“Hay que enseñar a las niñas que la tecnología no tiene género o es femenino”
Nuria Oliver (Alicante, 1970) ganó un premio nacional con su licenciatura en ingeniería de telecomunicaciones, se doctoró en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), trabajó varios años en la sede central de Microsoft en Estados Unidos, ha sido alto cargo de Telefonica y ahora trabaja en Londres como directora de Investigación en Ciencias de Datos de Vodafone.
Oliver ha visitado Valencia para participar en “Mujeres y tecnología: condenadas a entenderse”, unas jornadas organizadas por el PSOE para abordar la escasa presencia femenina en el mundo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC)
Pregunta. En las facultades de informática estudian menos mujeres que en los años 80.que en los años 80
Respuesta. Así és, y en esa época, dorada, la mujeres no llegábamos al 30%. Es un problema multidimensional que se tiene que atacar de 4 formas. Primero, cambiar la educación formal, incluyendo el pensamiento computacional, que incluye programar pero no es sólo programar. La tecnología no debe ser una optativa como ahora. No es opcional vivir en un mundo tecnológico y además solo la eligen chicos. Segundo, mejorar la educación informal. Los medios de comunicación, las películas, los libros tienen que cambiar, ya que solo un porcentaje ínfimo de mujeres tiene papeles protagonistas. Los juguetes son más sexistas que en la década de los 70. Tercero, dar visibilidad a las mujeres en el sector para que las niñas tengan referencias, no crean que es un mundo ajeno a ellas.Y, finalmente, evitar que las mujeres que han estudiado carreras técnicas abandonen las empresas o dejen puestos relacionados con su formación por otros departamentos como marketing o recursos humanos.
Las empresarias solo gestionan el 4% del dinero invertido por el capital-riesgo en tecnología, según la Universidad de Stanford.Universidad de Stanford
En el empredimiento puede haber un factor adicional: algunos estudios encuentran diferencias hombre-mujer en la aversión al riesgo. Parece que la educación predispone al niño al riesgo mientras que lo reprime en las niñas: la travesura con cierto peligro del primero es aplaudida y la otra mal vista. Ese elemento cultural, muy grande, fomenta la aversión al riesgo. Emprender es muy arriesgado: el 90% de proyectos fracasa. Eso, y el problema de base, que hay pocas mujeres en carreras técnicas, explicaría la cifra.
Hay denuncias frecuentes de machismo y discriminación en Silicon Valley, el reino de la tecnología.machismo y discriminación en Silicon Valley
Desgraciadamente existe la cultura 'brogrammer', la combinación de brother, conjunto de hombres muy unido y sexista, y programmer, una cultura misógina y machista 100 %. Casi tan importante es enseñar a las chicas que la tecnología no tiene género, o si lo tiene es femenino, como enseñar a los chicos que este es un campo transversal y que vean a las chicas como iguales. Esto en Estados Unidos no sucede. ¿Consecuencia? Muchas mujeres abandonan sus carreras en el sector no por problemas de conciliación sino por el ambiente tan duro y hostil.
¿Ha tenido problemas en su carrera por ser mujer?
No, pero he tenido que tomar decisiones, sin apenas referentes, que considero valientes. Por ejemplo, ahora tengo una responsabilidad global en una multinacional y trabajo desde mi casa en Alicante aprovechando las posibilidades y la flexibilidad que nos facilita la tecnología. En Telefonica una de mis primeras preguntas cuestionaba la convocatoria de reuniones, para asuntos sin urgencia, a las ocho de la tarde. Hay que ser valientes para hacer preguntas, cambiar cosas, e inspirar a las mujeres para que no se pierda su talento.
¿Como puede inspirar su trayectoria a las estudiantes para que opten por carreras técnicas?
Mi caso -el de una persona normal de una ciudad relativamente pequeña, Alicante- prueba que cualquiera puede ir a la mejor universidad del mundo, el MIT, trabajar en las mejores empresas o licenciarse en telecomunicaciones sin ingenieros en la familia. Y mi camino estuvo marcado por una conversación con un amigo de mi hermano que estudiaba esa carrera. Es decir, sin un referente, sin información, es muy difícil tomar las decisiones correctas. Por eso me gusta dar charlas para adolescentes.