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CV Opinión cintillo

A quien lea

El poder catalán y el infinito valenciano

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“Quina condemna, cada any, heroica t’enduu

cap al cim! Renaixent de la teua derrota

t’alces, abrusses l’afany comú, l’estrident

teoria de jocs, de colors, de fantasmes.

Vas traginant el teu pes, amarat de suor,

costa amunt, pels rocalls, a força de braços

i assedegat: un antic enyor et retruny

com un timbal dins el pit, i el llevant se t’acosta!“.

Miquel Dolç, Santa Maria del Camí (Mallorca) ‘Sísif’. 1973

Catalunya sin el País Valenciano está inacabada. En estos momentos de incertidumbre es hora de fijar certezas. Lo que va de omega a infinito. Hace pocos días se han reunido el oráculo del poder político con el poder económico de Catalunya: el expresident de la Generalitat, Jordi Pujol – 23 años de buen gobierno para los catalanes– y el poder económico, el president de la Fundació La Caixa, Isidro Fainé –artífice del mayor Banco de España– ante una nueva etapa que exige nuevas decisiones. Esa cita no es casual ni secreta. Revolotea el envite del poder económico centralista para torpedear el poder financiero periférico con la OPA al Banc Sabadell por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) controlado por el club de Neguri.

Uno para todos

En ese encuentro se habrá hablado del País Valenciano, donde fue a parar y sigue la sede de CaixaBank. Asoma la propuesta del historiador Jaume Vicens Vives  plasmada en su libro, ‘Notícia de Catalunya’ (1960) que dio pie al aldabonazo de ‘Nosaltres, els valencians’ (1962) de Joan Fuster: “Valencianos y mallorquines han de prestarnos ayuda para realizar este propósito de introspección colectiva. Nos complacería que hicieran su contribución a la labor de conocernos íntegramente, Ellos nos ven desde otros ángulos y pueden discernir mejor algunas cualidades y algunos defectos de nuestro talante histórico. Indiscutiblemente, ellos deben decirnos también qué son y cómo se hallan anclados en el puerto de nuestra mentalidad común. No quisiéramos que se engañaran”. Es el desafío de un intelectual cualificado, experto de la historia. Una de las tareas pendientes, con claroscuros y enemigos declarados, que sigue pendiente de resolver.

Hacia la normalidad

La burguesía catalana no puede permitirse todavía la ilusión de recuperar la normalidad. Por el momento se dan pasos. El País Valenciano, que no encuentra su norte, va del poder político al económico, sin vislumbrar su equinoccio: la intersección de estabilidad celeste que permita mirar el futuro en sentido certero. Después de circular por el laberinto de la involución y el retroceso en los resortes de la política valenciana, el reloj se paró definitivamente el 29 de octubre de 2024 con la Dana. Sus trágicas consecuencias sacaron de la vía al presidente Carlos Mazón y a su Consell de la Generalitat. De mentira en error, no ha enmendado la trayectoria vertiginosa para recuperar la legitimidad y la confianza. Ni con la extravagancia de colocar a un general (político militar) a su diestra. Catalunya perdió las constantes vitales en octubre de 2017. No puede ser normal mantener la bicefalia de dos presidencias. Una en Waterloo que defiende Carles Puigdemont en el exilio – a la manera de Josep Tarradellas– y la otra, de acuerdo con la legalidad, en la persona de Salvador Illa (PSC), para salvaguardar las necesidades y la ‘normalidad’ de la sociedad catalana. No fue normal la asonada independentista, ni la intervención de la autonomía catalana por parte del Estado, ni la salida de Catalunya de más de dos mil empresas. Entre ellas, sus dos principales entidades financieras: Banc Sabadell y CaixaBank, el primer Banco del Estado español. No ha sido normal este largo periodo desde 2017 hasta hoy, con porrazos, procesos, sentencias, condenas, prisión, inhabilitaciones, indultos y amnistías.

