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Sobre este blog

Espai que combina l’actualitat al voltant de les polítiques de les administracions valencianes en matèria de memòria democràtica i exhumació de fosses amb continguts més especialitzats sobre la història de la repressió franquista i els avanços en les investigacions acadèmiques. Reportatges, entrevistes, actualitat, opinions, informació sobre recerques universitàries o publicacions...

El historiador de la violencia ultra en la Transición valenciana: “La mayoría de las acciones quedaron impunes”

El historiador Borja Ribera.

Lucas Marco

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El historiador Borja Ribera (Valencia, 1987) es autor de Una historia de violencia. La Transición valenciana (1975-1982), editado por Tirant lo Blanch y basado en su tesis doctoral. Ribera ha analizado, con las limitadas fuentes disponibles, todos los episodios de violencia política acaecidos durante la Transición en el País Valenciano, la inmensa mayoría cometidos por la extrema derecha y el movimiento anticatalanista. Una visión territorializada que induce al investigador a pensar que las cifras totales de violencia política en el conjunto de España están infrarepresentadas. Con una estimación prudente, sería una “media de unos ocho incidentes diarios”, afirma en esta entrevista con elDiario.es.

¿Por qué se interesó por la violencia política en la transición valenciana?

Es un tema que desde muy joven me ha generado una enorme curiosidad y del que siempre tuve la sensación que nos faltaba mucho por saber. También estoy convencido de que para conocer la verdadera dimensión de la violencia política en el conjunto de la Transición son necesarios estudios territoriales. El recuento más completo que teníamos hasta ahora, el de la historiadora francesa Sophie Baby, nos hablaba de un mínimo de 3.200 episodios de violencia política ocurridos en España entre la muerte de Franco y la primera victoria electoral del PSOE. A partir de mi propia investigación, y aunque no puedo dar una cifra exacta, estoy en condiciones de afirmar que solo en el País Valenciano hubo más de mil.

Es posible que el número total de episodios de violencia política ocurridos en España a lo largo de la Transición esté más cerca de 30.000 que de 3.000, lo cual es una auténtica barbaridad

Según el recuento propuesto por Baby fueron 111, esto es una cifra al menos nueve veces inferior a la real según mis cálculos, por lo que resulta evidente que el número que da esta autora para el conjunto de España debe quedar también muy por debajo de la realidad. Es posible que el número total de episodios de violencia política ocurridos en España a lo largo de la Transición esté más cerca de 30.000 que de 3.000, lo cual es una auténtica barbaridad. Suponiendo que fuesen 20.000, que es una estimación prudente, estaríamos hablando de una media de unos ocho incidentes diarios.

¿Qué especificidades tuvo el territorio valenciano en relación con la violencia política en el resto de España?

Quiero subrayar que nos falta mucho por saber sobre la Transición a nivel territorial, en particular en lo referido a la violencia política. Dicho esto, en función de lo que conocemos, el caso valenciano se distingue porque la violencia la ejercieron la ultraderecha y sus aliados de forma prácticamente unilateral. De las acciones en principio más graves, que son las que he podido clasificar, tres cuartas partes fueron obra de esos grupos; la extrema izquierda y los grupos independentistas fueron responsables de algo más del 15%, mientras que la responsabilidad del 10% restante es dudosa o desconocida.

¿Qué papel jugó la UCD?

Después de las elecciones de 1977 cristalizó en Valencia un movimiento anticatalanista que desde sus inicios se mimetizó con la ultraderecha y que más tarde se alió con UCD. De cara a las elecciones de 1979 el Grup d'Acció Valencianista (GAV), la organización anticatalanista más radical, firmó un pacto con el partido centrista que implicó, entre otras cosas, que varios miembros del GAV fuesen en las listas de UCD. Esta alianza de UCD con grupos radicales es otra de las peculiaridades de la Transición valenciana, y de hecho puede decirse que el GAV fue una suerte de puente entre la ultraderecha, con la que compartía tumultos, y UCD, con la que compartía listas electorales. Pero la cosa fue más lejos el 9 de octubre de 1979: está demostrado que cargos de UCD promovieron un disturbio que derivó en unos incidentes gravísimos.

El GAV fue una suerte de puente entre la ultraderecha

Por otro lado, aunque la persecución de la cultura por parte de la ultraderecha no es un fenómeno específicamente valenciano, aquí alcanzó cotas particularmente altas: un escritor como Joan Fuster recibió dos atentados con bomba en su domicilio, el catedrático Manuel Sanchis Guarner uno, la Universitat de València recibió un atentado con bomba en vísperas de la muerte de Franco y otro en 1981, instalaciones de la misma universidad fueron tiroteadas en, al menos, una ocasión. También fueron atacados al menos tres cines, dos espacios culturales y otros tantos espectáculos musicales. Atentados contra librerías hubo casi treinta.

 ¿Qué papel jugó el movimiento anticatalanista?

El movimiento anticatalanista, casi siempre mezclado con la ultraderecha, tuvo un protagonismo muy visible en la violencia tumultaria. En lo que es sin duda otra de las grandes singularidades de la Transición valenciana, hubo decenas de tumultos que con frecuencia acabaron con autoridades democráticas de izquierda agredidas. El alcalde de Valencia llegó a ser golpeado varias veces en un mismo día. Esto ocurría a menudo ante la pasividad de la policía, la cual obedecía, no lo olvidemos, a un gobernador de UCD. También hay un caso documentado en que la Guardia Civil desoyó las llamadas de auxilio de un alcalde, esta vez el de Catarroja. Por lo que respecta a la violencia más netamente terrorista, las pruebas disponibles indican que los responsables hay que buscarlos sobre todo en la extrema derecha tradicional. Sí hubo, no obstante, acciones de poca envergadura y amenazas hechas en nombre de unos supuestos comandos anticatalanistas.

