Un móvil y el mismo error: así chivó la exjefa de los funcionarios valencianos con el PP las respuestas de una oposición a una amiga de Vox

Lucas Marco

11 de marzo de 2021 22:16 h

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“Nunca en 14 años había visto algo así”. Los testigos que han desfilado ante la sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia en el juicio contra la exdirectora general de Función Pública con el PP, acusada de pasar supuestamente las respuestas de un examen de oposición a una amiga de su Falla, han relatado los hechos con una mezcla de perplejidad e indignación. “Es inaudito que una vigilante ayude a una opositora”, ha dicho la jefa de servicio encargada de la supervisión de la prueba.

El sábado 10 de marzo del 2018 un puñado de opositores se enfrentaba a una prueba para acceder a la plaza de técnico superior de la Administración de la Generalitat Valenciana, del grupo A, en unas instalaciones universitarias. Una de las funcionarias encargadas de vigilar la prueba ha declarado que Ana Brugger, la exjefa de los funcionarios valencianos, saludó y besó a su amiga María Gonzalbez, actualmente asesora de Vox en las Cortes Valencianas, en los pasillos antes de la celebración de la prueba.

Ambas mujeres, vigilante y opositora, acabaron en la misma sala (Brugger ha alegado que el reparto fue aleatorio). Una de las funcionarias que vigilaba la prueba ha dicho que la exdirectora general de Función Pública estuvo sentada detrás de la sala escribiendo en unos folios y consultando su teléfono móvil. La vigilante, que ya sospechaba de la actitud de Brugger, se acercó y se percató de que estaba escribiendo sobre la ley de riesgos laborales, precisamente uno de los temas a desarrollar que había salido en la prueba de oposición. La ex alto cargo del PP se escudó en que eran notas para un manual que nada tenían que ver con la prueba que se estaba desarrollando.

Brugger, según la testigo, “se acercó a la altura de su amiga y del tocho de papeles en blanco cogió los de abajo que estaban escritos y los dejó encima de la mesa” asignada a María Gonzalbez. La vigilante advirtió de la situación a otra compañera que estaba en la sala y se acercó a comprobar si eran los mismos papeles que había rubricado Brugger. La opositora “intentó como apartarlos” y luego “se quedó en blanco y empezó a temblar”. Enseguida detectaron que el tipo de letra de su prueba y el de los papeles que le había pasado Brugger no era el mismo. “Esto es algo que jamás nos ha pasado, no hemos visto nada igual”, ha dicho la testigo.

La otra encargada de vigilar la sala ha destacado que la opositora “opuso resistencia a mostrar los folios” y ha coincidido en que las anotaciones estaban escritas “con otra letra y con otro boli”. De hecho, según el expediente disciplinario por estos hechos, la opositora transcribió las notas supuestamente escritas por Brugger incluyendo el mismo error, tal como ha destacado la abogada de la acusación popular, ejercida por el sindicato CGT. La segunda testigo ha dicho que tiene aprecio hacia Ana Brugger: “Fue una buena directora general y me sabe mal”, ha dicho.

Las funcionarias, tras finalizar el examen, acudieron a la sala de incidencias a comunicar a la jefa de servicio encargada de la supervisión de la prueba las presuntas irregularidades que habían presenciado. Por allí apareció también Brugger quien, según la testigo, les dijo: “No me lo tengáis en cuenta, que ha sido un error, no lo volveré a hacer más”.

Sin aviso al tribunal

La jefa de servicio le dijo a la vigilante que guardara los papeles para comentar el asunto el lunes siguiente y que no indicaran nada de lo sucedido en el acta de la prueba porque previsiblemente Brugger se negaría a firmarla. La funcionaria ha recordado que salió de las instalaciones universitarias “nerviosísima”. “No me parecía bien que no se dejara por escrito”, ha dicho.

La mujer optó directamente por acudir a la Agencia Valenciana Antifraude, el organismo dirigido por Joan Llinares, que acabó custodiando los papeles de Brugger. La testigo ha lamentado que sus superiores no le dejaron avisar al tribunal de la oposición sobre lo que había presenciado. “Yo me veía desprotegida ante lo que estaba sucediendo”, ha declarado. Diez días después, el 20 de marzo, por fin habló con la presidenta del tribunal.

La representante del Ministerio Fiscal, que solicita tres años de inhabilitación para Brugger, ha reconocido que se ha quedado “espeluznada” por la actuación de la administración y ha lamentado que se tratase de “esconder” las llamativas irregularidades al tribunal de la oposición. La fiscal sostiene que las acusadas mantuvieron un “comportamiento muy poco idóneo” y que ha quedado acreditado que Brugger pretendía ayudar a su amiga, acusada como cooperadora necesaria, a aprobar la prueba. “Las plazas no se pueden ni se deben regalar”, ha recordado.

La letrada de la CGT ha asegurado que “con la única intención fraudulenta” de pasar el examen a su amiga, Brugger “solicitó ser vigilante” aquella jornada. “Simuló un documento en un papel oficial de examen que había de pasar por una auténtica respuesta de la examinanda”, ha dicho la letrada del sindicato, quien ha añadido: “Ana Brugger contestó el tema de los riesgos laborales, no María Gonzalbez”. La abogada de la acusación popular ha reprochado a Brugger que aprovechara su nombre “por ser muy conocida en la función pública para, con total impunidad, colocar a su amiga”. “En nuestro sindicato hay gente que se había dejado las pestañas estudiando esta oposición”, ha asegurado. 

El letrado de Ana Brugger ha argumentado que su defendida actuaba aquel día como “personal colaborador” y no como funcionaria. “No consta que se haya generado ningún daño ni contra la administración ni contra las personas y no consta que el examen haya sido impugnado”, ha dicho, incidiendo, además, en que la opositora renunció más tarde a la prueba. El abogado de la defensa también ha dudado de que un secreto o una información privilegiada “pueda encontrarse en Internet”.

El letrado de María Gonzalbez ha insistido en que hasta diez días después de la prueba no se denunciaron los hechos ante el tribunal y ha remarcado que la asesora de Vox pudo terminar el examen sin ser expulsada. El abogado se ha preguntado si unas “notas deslavazadas” y “una cita con dos normas” sirven para aprobar una oposición de grupo A1. Las defensas han solicitado el atenuante de dilaciones indebidas.

Ana Brugger ha aprovechado su turno de última palabra para “dejar constancia” del supuesto “acoso mediático y político” que ha sufrido por parte de CGT. La ex directora general de Función Pública ha remarcado que el sindicato ha convocado una concentración en la puerta de la Ciudad de la Justicia. El juicio ha quedado visto para sentencia.