Unión económica mediterránea

En tiempos de nuevas ententes y trompazos, en todo el litoral hispano, que mira al Mediterráneo, hay una cuestión –mitad subterránea, mitad submarina – que se fija en la alianza catalano-valenciana. Múltiples son las razones y evidentes las conveniencias. Por encima sobrevuela la condición mediterránea: Corredor Mediterráneo –ferroviario–, la cuarta región portuaria de Europa (Ramón Tremosa), Commonwealth entre Catalunya i el País Valencià (Josep Vicent Boira), asistencia de los bancos catalanes ante el colapso del sistema financiero en tierras valencianas, terreno abonado en la expansión de la distribución alimentaria (Mercadona) en Catalunya y Portugal (Unión Ibérica de José Saramago), Autopista del Mediterráneo gracias al Banco Mundial. La continuidad cultural y lingüística es el hilo conductor. En lontananza, más allá, puestos a soñar, la posible Unión Económica Mediterránea. Son ideas de 2011 cuando un grupo de empresarios valencianos y expertos en diversas ramas socioeconómicas –valencianos y catalanes– comenzaron a trabajar para trazar un proyecto económico-comercial (cultural y sociológico) l que, surgiendo del Arco Mediterráneo en el Estado español, extendiera este plan de actuación por toda la cuenca mediterránea.Desde Francia a Marruecos, en el sentido de las agujas del reloj.

Nexe y Clam

El proyecto en su gestación se denominó: Nexe. Participaron empresarios y técnicos valencianos y catalanes. Se contó con el apoyo inicial de PIMEC, la confederación de pequeñas y medianas empresas de Catalunya que hoy lidera, bajo la presidencia de Antoni Cañete, la recuperación del papel que le corresponde a las empresas de esta dimensión en el contexto económico español a través de CONPYMES. Existe un precedente sectorial (citricultura) del Mare Nostrum en el CLAM (Comité de liaison de l’Agrumiculture Méditerranéenne) fundado en septiembre de 1954 en París. Cuando España ni soñaba con la integración en el proyecto comunitario europeo en el que el CLAM está plenamente integrado desde sus comienzos. Están representados en él todos los países productores de cítricos de la cuenca mediterránea que aportan información para coordinar las acciones agrarias y comerciales. Desde que Fernand Braudel estudió en profundidad el ecosistema mediterráneo como encrucijada necesaria, quedó muy claro: “Haber sido es una condición para ser”. En el sector citrícola la naranja valenciana fue y es protagonista de la existencia del CLAM, por el liderazgo del Comité de Gestión de la Exportación de Cítricos,. creado en València en 1972 por Pedro Solbes Mira, cuando fue delegado regional del ministerio de Comercio en València. Estas tentativas son cercenadas desde la miopía política, mientras encuentran su razón de ser y su eficiencia en la realidad comercial de los negocios. Desde la óptica privada y empresarial en la que llevan adelantando, tres pasos más allá, dinámicos en su barricada. Donde prima la eficacia y la rentabilidad contrastadas.

Trencament d’urnes

Se alzan voces para anunciar que ‘la burguesía catalana se normaliza’ con la vuelta de empresas que emigraron a tierras hispanas desde sus bases en Catalunya en 2017. Pesa más la voluntad que la realidad. Las heridas son profundas y cicatrizan, de dentro a fuera, al margen de las operaciones de maquillaje. Es el primer objetivo desde el intento de secesión protagonizado por Carles Puigdemont (Junts) y Oriol Junqueras (ERC) que desbarató el gobierno de Mariano Rajoy (PP) con el “trencament d’urnes” que acabó con Puigdemont en el exilio y Junqueras en prisión. Han tenido que transcurrir ocho años hasta que Banc Sabadell – empujado por la OPA del BBVA– y Criteria (Fundació La Caixa), principal accionista con el 30% de CaixaBank, hayan regresado a su lugar de origen. Otras empresas les siguen y acompañan en este peregrinaje. CaixaBank, sin embargo, no traslada su sede social desde València a Barcelona, según confirma en la junta de accionistas el nuevo presidente, Tomás Muniesa. CaixaBank además de su implantación en el antiguo edificio del anexionado Banco de València, mantiene dos sedes operativas: la principal. en Barcelona y la estratégica en Madrid.

