, la ley de cambio climático y transición energética que entró en vigor en 2021, exige a los municipios de más de 50.000 habitantes la implantación de Zonas de Bajas Emisiones. Estarán delimitadas y en ellas se restringirá el tráfico, ya sea en circulación, acceso o aparcamiento, o en base a la clasificación medioambiental: “Sólo la reducción drástica del número total de coches y vehículos de combustión que circulen será efectiva para conseguir mejorar la calidad del aire”.
ConBici solicitará información al Ayuntamiento de València para conocer su zona de bajas emisiones y las medidas que plantea para mejorar la calidad del aire, así como aquellas medidas destinadas a favorecer el transporte público y los medios de movilidad no contaminantes y saludables, como la bicicleta. “Las personas que caminan y van en bici no emiten contaminación y son, por tanto, desplazamientos de cero emisiones que deben ser considerados como prioritarios en la Zona de Bajas Emisiones”, explican.
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