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Espai que combina l’actualitat al voltant de les polítiques de les administracions valencianes en matèria de memòria democràtica i exhumació de fosses amb continguts més especialitzats sobre la història de la repressió franquista i els avanços en les investigacions acadèmiques. Reportatges, entrevistes, actualitat, opinions, informació sobre recerques universitàries o publicacions...

'Puerta del Sol': el retrato autobiográfico del pintor Ricardo Bastid sobre la represión franquista en la Dirección General de Seguridad

Ricardo Bastid pintando un mural en 1957.

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“El régimen franquista no perdona”. Así describe Milde Tomás, sobrina del pintor y escritor Ricardo Bastid (Valencia, 1919 - Buenos Aires, 1966), su segunda lectura de la novela Puerta del Sol, escrita por su tío en el exilio en Buenos Aires y que la delegación de Memoria Histórica de la Diputación de Valencia acaba de reeditar. La sobrina del pintor lleva años batallando para que la obra de su tío, cuyas pinturas alberga en un museo doméstico, sea reconocida. La mujer cuenta con el apoyo de los investigadores Pablo Allepuz y Óscar Chaves, dos jóvenes especialistas en arte, represión y exilio encargados de la reciente edición de la novela inédita del pintor Los años enterrados (Renacimiento, 2021), que han localizado una decena de obras del artista dispersas en colecciones privadas en Buenos Aires.

La novela, una suerte de monólogo interior a modo de memorias, retrata la experiencia de Bastid y su paso por la sombría Dirección General de Seguridad, localizada durante la dictadura en la Puerta del Sol en Madrid. Pese a ser un valioso testimonio de primera mano sobre la represión franquista, la obra permanecía descatalogada desde su edición durante el exilio argentino del autor. 

“Pienso que no es lectura fácil y, de pronto, sorprende pero cuando más conoces la figura de Bastid, su biografía y su forma de llegar al lector o al que contempla sus lienzo, comprendes que está expresando desde lo más hondo de su espíritu aquello que le atormenta y no es tan complicado seguir a Juan, su alter ego, reconocer su historia y compartir con él la supervivencia entre interrogatorio e interrogatorio, el miedo y los deseos de vivir otra vida”, reflexiona su sobrina, convertida en custodia y divulgadora de la obra del artista.

El investigador Óscar Chaves considera que Puerta del Sol “no deja de ser una mirada de alguien que ha ido acumulando experiencias de una violencia incluso expandida”. Así, Bastid pretende “abordar una especie de paradigma del sujeto represaliado”, agrega. El pintor y escritor, de una familia de clase media acomodada, disfrutó de una educación tolerante en las instituciones educativas republicanas y se integró en la Federación Universitaria Escolar (FUE), de la cual fue uno de sus máximos exponentes en Valencia.

En su adolescencia cultivó al amistad de personajes como Ricardo Muñoz Suay, Vicente Soto o Ricardo Orozco, que mantendría hasta su trágica y prematura muerte en el exilio. Tras combatir en las filas comunistas durante la Guerra Civil, el pintor se escondió en Valencia durante la posguerra mientras la Brigada Político Social, la policía política de la dictadura, lo buscaba. En 1946, Bastid se traslada a Madrid junto con Ricardo Muñoz Suay para cumplir la arriesgada misión encargada por el Partido Comunista de España (PCE) de reorganizar la FUE. Allí es detenido, torturado y encarcelado en Alcalá de Henares y en las Ventas. 

Tras obtener la libertad condicional el 13 de marzo de 1949, el artista consigue permiso como copista en el Museo del Prado y se casa con Carmen Tapia Guevara, a la que había conocido en el entorno de la FUE. Seis años después, Ricardo Bastid vuelve a ser detenido y pasa tres meses en los infaustos calabozos de la Dirección General de Seguridad (DGS). El 16 de julio de 1956, dos décadas después del final de la Guerra Civil, logra cruzar la frontera francesa y se exilia definitivamente en Buenos Aires.

El pintor forma parte de una generación que era muy joven durante la contienda y que se exilia dos décadas después de la victoria del bando franquista. “Hay algo importante en figura de Bastid y en esta novela: dejar de pensar la represión franquista con una temporalidad muy estrecha, igual que el exilio”, explica Pablo Allepuz. Óscar Chaves destaca la visión “compleja y poliédrica” del texto y cataloga a Bastid como “alguien que ha tenido que sufrir la violencia en muchas manifestaciones diferentes”.

Milde Tomás ha vuelto a leer la novela para la nueva edición: “Describe a la perfección esa forma sutil de represión de que no le van a dejar en paz y pienso que ese es el motivo del exilio tardío”. “Tras salir en libertad condicional (otra vez), recibir una citación meses después, ser avisado de que el fiscal había pedido la pena de muerte para él y, ante la posibilidad de no librarse esta vez del paredón, no hay otra que huir lo más rápidamente del país”, señala la sobrina de Bastid.

Los investigadores han rastreado los sumarios contra Ricardo Bastid e incluso el expediente de la censura franquista que denegó la publicación de la novela en España. Así resume el censor la obra: “Un detenido político en 1955 en la Dirección General de Seguridad cuenta su historia política. Se trata de un enlace del partido comunista dedicado entre otras cosas a formar barullo en la universidad”.

La obra fue publicada en la editorial Losada en 1959, la casa en la que Bastid trabajó durante su exilio en Buenos Aires. Tras la muerte del pintor en 1966, su familia —primero su padre, luego su hermana y actualmente su sobrina Milde— se movilizó para recuperar la obra pictórica de Bastid, dispersa en colecciones privadas, y también para poner en valor las novelas publicadas y el teatro inédito. “Han atesorado su obra y han batallado 60 años después para volver a editar esta novela”, sentencia Pablo Allepuz.

El investigador ha localizado en Buenos Aires una decena de obras de Ricardo Bastid en un trabajo de tintes detectivescos. “Hemos encontrado más facilidades para recuperar obra de Bastid como escritor y, sin embargo, su obra plástica resulta mas difícil de localizar aunque se le considera antes pintor que escritor”, explica Allepuz.

El joven investigador buscó en páginas web de genealogías y en redes sociales los apellidos de descendientes de las personas que retrató Bastid durante su periodo de exilio. “A veces por causalidades y otras por intuiciones y con búsquedas hasta debajo de las piedras, uno consigue algún tipo de dato para tirar del hilo. Es un puzzle con muchas piezas, no sabes ni qué tamaño ni qué forma tiene pero van apareciendo”, relata.

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