Que el motociclismo es un deporte masculinizado no sorprende a nadie. Tan sólo una mujer compite actualmente en el Mundial, la toledana María Herrera, que corre en Moto 3 gracias al apadrinamiento del televisivo cocinero Karlos Arguiñano. Si pensamos la imagen de la mujer que transmite el deporte de las dos ruedas, ésta está relacionada, principalmente, con las azafatas que cada Gran Premio aguantan la sombrilla junto al piloto de turno antes del comienzo de cada carrera. Precisamente, el ayuntamiento de Jerez solicitó a la organización del Mundial que no utilizara a las mujeres como “adorno” o “reclamo” en el Gran Premio que se disputa este fin de semana en el circuito gaditano.
No obstante, esa imagen, aunque poco a poco, está comenzando a cambiar y cada vez son más las mujeres que aparecen en el paddock como pilotos, mecánicas, ingenieras, comisarias de pista o directivas. Un ejemplo de ello es un equipo valenciano, el Champi Women Racing impulsado por el campeón del Mundo Manuel 'Champi' Herreros. Se trata de una iniciativa pionera, ya que sus tres pilotos son mujeres (Pakita Ruiz, Mari Calero y Claudia Sepúlveda), así como la mecánica Laura Marcos, las ingenieras Raquel Bartual y Sara Cabanillas, además de Amparo Mora ('project Manager') y Amparo Bielsa en Administración.
La idea parte de 'Champi' Herreros (coincidió en la pista con pilotos como Ángel Nieto, Jorge Martínez 'Aspar' o Álex Crivillé y se proclamó campeón del Mundo de 80 cc en 1989 con Derbi), quien en 2016 decide ponerla en marcha: “De todas las cosas que te rondan por la cabeza cuando te acuestas por la noche, en la que centras tus esfuerzos es en la que no te deja dormir, y éste fue el caso”. No obstante, reconoce que el camino es complicado: “Lo fácil lo hace cualquiera y la edad te hace apostar por lo complicado y, como en este caso, cuando ves que la gente se lo cree, crecen tus ánimos y ves que puede salir adelante”.
Sus dos principales inspiraciones, reconoce, fueron su madre, “que sacó adelante a diez hijos viviendo en un cuarto piso sin ascensor y siempre con una sonrisa en los labios”, y Taru Rinne, la primera mujer que puntuó en el Mundial de Motociclismo y con la que coincidió sobre la pista. Y en cuanto a sus objetivos, “transmitir mis conocimientos, crear algo que quede el día de mañana, comenzar algo nuevo y, de paso, abrir un camino que esperamos que se convierta en una autopista y que cualquier chica que quiera entrar en este mundo pueda hacerlo sin problemas”.
Así, el pasado año se ponía en marcha el Champi Women Racing, que tiene a dos pilotos (Pakita Ruiz y Mari Calero) en el recientemente creado Campeonato Femenino de Velocidad y que también van a disputar alguna prueba del Campeonato de España de Velocidad y otra (Claudia Sepúlveda) en SMRoad en el Nacional de Supermoto. La meta, explican, es poder tener un equipo en el Campeonato de Europa en un plazo de dos años, aunque reconocen que es difícil por el coste económico que ello supone: “Actualmente tenemos un presupuesto de unos 150.000 euros y competimos con equipos que disponen, de media, con una partida dos veces superior, mientras que para disputar el Europeo necesitaríamos mínimo medio millón de euros”.
“A esas cifras cuesta mucho llegar y sólo lo logramos, parcialmente, gracias a nuestros patrocinadores”, advierten. Y apuntan que resultan insignificantes si se comparan con lo que se baraja en el Mundial de Motociclismo: “Allí, el presupuesto más modesto está en torno a los catorce millones de euros, por lo que es algo que de momento no nos podemos ni plantear”.
Competir con hombres
“Cuando llegué a este mundo, lo cierto es que tenía ciertos prejuicios y recelos sobre cómo iba a ser recibida, pero lo cierto es que la experiencia es genial”, confiesa Laura Marcos, mecánica del equipo, quien asegura que ha sido muy bien recibida por sus compañeros hombres: “Nunca he tenido ningún problema, y eso que tanto cuando estudiaba como ahora era la única mujer”. “Creo que si no hay más mujeres es más porque no existe un interés que por otra cosa”, sentencia Marcos, al tiempo que relata que, “evidentemente, algún caso de machismo puede haber, pero yo, por suerte, no he tenido ninguna experiencia en esta línea”.
