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CV Opinión cintillo

Celebrar la libertad

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Que sean “malos tiempos para la lírica”, como cantaba Golpes Bajos parafraseando a poeta alemán Bertolt Brecht, no quita para que siga convencida de que en momentos como estos es cuando más necesidad existe de reivindicar la política. Y la premisa es que todo es en mayor o menor grado política y que lo es cualquier decisión – individual o colectiva- que podamos implementar en el día a día. Y desde esa línea de salida la carrera que nos lleva a cruzar la meta de la justicia social debe pasar siempre por la insistencia en las buenas prácticas y en el rechazo documentado a aquello que nos infringe dolor.

Las leyes de Memoria nos han enseñado casi todo aquello que la dictadura quiso esconder, han sacado al Sol el terror vivido, la persecución del diferente y las violaciones de derechos humanos, gracias al relato sereno de los historiadores y las vivencias de tantos y tantos héroes inconformistas ante las trasgresiones. El dictador murió un 20 de noviembre de 1975 y cuando se cumplen 50 años el Gobierno va a desarrollar una campaña para “poner en valor la gran transformación en este medio siglo de democracia y homenajear a las personas y colectivos que lo hicieron posible”, Sánchez dixit.

¿Dónde está el problema? La derecha española sigue sin marcar distancias con el franquismo – ahí tenemos las derogaciones de leyes autonómicas de Memoria por parte de sus gobiernos- y estalla en improperios. Personalmente creo que sí existe un problema, pero es muy diferente: hace muchos años que deberíamos conmemorar la libertad que este país consiguió tras la muerte de Franco.

La decisión del Gobierno de España de desarrollar durante todo el año 2025 más de un centenar de actos para poner en valor la democracia es también un decisión política que, aunque a algunos nos parezca mentira – porque pensamos que todo el mundo conoce de dónde venimos y por qué - cambiará la vida de mucha gente al poner ante sus ojos las dificultades, pero también los logros que en estos últimos 50 años hemos conseguido para primero conseguir y poco a poco afianzar la libertad.

Y decía al principio que “son malos tiempos para la lírica” porque la sensación generalizada en algunos entornos es que la política no sirve para nada. Es más, casi es un obstáculo que batir, cuando los beneficios de estos demagógicos mensajes sólo propician una vuelta a los absolutismos que benefician a unos cuantos en detrimento de la mayoría. Por ello hay que seguir reivindicando la política, sin caer en el desaliento y cambiando la vida de las personas, porque si no logras ese objetivo no estas desarrollando tu liderazgo, solo estas administrando.

Y como no se puede aprender sin saber lo que ocurrió, la idea de esta campaña de reivindicación de la democracia no solo me parece pertinente, también brillante. Hagamos que todo el mundo conozca los pormenores de estos 50 años de consecución de libertades y derechos porque conseguiremos que la demagogia sucumba ante la verdad y los mensajes catastrofistas queden en el olvido.

Que la ciudadanía sea consciente que nadie nos regaló la sanidad pública, ni la educación, ni la igualdad; que los impuestos hacen posible nuestra seguridad; que nuestros bomberos, nuestra policía, nuestros médicos o nuestros profesores cada día están mejor formados; que la ley del divorcio liberó las ataduras de nacionalcatolicismo; que hoy personas del mismo sexo pueden unir sus vidas gracias a la ley del matrimonio igualitario; que las mujeres podemos elegir si queremos o no ser madres y cuándo queremos hacerlo; que ya no existe el delito de adulterio ni dependemos de ningún hombre para tomar decisiones… porque sí, la democracia también trajo la abolición de todas las sumisiones. 

Que todo el mundo sepa cómo y gracias a qué y quienes conseguimos todos la libertad y nuestro derecho a tenerla y mantenerla. Reivindiquemos la política con “España en Libertad” y desautoricemos a Golpes Bajos siendo capaces de “mirar a los ojos de la gente” sin miedo y sin mentiras.

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