Algunos de los asistentes solo parecían interesados en el coloquio en criticar en nombre de la libertad de elección la supresión de aulas concertadas de bachillerato. Una de las intervenientes llegó a recurrir para ello al supuesto testimonio de su empleada doméstica, supuesta “votante de Compromís” y no menos supuestamente enfadada con esa decisión del Consell. “¿Verdad que si en nombre de la libertad de elección quiero llevar a mis hijos al Caxton College o a un internado en Suiza no tiene sentido que me lo paguen? ¿Y si resulta que quiero que me operen en la Quirón?”, preguntó Mónica Oltra al explicar que el gobierno del Botánico no va a permitir una segregación educativa como la que propició el PP porque todos los centros sostenidos con fondos públicos deben cumplir las mismas reglas.
En una conferencia en el Club de Encuentro Manuel Broseta, la vicepresidenta de la Generalitat y líder de Compromís, desplegó este miércoles su concepción de la política social con un énfasis especial en defender las actuaciones “valientes” del Consell y fundamentarlas en una concepción “inclusiva” de los derechos ciudadanos.
“Las políticas sociales deben ser tan universales como la educación y la sanidad”, argumentó Oltra, que añadió que hay que superar la idea de que esas políticas se dirigen a minorías. “Cerca de 1,2 millones de valencianos viven en la pobreza o están en riesgo pobreza”, señaló. “Eso es una inmensa minoría”.
Oltra, como consellera de Igualdad e Inclusión Social, apeló a su convicción de que hay que poner los derechos sociales al nivel de otros derechos ciudadanos. Y puso en dedo en la llaga con una imagen. “La pobreza se hereda en un 80%. Si eso ocurriera con una enfermedad se pondrían todos lo medios para combatirla”.
El gobierno del Pacto del Botànico, dijo, trabaja para “impulsar pequeños cambios, irreversibles y valientes, que mejoran y mejorarán la vida de los valencianos y valencianas”. La valentía en política, añadió, es “ser conscientes de que los poderes públicos somos la única garantía que tienen las personas y los colectivos más vulnerables para defender sus derechos”.
Las personas con prestación por dependencia en la Comunidad Valenciana, según Oltra, han pasado en estos dos años de 41.955 a 56.406 y la lista de espera se ha reducido de 44.686 a 29.910 personas; 438.795 personas padecen algún tipo de diversidad funcional; hay 220.700 hogares monoparentales, en el 80% de los cuales la persona principal es una mujer; hay más de un millón de pensionistas, una tercera parte mayores de 75 años; hay más de 3.800 niños y niñas tutelados por la Generalitat; más de 4.000 mujeres víctimas de violencia de género; o 479.200 personas no tienen trabajo, aunque la tasa de desempleo ha bajado del 32,9% al 30,5%.
Este panorama ha de servir, según la vicepresidenta, para impulsar “una sociedad de personas que cuidan a personas”. Y apostó por la repercusión económica de ese nuevo paradigma al ofrecer el dato de que cada millón de euros invertido en políticas sociales reporta la creación de 27 puestos de trabajo.
Oltra criticó la infrafinanciación de la Comunidad Valenciana, que le llevó a criticar con dureza una frase del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que habría afirmado: “El que no llora no mama”. “Eso querrá decir que los políticos han de ser unos mamones. Se podría decir que Montoro se está proyectando”, comentó.
En una mirada más amplia, Oltra consideró que son dos los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad: “el aumento insostenible de las desigualdades y el cambio climático”. La inestabilidad política, que genera fenómenos como los de Donald Trump o Marine Le Pen, obedece en su opinión a esos dos grandes problemas. “No es casual la alarmante acumulación de bienes materiales y recursos naturales en muy pocas manos”, advirtió.