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Mercedes Sanz-Bachiller: biografía de una longeva jerarca falangista

La dirigente falangista Mercedes Sanz-Bachiller.

Lucas Marco

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Mercedes Sanz-Bachiller (Madrid, 1911-2007) fue, junto con Pilar Primo de Rivera, la más importante dirigente falangista durante la dictadura franquista. Viuda del dirigente Onésimo Redondo, Sanz-Bachiller era conocida hasta ahora por su enfrentamiento con Pilar Primo de Rivera, hermana del fundador de Falange, durante los años de disputa en la contienda y en la posguerra entre las diferentes familias del nuevo régimen instaurado en España tras la victoria del bando franquista en la Guerra Civil.

La historiadora valenciana María Jesús Pérez Espí (Llutxent, 1975) publica el libro Mercedes Sanz-Bachiller. Biografía política (PUV, 2021), en el que desvela aspectos hasta ahora desconocidos de la larguísima carrera política de la dirigente falangista. “En los estudios sobre el franquismo, estas mujeres que tuvieron un poder político no habían sido estudiadas”, declara a elDiario.es la historiadora, quien aporta una “visión más cercana en términos políticos”, más allá de la perspectiva “absolutamente masculinizada del poder franquista”.

Sanz-Bachiller inició su carrera política tras la muerte de su marido, el dirigente falangista Onésimo Redondo, representante del jonsismo y fallecido en un enfrentamiento con milicianos republicanos el 24 de julio de 1936. La mujer empezó a confeccionar ropa para los soldados del bando sublevado en el frente y fue nombrada jefa provincial de la sección femenina de Valladolid. Sanz-Bachiller fundó el Auxilio de Invierno / Auxilio Social, que dirigiría entre 1936 y 1940. Inspirado en el modelo nazi alemán que había conocido de primera mano su segundo marido Javier Martínez de Bedoya. “En Valladolid había una enorme cantidad de niños abandonados por las calles”, recuerda la biógrafa, que ha podido acceder al archivo personal de Sanz-Bachiller.

A partir de 1937 empiezan los enfrentamientos con Pilar Primo de Rivera, dirigente de la sección femenina de Falange, en el contexto del diseño del nuevo Estado franquista capitaneado por Ramón Serrano Súñer, cuñado del dictador. “Serrano ve claramente que necesita el apoyo de un sector falangista, conocido como legitimista, por la línea que representa José Antonio y no la del jonsismo”. Así, la lucha intestina de los sublevados se salda con la purga de Sanz-Bachiller en el Auxilio Social: “Pilar Primo de Rivera consideraba una afrenta que Franco diese el servicio social de la mujer al Auxilio Social”, explica Pérez Espí.

Ambas dirigentes fueron las dos únicas mujeres que se mantuvieron en la primera línea política del régimen (Sanz-Bachiller hasta 1979). “Se produce”, relata la historiadora, “una contradicción entre el modelo de mujer que defendía la sección femenina para el conjunto de mujeres, sumisión al marido, reclusión en la familia y en el hogar, y el modelo que encarnaba Pilar, que nunca se casó ni tuvo hijos, ni siquiera era ama de casa; estaba dedicada en cuerpo y alma a la sección femenina y a la memoria de su hermano”.

El caso de Mercedes Sanz-Bachiller era ligeramente distinto: “Nunca cuestionó que la mujer tuviera ese rol familiar y maternal pero también defendía que la mujer podía y debía participar en actividades políticas siempre que no descuidara la faceta familiar”, como era su caso (su segundo matrimonio con Javier Martínez de Bedoya fue uno de los motivos de su defenestración inicial). “El discurso de las dos dirigentes y la realidad entraban en contradicción”, señala la autora. “Así como Pilar era una mujer de aspecto y voz débil, Mercedes era todo lo contrario, una líder”, agrega.

Sin estudios superiores, Sanz-Bachiller “tenía una gran capacidad para liderar equipos, sabía contactar con quien tenía los conocimientos y dirigirlos”. La biógrafa ha desvelado en su trabajo de reciente publicación aspectos desconocidos hasta ahora de la segunda etapa política de Sanz-Bachiller, entre 1940 y 1979, como vocal del Instituto Nacional de Previsión, jefa nacional de la Obra Sindical de Previsión Social y procuradora de larga trayectoria en las Cortes franquistas. “Trabaja desde esos cargos con dos objetivos: llevar los seguros sociales a las zonas rurales y el sistema de mutualismo de los llamados seguros libres”, explica la historiadora, que ha consultado la documentación interna de estos organismos en varios archivos.

En 1957, con la caída del ministro de Trabajo, José Antonio Girón de Velasco, con el que Sanz-Bachiller mantiene una “progresión muy positiva”, la dirigente falangista se centra en el trabajo legislativo de las Cortes, un auténtico agujero de franquistas sombríos elegidos a dedo. Así, Sanz-Bachiller trabaja principalmente en los proyectos de ley de derechos profesionales y de trabajo de la mujer, de 1961, y del régimen especial agrario de la Seguridad Social, en 1965. También se integra en la Unión Interparlamentaria, un organismo internacional que la lleva incluso a viajar a Teherán. 

“Pilar y Mercedes eran una minoría muy minoritaria dentro de la estructura del régimen, eran privilegiadas pero también sufrieron en ciertos momentos ese cuestionamiento por ser mujeres”, dice la biógrafa. Sanz-Bachiller se mantuvo la friolera de ocho legislaturas seguidas en activo. Murió en 2007, a los 96 años.

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