En el caso de las pilotos, las cosas son algo diferentes. Tanto Pakita como Mari reconocen que se han encontrado con casos de hombres que les han dado la enhorabuena y les han felicitado por su pilotaje: “Me era imposible seguir tu trazada”, como que también los hay a quienes no les ha sentado nada bien el ser adelantados por una mujer. En este sentido, Pakita, que a sus 19 años ya lleva una larga trayectoria en la competición en diferentes categorías, apunta cómo cuando era más joven quienes peor se lo tomaban eran los padres de sus rivales: “Los padres son lo peor, les recriminaban que les hubiera ganado una chica”.
Las tres pilotos -Pakita (19 años), Mari (28 años) y la benjamín del equipo Claudia (15 años)- reconocen que es muy complicado, ya no sólo por el hecho de ser mujer, “podemos ganarle a cualquiera”, sino porque se trata de un deporte muy costoso en el que una caída que deje la moto en mal estado puede dar al traste con la temporada al no disponer de recursos para repararla“.
En cuanto a las aspiraciones, cada una se pone unas metas diferentes. Mientras Pakita, que empezó de muy niña a competir, tenía muy claro desde hace años que su objetivo era llegar a Moto GP: “Soy consciente de que es muy complicado y de que cuesta mucho, pero por mí no va a quedar”; Mari Calero es más realista: “Estoy viviendo una experiencia muy bonita y lo que quiero es pasármelo bien y vivir el momento”, ya que tal vez ha llegado un poco tarde a la competición. “Yo me saqué el carné a los 20 años y a escondidas y no fue hasta hace dos años cuando empecé a competir en serio”, relata la piloto más veterana, quien insiste en que lo pasaría mal corriendo sin poder competir al mismo nivel que sus rivales.
El caso de Claudia es similar al de Pakita. Comenzó a correr con siete años de la mano de su padre: “Ahora me gustaría pasarme a la velocidad y llegar al Europeo, pero soy consciente de que para eso es necesario mucho esfuerzo por mi parte, además de recursos”.
Lo que cada vez llama menos la atención es el hecho de que sean un equipo compuesto por mujeres: “Es algo que al principio sí que veían como algo extraño, llamábamos la atención, pero después de un año compitiendo ya no existe esa mirada curiosa que sí que podíamos observar hace unos meses. Ya nos conocen y saben que estamos aquí para quedarnos”, apuntan. “Lo que estamos haciendo es abrir un camino del que espero que se puedan beneficiar quienes vengan detrás”, explica Calero.
Sobre esta escasa (aunque cada vez mayor) presencia femenina en los circuitos, Amparo Mora, socia de 'Champi' Herreros, reconoce que este proyecto se les presentó como un “super reto”: “Vemos que cada vez es mayor la presencia de aficionadas en los circuitos, así como también en la organización pero llama la atención que estén tan poco visibilizadas”. Por ello, lo que pretenden es buscar referentes femeninos en el mundo de las motos más allá del tópico de las azafatas: “No deja de dar rabia que el referente siempre esté relacionado con la belleza, cuando en realidad somos muchas las profesionales que estamos alrededor en todos los ámbitos, aunque es una vinculación que está invisibilizada y que nosotros queremos dejar patente”. “Cuesta, pero estamos en ello”, puntualiza Mora, que apunta el principal inconveniente para facilitar ese acceso la falta de experiencia: “Hablamos de capacidades, que son las mismas para hombres y para mujeres, nosotros ofrecemos esa posibilidad de coger experiencia”.
Valencia, escuela de pilotos
El Champi Women Racing tiene su sede en el Circuit Ricardo Tormo de Cheste, en Valencia, donde 'Champi' Herreros reconoce que ha habido tradicionalmente una importante cantera de pilotos. Ahora, apunta se está trabajando bien en la promoción de los nuevos valores gracias a programas como 'Cuna de Campeones' que desarrolla la Diputación de Valencia a modo de becas: “Hasta treinta equipos se benefician de estas ayudas”.
Una situación que contrasta con lo que sucedía hasta hace bien poco, cuando las ayudas públicas, que eran mucho mayores, únicamente se destinaban al 'Aspar Team', un equipo de élite. Con ello se dejó de lado a esa cantera de jóvenes valores, lamenta 'Champi', quien también considera un error la inversión que se hizo en el circuito urbano de Valencia para acoger el gran premio de Fórmula 1 -una gestión actualmente judicializada-: “Yo hubiera invertido en el Circuit, lo hubiera ampliado, adaptándolo también para la Fórmula 1 y convirtiéndolo en la gran casa de toda la familia del motor, pero a mí nadie me preguntó”.