Podemos definir el arte como todas las obras que han permanecido en el tiempo, los nombres de artistas y títulos de cuadros que reconocemos incluso sin haberlos visto en persona. Sin embargo, la definición de arte es fluida y se puede explicar desde varias perspectivas que han evolucionado desde que en el S.XIX se comenzó a estudiar la historia del arte en Europa. Entonces por qué, cuando pensamos en obras y artistas posiblemente, lo primero que se nos viene a la cabeza son artistas masculinos occidentales. ¿Y el arte fuera de Occidente? ¿Y las mujeres?
Estas cuestiones tienen una explicación, o muchas, pero se puede resumir en que el arte también se entiende desde las ausencias.
En la década de 1970 la investigadora Linda Nochklin centró su trabajo en comprender los motivos de la ausencia de mujeres artistas. La hipótesis se centraba en la idea de si durante tantos años no había habido interés en buscar y reconocer a las mujeres artistas o si realmente las mujeres no gozaban de capacidad para crear.
Lo que se encontró fue un mundo en el que los privilegios de nacer hombre prevalecían sobre la igualdad de oportunidades, y que la presencia no dependía de las capacidades de cada persona, sino de las oportunidades que solamente pertenecían a los hombres.
Al igual que el arte, existen otros ámbitos que también se explican desde las ausencias. La ausencia de mujeres en puestos directivos incluso en profesiones claramente feminizadas.
A pesar de que más del 70% del personal sanitario en el país son mujeres solamente el 30% ocupa puestos de liderazgo. También en el ámbito sanitario y en la investigación se percibe la ausencia de las mujeres como sujetos en los estudios científicos. Durante años en los ensayos clínicos las mujeres estaban subrepresentadas por lo que no se tenían en cuenta diferencias biológicas importantes como el ciclo menstrual o las fluctuaciones hormonales para valorar los resultados.
Podemos mencionar también la ausencia del reconocimiento del trabajo en el hogar y de cuidados puesto que está considerado como irrelevante. Además de ser realizado, en su mayoría, por mujeres de los estratos económicos más desfavorecidos y en condiciones precarias.
Incluso, a día de hoy, seguimos percibiendo ausencias que nos erizan la piel: la ausencia de la mujer en los espacios públicos y en el día a día de una sociedad como la afgana, donde los talibanes han prohibido la voz de las mujeres y también las ausencias que más rabia y que más nos duelen: las ausencias totales, prematuras, y quizás evitables, de las mujeres asesinadas.
Sería casi ridículo un museo en el que las obras estuviesen ausentes, ¿Por qué lo asumimos con normalidad en el caso de las mujeres?