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Ahora sí vuelve Canal 9

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Cuando el gobierno del Botànic se propuso recuperar la televisión autonómica convocó un proceso para buscar un nuevo director, que resultó ser directora. Uno de los aspirantes, el periodista Pere Valenciano propuso que el nuevo canal se bautizara “De Nou”. Como la idea era buena, y el gobierno progresista no quería ver a Valenciano ni en pintura porque no era de su cuerda (es de la suya propia), la rechazó. El nombre tenía su aquel, le asignaba un número a la nueva tele -fundamental para saber en qué botón del mando guardarla-, establecía continuidad, y añadía la idea de una nueva etapa.

Continuidad con la antigua Canal 9 sí que hubo. La elección de Empar Marco fue como resultado de un proceso más o menos limpio, pero trucado cual escopeta de feria. Para que resultase elegida una de las candidatas con peor currículo -ungida de antemano por Compromís por haber trabajado para TV3, Avui y Catalunya Ràdio-, hubo que vetar a algún candidato con posibilidades, deshacerse de otro recurriendo a unas calumnias que circulaban por los pasillos, y a otros -como Valenciano-, porque no lo veían capaz de hacer equipo. Haber montado una red de periódicos locales que ya cubre toda la Comunitat no les pareció suficiente.

El resultado fue el que fue: la gestión de Empar Marco lastró el inicio de la nueva televisión, y poco después de dejar el ente, el Tribunal Superior de Justicia anuló su nombramiento (el Supremo ratificó la sentencia). No quiero ni pensar el disgusto que se llevó, pero para entonces ya nos había dejado para irse a un mundo mejor. Como premio a su fracaso le recompensaron con un retiro dorado, jefa de gabinete de la presidenta de la Academia Valenciana de la Llengua, por la módica cantidad de 53.762,65 euros anuales. Si alguien se pasa por el Monasterio de San Miguel de los Reyes y escucha ruidos, que no se asuste, no es un fantasma. Es ella dándole al pico y a la pala. 

Pero, pese al pecado original, À Punt ha ido corrigiendo el tiro. Puede que no pete las audiencias, pero tras el incendio en Campanar y, sobre todo, gracias a una cobertura impecable de la dana, la televisión valenciana tiene ahora un merecido prestigio como fuente de información. Para poca gente es la primera opción cuando enciende la caja tonta (ya nadie ve la tele tradicional), pero si lo hace, sabe que ya no dan gato por liebre. Te puedes fiar. Y si la comparas con las alternativas madrileña o gallega -o Tele Corea del Norte, por no ir tan a los extremos de manipulación- ni te cuento. Al presidente provincial del PP de València, Vicent Mompó, no le gusta tanto, prueba inequívoca de que van por buen camino.

Pero, se acabó el sueño. Ahora sí que vuelve Canal 9 en su peor versión. Qué el exdirector de informativos de la Cope en València Vicente Ordaz, haya sido nombrado presidente de la nueva Corporación Audiovisual de la Comunitat Valenciana (CACVSA) me pareció una buena noticia. Ser de derechas no significa ser un manipulador y él no lo es. También me alegré de que Alfonso Gil o Pilar Caro sean vocales. Hasta que me demuestren lo contrario, y no se trata de poner la mano en el fuego por nadie, no tengo motivos para dudar de que intentarán hacerlo lo mejor posible y no renunciarán a su profesionalidad. De los demás no opinó porque ni sé quienes son. Ellos tampoco saben quién soy yo. Empate.

Pero del que me fío menos que de un mono con pistola es del futuro director de À Punt, Francisco Aura. No hablo de él porque no lo conozco, tampoco al mono, así que me remito a lo dicho por Francesc Arabí. Ya se sabe, Arabí locuta, causa finita. Más que un artículo, le ha hecho un traje a medida de esos que no se veían desde los tiempos de la Gürtel. Sobre todo por el aroma a déjà vu. O el tufo.

La verdad, a partir de su currículo, es difícil saber si es un buen o un mal perfil. Es lo más escorado a la derecha que han encontrado (exalto cargo en Rece TV, la emisora de titularidad privada y financiación pública de la Conferencia Episcopal) y sobre cogedor (se lo llevó crudo externalizando programas). Teniendo en cuenta lo que se espera de él: pleitesía a Mazón y echar una mano a los amigos -y mientras más larga la tenga (la mano), mejor-, parece que no lo van a elegir a pesar de eso, sino precisamente por eso.

Visto así, es difícil ponerle un ‘pero’. Igual el que quiera información veraz no piensa lo mismo. Por lo visto, como periodista, fue a una elecciones en EEUU. Lo recuerdan desde el ente como si las hubiera ganado, pero en aquellos tiempos pasados -y futuros, me temo- así es como se recompensaba a los palmeros.

Aura no parece que llegue al cargo ni por méritos ni por capacidad, sino para culminar el proyecto de televisión pública del Consell, inspirado, por cierto, en la trayectoria del Titanic. La elección de Marco se puede criticar, pero con Alfred Costa funcionó. Pero el nuevo sistema garantiza que el PP y su ala ultra, Vox, puedan controlar tanto el Consejo de Administración como la elección del director. Decían que era para hacer una televisión moderna, más ágil y que permitiría más austeridad. La última vez que nos vendieron esa burra, la convirtieron en un panfleto (Tómbola no fue lo peor) y la deuda alcanzó 1.200 millones. Es el déjà vu del déjà vu.

Y una vez se pone al palmero mayor al frente, por capilaridad, la obediencia debida va hacia abajo. Se premiará a los trabajadores más fieles y los otros, a hacer pasillos o a programas que no se ven (que son muchos, la verdad). Por eso el Consell no tiene nada que temer. Algunos fueron del PSOE cuando había que ser del PSOE ; luego, del PP cuando había que ser del PP; posteriormente, del PSOE y/o de Compromís y ahora se harán del PP y/o Vox. Si un día toca, se harán de Izquierda Comunera, Badajoz Tuyo o del Movimiento Aguileño Socialdemócrata. Pero también los hay muchos que, quizás en su ingenuidad, creen en el periodismo y en los servicios públicos. Eso darán batalla, aunque el viento sople en contra. Para saber quién es quién, solo hay que estar atentos a quién desaparecen y quién promociona.

Lo de À Punt no es una anécdota, es un modus vivendi. Ya aplicaron la plantilla en la Agencia Valenciana Antifraude pasamos del vaso medio lleno al vaso vacío y medio. Ni fraude, ni antifraude; los extremos se tocan. Fue entrar un nuevo director, Eduardo Beut (otro pieza) y los trabajadores salieron por la ventana. Ahora los chanchullos no se investigan, se encubren. Podemos sumar a la lista cómo se ha desmantelado el IVAM o el Centre del Carme, que nos deja a un paso de que la Conselleria de Cultura se convierta en la de Ignorancia

Esto huele Canal 9 ‘De Nou’. Y nunca segundas partes fueron buenas.

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