Más que vecinos

El poder catalán en el surco de estabilidad que ha aportado la presidencia de Salvador Illa–político con maneras ‘lluchianas’ (en recuerdo al estilo del malogrado Ernest Lluch)–, al frente de la Generalitat, ha iniciado nueva singladura tras el lance independentista y sus consecuencias. La ardua labor de recoger los trozos del desastre y recomponerlos, requieren tiempo y pasos continuados de acierto desde una estrategia que incluye al País Valenciano. El poder catalán, reside en las entidades financieras, aunque va más allá en distintos campos de actuación: político, económico-empresarial, cultural. Estos son los tres principales capítulos en los que Catalunya y el País Valenciano son complementarios a partir de raíces comunes: geográficas, históricas, sociopolíticas, económico-empresariales, culturales, lingüísticas, mediterráneas y de vecindad. Nadie puede pensar que es casual el hecho de que Banc Sabadell y CaixaBank, eligieran el País Valenciano y las Baleares para salir de Catalunya. Pero no demasiado. Tampoco fue casual la absorción del Banco de València y Bankia, con Bancaixa dentro, por el holding que preside Isidro Fainé. Ni fue fortuito que la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) interesó al Sabadell, para después instalarse en la sede de la calle Óscar Esplà de Alicante.

Opciones perdidas

Quienes analizan los acontecimientos para decidir están perplejos ante el panorama que se observa en el País Valenciano, flanco sur de Catalunya y en cuya entente residen las claves de cómo se puede desarrollar el futuro estratégico. La autonomía valenciana cuenta con cinco millones de habitantes y representa aproximadamente el diez por cien de las principales magnitudes españolas: superficie, producto interior bruto (PIB), exportaciones (en declive), población universitaria, industrialización, producción agroalimentaria, servicios. Catalunya el 20 % o más. El País Valenciano tiene una envidiable posición de logística estratégica para el transporte y enclave portuario: València, Sagunt, Gandia (Autoridad Portuaria de València) complementada con las instalaciones de Alicante, Castelló, Dénia, Torrevieja y Burriana. Lejos de cegarse compitiendo entre ellos, saldrían ganando en una estrategia de especialización, en cargas y servicios. Con la meta puesta en la complementariedad con los puertos de Catalunya: Barcelona y Tarragona. La cuarta región portuaria de Europa. Después del fiasco de la competición de la Copa del América en Barcelona y València (dos ediciones deficitarias), es visible que las sinergias y la cooperación son beneficiosas para las partes que las ejercitan. Al tiempo que favorecen las economías de su interland, al emplear los recursos en desarrollar proyectos eficientes, en vez de dedicarlos a complicarle la vida al adversario. Que no lo es.

Integrar

Entre los retos que tiene planteados el País Valenciano, tanto en la actualidad como a medio y largo plazo, necesita un proyecto integrador sólido de alcance y vocación transversal. Para afrontar la estrategia de colaboración y cooperación, en las que se abren tres grandes interrogantes: el económico-empresarial, el cultural y el sociopolítico. Vicent Ventura Beltrán, al perfilar su voluntarismo activista hacia las dos realidades territoriales: Catalunya y Europa, afirmaba que a él le gustaban como perspectivas y horizonte para los valencianos, pero es que, además, conviene. Llegará el momento en que se exigirá cuentas sobre las oportunidades perdidas para el País Valenciano en la estrategia de sinergias en los esfuerzos comunes. Que un día fueron posibles y la caverna malogra con voluntad machacona, retrógrada y perversa.

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