El movimiento anticatalanista, casi siempre mezclado con la ultraderecha, tuvo un protagonismo muy visible en la violencia tumultaria

Unos reportajes firmados por el periodista Xavier Vinader a mediados de 1979 aportan pruebas bastante sólidas de que muchas de las acciones más graves cometidas hasta esa fecha en el País Valenciano vinieron del entorno del partido de extrema derecha Fuerza Nueva; es posible incluso que en la sede de dicho partido se prepararan artefactos explosivos. Pero lo cierto es que la frontera entre anticatalanismo y ultraderecha es extremadamente difusa y, de hecho, sabemos que en la fundación del GAV participaron personas vinculadas al sindicalismo vertical franquista.

¿Qué supuso en cifras la violencia en la transición en el País Valenciano?

He clasificado 162 acciones a priori de mayor gravedad referidas únicamente a la violencia contestataria, donde he incluido: asesinatos, atentados con bomba, incendios y asaltos de establecimientos, asaltos a domicilios, incendios de vehículos, ametrallamientos de edificios y agresiones a autoridades. De esas 162 acciones graves, 68 fueron atentados con bomba. Fuera del conteo han quedado las agresiones callejeras, los ataques con cócteles molotov y otros atentados de menor entidad. También hubo decenas de acciones de motivación política dudosa pero a menudo plausible, así como una enorme cantidad de atracos cometidos por grupos terroristas. Aparte quedarían las amenazas falsas de bomba y otras coacciones, los choques en manifestaciones y el conjunto de la violencia policial.

Es muy difícil contar todos los episodios violentos, pero es seguro que estos sobrepasan holgadamente el millar

A la vista queda que es muy difícil contar todos los episodios violentos, pero es seguro que estos sobrepasan holgadamente el millar. Con todo, a pesar de estas sobrecogedoras cifras, la mortalidad fue relativamente baja, con un máximo de catorce muertos y un mínimo de nueve. Esta horquilla se debe a que hubo cinco personas asesinadas en atracos susceptibles de ser cometidos por terroristas, pero cuya responsabilidad no es segura. La cifra de muertes queda, en cualquier caso, muy lejos de la de otros territorios como País Vasco, Navarra, Madrid o Cataluña. 

¿Fue una violencia impune?

La mayoría de las acciones más graves quedaron impunes, y eso que hubo medios de comunicación que dieron pistas bastante solventes y precisas sobre los posibles responsables. Sí que hubo, no obstante, un grupo de posible naturaleza parapolicial y varias bandas de atracadores integradas por ultraderechistas que fueron desarticuladas. También hubo una contundente operación policial contra grupos armados de extrema derecha desarrollada en varias ciudades españolas entre finales de 1980 y principios de 1981 que tuvo un fuerte impacto en Valencia, pero por lo que sabemos los detenidos apenas pasaron unos meses en prisión. En cualquier caso, la mayor parte de las acciones más graves nunca se han resuelto.

Fue el caso de los atentados contra el ensayista Joan Fuster.

Tras el primer atentado sufrido por Joan Fuster unos vecinos lograron anotar el modelo, el color y una parte de la matrícula de un coche que huyó a toda velocidad. En el caso del segundo, que no causó muertos de puro milagro, se abrieron diligencias por un delito menor de daños y en un mes la causa fue sobreseída y archivada. Este segundo atentado es particularmente inquietante, porque pudo ser una represalia por otro atentado cometido un día antes por Terra Lliure contra la sede del Gobierno Civil de Valencia. También hubo dos atentados en 1976 en los que los objetivos recibieron casi a la vez sanciones económicas. Como dijo la revista Dos y Dos: ''Multa por un lado y bombazo por el otro. Asombrosa coincidencia''.

En varios episodios especialmente graves la desidia de la policía fue clamorosa y más teniendo en cuenta que había autoridades en peligro

La violencia tumultuaria también quedó casi siempre impune. En varios episodios especialmente graves la desidia de la policía fue clamorosa y más teniendo en cuenta que había autoridades en peligro. Su comportamiento era muy diferente cuando las manifestaciones eran de signo izquierdista, en las cuales hubo cuatro muertos y centenares de heridos y detenidos. 

¿Qué fuentes ha empleado?

Mi investigación se ha basado, sobre todo, en fuentes hemerográficas. No hay otra forma de hacer un recuento serio de acciones violentas. Limitarse a las cifras que aparecen en las memorias de los gobiernos civiles no sólo es insuficiente, sino también engañoso. Las del Gobierno Civil de Valencia, que son las que he leído y contrastado, están enormemente sesgadas, por no decir manipuladas. En ellas apenas se mencionan atentados de la extrema derecha. De hecho, al menos las de Valencia, son más valiosas por lo que callan que por lo que dicen. Por supuesto, también he visitado varios archivos, dónde he consultado, aparte de las memorias del Gobierno Civil, unos cuantos documentos interesantísimos.

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