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Turismo rojinegro: rutas por la Valencia anarquista desde la sede de la ministra Federica Montseny hasta los centros 'okupados'

Lucas Marco

21 de mayo de 2021 22:07 h

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Antes de la pandemia, en el centro de Valencia abundaban los grupos de turistas moviéndose de un lado a otro mientras un guía les explicaba los lugares más emblemáticos de la ciudad. Esas rutas suelen obviar la huella rojinegra que el anarquismo dejó en la ciudad, durante la Guerra Civil y especialmente cuando Valencia fue capital de la República.

Los ministros de la CNT, los únicos cargos gubernamentales que ha tenido el anarcosindicalismo en su larga historia, tenían las sedes de sus departamentos, como Justicia (en manos de Juan García Oliver) o Sanidad (a cargo de Federica Montseny) en palacios señeros. Algunos de esos lugares, como el Ministerio de Sanidad de Montseny en el Palacio del Marqués de Campo, frente al Arzobispado, cuentan con una discreta placa explicativa. Pero poco más.  

Una guía, con edición a cargo de Francisco Collado y la colaboración de los historiadores Vicent Bellver, Carme Bernat y María Menouni, ha sacado a la luz más de 250 lugares de la ciudad en los que el movimiento libertario ha dejado su huella. Rutes per la València anarquista, editado por el 'Espai lliure d'aprenentatge El Punt', conecta el anarquismo de los años 30, cuando la CNT llegó a tener 53.000 afiliados en el territorio valenciano, con el resurgimiento del movimiento a partir de la transición y los centros sociales okupas en la década de 1990.

El libro recoge la efervescencia de ateneos, sedes culturales y de organizaciones como Mujeres Libres o la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias que afloraron en Valencia, especialmente cuando se convirtió en capital de la República. “Eran lugares muy importantes de socialización y de divulgación del anarquismo”, explica el editor de la guía.

La publicación, con abundante material gráfico, repasa también los cambios en la nomenclatura en el callejero de València durante los años de la Guerra Civil, cuando la Gran Vía del Marqués del Turia pasó a llamarse Gran Vía de Durruti o la calle de los Ángeles pasó a ser la de los Iconoclastas. La idea de la peculiar guía urbana, según explica Francisco Collado a elDiario.es, surgió de una ruta que reunió a 80 personas hace cuatro años, organizada en el marco de la Mostra del Llibre Anarquista, que cada año reúne a distribuidoras y editoriales de materiales ácratas en la Plaza de El Carme. 

Las 12 rutas que componen la guía, destaca Collado, abarcan todos los barrios de València, desde el centro de la ciudad hasta la zona marítima de El Cabanyal e incluye también los lugares de la represión hacia el anarquismo, antes y después de la dictadura franquista. Una de las fuentes más importantes del material gráfico proviene del archivo del fotógrafo Finezas, actualmente disponible en la Biblioteca Valenciana, un precioso testimonio visual de la València de la Guerra Civil.

A ello se suman fotografías de las últimas tres décadas del movimiento okupa y de sus emblemáticos espacios: desde el mítico Kasal Popular hasta el CSO L'Horta, en el barrio de Benimaclet. “La guía está pensada para gente autóctona de Valencia y contiene planos muy esquemáticos pero también puede servir de exploración, como un paseo de descubrimiento, para alguien que no conozca la ciudad”, dice Collado.

El barrio de El Carme, uno de los epicentros del movimiento ácrata en Valencia, con lugares emblemáticos como el ateneo Al Margen (tres décadas de historia, actualmente situado en la calle de Palma número 3, muy cerca del primer edificio okupado en la capital del Turia), ha sufrido un acelerado proceso de gentrificación que ha expulsado a muchos vecinos, según lamenta Collado en un paseo guiado con este diario. Los bares y cafés que reunían a gente del movimiento anarquista, entre otros, o ya no existen (como el mítico Vito Lumbagui) o ya no son exactamente lo que eran (como el Café Museu).

La ruta con Collado acaba en la entrada del Museo de Soldaditos de Plomo L'Iber, en la calle de Caballeros (calle de la Metalurgia durante la era republicana). Ahí estuvo la sede del Ministerio de Justicia, con Juan García Oliver a la cabeza, el mítico dirigente anarquista que pasó de expropiar bancos a mano armada a llevar la cartera de ministro. Desde luego, Valencia ya no es lo que era.

Antes de la pandemia, en el centro de Valencia abundaban los grupos de turistas moviéndose de un lado a otro mientras un guía les explicaba los lugares más emblemáticos de la ciudad. Esas rutas suelen obviar la huella rojinegra que el anarquismo dejó en la ciudad, durante la Guerra Civil y especialmente cuando Valencia fue capital de la República.

Los ministros de la CNT, los únicos cargos gubernamentales que ha tenido el anarcosindicalismo en su larga historia, tenían las sedes de sus departamentos, como Justicia (en manos de Juan García Oliver) o Sanidad (a cargo de Federica Montseny) en palacios señeros. Algunos de esos lugares, como el Ministerio de Sanidad de Montseny en el Palacio del Marqués de Campo, frente al Arzobispado, cuentan con una discreta placa explicativa. Pero poco más.