¿Cuál es el precio de Nerea Belmonte?

El PP ha recuperado la alcaldía de Alicante gracias a que una concejal que fue elegida en las listas de Guanyar Alacant y que se negó a dejar el cargo cuando la expulsó Podemos, formación a la que pertenecía, ha optado por abstenerse.

Nerea Belmonte no era una militante cualquiera del partido morado cuando fue expulsada al hacerse público que, nada más llegar al cargo, adjudicó varios contratos menores a integrantes de la lista electoral con la que había tratado de liderar Podemos en un proceso en el que se demostró que había sido víctima de un fraude como consecuencia del cual acabaron expulsados sus autores. Pese a esa experiencia, al verse reclamada en nombre de la ética, decidió convertirse en una concejal tránsfuga.

La tumultuosa vida de Podemos en Alicante queda reflejada en este breve resumen. Pero el entonces alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri, estaba más que satisfecho de ver a su socio diezmado. Un socio de gobierno, Guanyar Alacant, que tenía media docena de concejales, los mismos que el PSPV-PSOE, y que así perdía fuerza. Poco imaginaba el alcalde que, no sin resistirse, acabaría saliendo por la puerta de atrás del Ayuntamiento, procesado por hechos más graves que los atribuidos a Belmonte, más feos que ilegales.

El desastre de los socialistas alicantinos, cultivado durante años de oscuro funcionamiento orgánico, escrito en unos resultados electorales en 2015 en los que alcanzaron cotas tan bajas que casi se vieron superados por la confluencia de izquierdas, llegaría a tocar fondo con la catástrofe de Echávarri. A su vez, la incompetencia con la que Podemos había llevado a cabo su “selección de personal” en la ciudad, trasladada a la plataforma que compartió con Esquerra Unida, puso las bases del retorno del PP a una alcaldía que había perdido a causa de la corrupción más obscena.

Dicen que Miguel Ángel Pavón, el portavoz de Guanyar Alacant, es un tipo difícil. Echávarri lo odiaba, Belmonte también, más que a un alcalde del PP. Tal vez porque la concejal tránsfuga, que llegó a un cargo público con el bagaje de su actuación como abogada contra los desahucios, mantiene excelentes contactos con la derecha local.

En una ciudad como Alicante todo el mundo se conoce. La ex directora general de la Ciudad de la Luz en la época del PP, Elsa Martínez, es una amiga íntima de Nerea Belmonte que este jueves estuvo cerca de ella cuando abandonó el Ayuntamiento, tras permitir con su abstención que Luis Barcala, del PP, se convierta en alcalde, escoltada por la policía y bajo la atenta mirada de Antonio Peral, presidente local del PP y asesor de César Sánchez en la Diputación de Alicante.

Quería Belmonte que el PSPV-PSOE, Guanyar Alacant y Compromís, los socios del gobierno de progreso dilapidado, modificaran el reglamento del Ayuntamiento para poder cobrar un sueldo. Al parecer, no se lo garantizaron por escrito. Seguramente, la concejal tránsfuga se ha mirado en el espejo del otro tránsfuga, el de Ciudadanos, Fernando Sepulcre, que sostiene el gobierno de César Sánchez en la Corporación provincial con unos rendimientos económicos más que notables.

¿Cuál es el precio de Nerea Belmonte? ¿Un sueldo durante el año que queda hasta las próximas elecciones municipales? Habrá que seguir atentamente sus movimientos, mientras sea la concejal tránsfuga que sostiene al PP y cuando deje de serlo. La vida del Ayuntamiento de Alicante lleva años siendo muy agitada. No parece que vaya a ser tranquila a partir de ahora.