En el ámbito sanitario, la empatía y un mínimo de inteligencia emocional, son básicas para atender a les pacientes, pero existe una especialidad concreta donde la sensibilidad y la inclusión son más necesarias, si cabe: la consulta ginecológica.
Bien es cierto que, por suerte, cada vez son más las y los profesionales de esta rama sanitaria, concienciados de las realidades que existen y, por tanto, las respetan y entienden. Sin embargo, en este ámbito crucial de la salud femenina, persiste una tendencia alarmante hacia la heteronormatividad, donde se asume automáticamente la heterosexualidad de las pacientes. Esta suposición, aunque inadvertida en muchos casos, puede tener un impacto significativo en la calidad de la atención y la comodidad de quienes se encuentran en la consulta. Ya es el momento de erradicar este status quo y abogar por una práctica ginecológica más inclusiva y respetuosa.
Es importante reconocer que la heteronormatividad no solo se manifiesta en las interacciones directas entre médica/o y paciente, sino también en el entorno mismo de la consulta. Desde los formularios de historial médico hasta los carteles en las paredes, a menudo se da por sentado que las mujeres son heterosexuales. Este supuesto puede hacer que las pacientes que no lo somos, nos sintamos invisibles e incómodas al no ver reflejada nuestra identidad en el entorno médico.
Además, la heteronormatividad puede influir en las preguntas que hacen los sanitarios durante la consulta. Por ejemplo, es común que se asuma que una mujer está en una relación heterosexual al preguntar sobre anticonceptivos o prácticas sexuales. Esta falta de sensibilidad puede llevar a que las pacientes LTB se sientan juzgadas o incomprendidas, lo que a su vez puede perjudicarles a la hora de querer buscar atención médica cuando la necesitan.
Para abordar esta problemática, es crucial que los profesionales de la salud, en particular los ginecólogos, se eduquen sobre la diversidad sexual y de género y adopten un enfoque más inclusivo en su práctica. Esto implica no dar por sentado la heterosexualidad de las pacientes, sino más bien crear un espacio seguro y acogedor donde todas las identidades sean respetadas y atendidas de manera integral y sin prejuicios.
Una propuesta concreta de promover la inclusión en la consulta ginecológica es revisar y actualizar los formularios de historial médico para incluir opciones de identidad de género y orientación sexual más diversas. Además, los médicos deben recibir capacitación regular sobre cómo abordar de manera sensible las necesidades de las pacientes del colectivo y cómo evitar hacer suposiciones basadas en la heterosexualidad.
De la misma manera, es esencial fomentar un diálogo abierto y honesto entre médico y paciente, donde se aliente a las pacientes a compartir su identidad y experiencias sin miedo a ser juzgadas. Esto puede ayudar a construir una relación de confianza y colaboración, facilitando así una atención médica más efectiva y centrada en las necesidades individuales de cada paciente.
Desafiar y cuestionar la heteronormatividad en la consulta de ginecología no solo es un imperativo ético, sino también una cuestión de salud pública. Todas las mujeres, independientemente de su orientación sexual o identidad de género, merecemos recibir atención médica de calidad y respetuosa. Al reconocer y abordar las suposiciones heteronormativas en la práctica ginecológica, podemos avanzar hacia un sistema de atención médica más inclusivo y equitativo para todas.