La vicepresidenta de la Generalitat ha reconocido el “error colectivo” de la Conselleria de Economía que ha dejado sin efecto las restricciones a la apertura de las grandes superfícies en Valencia y Alicante. Mónica Oltra, en rueda de prensa tras el habitual Consell del viernes, se ha empleado a fondo para quitar importancia a lo evidente: la pésima relación entre representantes de Compromís y el PSPV-PSOE en la Conselleria de Economía.
Sin hacer sangre -“fallamos porque somos humanos y muchas veces nos dejamos llevar por el entusiasmo de hacer cosas”- y repartiendo responsabilidades -“es un error de todo el gobierno”-, la vicepresidenta no ha dejado en buen lugar al Conseller de Economía, Rafa Climent, de su mismo partido, Compromís: Ha avalado explícitamente la decisión de un cargo del PSOE, que ha dejado sin efecto las restricciones a las aperturas en domingo de las grandes superfícies en contra del criterio del conseller.
Oltra ha explicado por tierra, mar y aire que el Acord del Botànic no está en peligro. El Consell es sólido, dice y el revés sufrido con los horarios comerciales se “solventará” lo antes posible con un doble objetivo: proteger a los trabajadores de los centros comerciales forzados a trabajar en domingo y, en el marco de un nuevo modelo productivo, promover el comercio pequeño y de proximidad.
Historia de un desaguisado
Un centro comercial de Valencia (Arena, junto al estadio del Levante) y otro de Alicante (El Corte Inglés) recurrieron por vía administrativa la decisión avalada por la Dirección General de Comercio, gestionada por Compromís, sobre la apertura de grandes superficies en domingos y festivos. La resolución del recurso correspondió a otro departamento de la Conselleria de Economía, la secretaría autonómica, dirigida por una independiente elegida por el PSOE, María José Mira.
Las relaciones entre ésta y sus compañeros de gobierno (el conseller, Rafa Climent, y su equipo) son hostiles desde hace meses. En ese contexto, Mira solicitó a los abogados de la Generalitat un informe sobre el recurso de las grandes superfícies. El dictámen fue claro: no se justifica suficientemente la restricción horaria y, sobre todo, no se escuchó a los afectados por la decisión.
Comercio exigió a Mira que tumbara los recursos alegando que el informe no era vinculante. La secretaria autonómica pidió uno complementario a los servicios jurídicos de la conselleria, que se han expresado en parecidos términos a los de sus colegas de la Generalitat. Fuentes del Consell explican que, con esos antecedentes, no estimar los recursos hubiera sido temerario: allanaría el camino para una victoria ya en el juzgado de Arena y El Corte Inglés y, en el peor de los casos, podría suponer un delito de prevaricación.
Climent y su entorno tienen una visión diferente. Creen que la decisión de Mira es una deslealtad, que parcialmente responde a criterios ideológicos -tendría una visión menos restrictiva de la libertad horaria- que van contra el pacto del Botànic. Éste, en su punto 4, habla de fomentar “un modelo de comercio equilibrado que dé apoyo al comercio de proximidad”. Oltra no le da la razón.
Y, ahora, ¿Abrirá el gran comercio los domingos?
Podría hacerlo. Oltra espera que no. Arena ya ha dicho que lo hará. En cualquier caso, Comercio quiere que el Ayuntamiento de Valencia empiece de nuevo el proceso para subsanar las deficiencias jurídicas destacadas por los abogados de la Generalitat, que han truncado el acuerdo histórico entre la ciudad y los centros comerciales. Los trámites podrían durar, según fuentes de Economía, un par de meses. Restañar las heridas entre Mira y el equipo de Compromís en Economía puede tardar bastante más.