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CV Opinión cintillo

Que los hombres sólo admiren a otros hombres: un logro más del Patriarcado

3 de febrero de 2025 16:13 h

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¿Alguna vez le has preguntado a un hombre cuáles son sus ídolos?, ¿a qué personas admira?, si lo has hecho, te habrás dado cuenta al instante de que la respuesta siempre es que admiran a otro hombre u hombres. Rara vez, por no decir nunca, me he encontrado con un hombre cuyo referente y modelo a seguir, sea una mujer, a menos que se trate de su madre, lo que refuerza una visión limitada del papel femenino en la sociedad.

Este fenómeno no es casual ni inofensivo; es un reflejo de cómo el patriarcado moldea nuestra percepción del valor y la excelencia.

Desde la infancia, a los hombres se les enseña a asociar el liderazgo, la genialidad y la grandeza con figuras masculinas. En la historia, la ciencia, el arte y el deporte, los referentes que se presentan como dignos de admiración suelen ser hombres. No es que las mujeres no hayan alcanzado hitos impresionantes, sino que su reconocimiento ha sido limitado o directamente ignorado por los libros de textos y el sistema.

Esta realidad no sólo invisibiliza a las mujeres, sino que también refuerza una visión reduccionista del éxito. Los hombres admiran a otros hombres porque ven en ellos modelos a seguir, alguien con quien pueden identificarse y cuya trayectoria pueden emular, porque es lo que les han vendido a lo largo de su vida y a quien más han podido ver en los medios. La exclusión de las mujeres en estos espacios de admiración no sólo es una falta de reconocimiento total, sino también una forma de perpetuar las desigualdades estructurales.

Romper con esta dinámica requiere un esfuerzo consciente y colectivo y un cambio muy profundo en la estructura del sistema. Es necesario que se valore el trabajo y la profesionalidad de las mujeres, al mismo nivel que se valora el trabajo de los hombres. Es necesario que las mujeres ocupemos más espacios públicos y que se nos promocione y se nos den las mismas oportunidades que a los hombres, para poder ser consideradas referentes, o personas a las que admirar.

Es necesario, también, que se deje de asociar cualquier actividad realizada por una mujer, a una actividad de segundo nivel o una tarea menos importante que si esa misma tarea es realizada por un hombre.

Cuando la sociedad empiece a considerar, realmente, que las mujeres somos seres humanos que merecemos los mismos derechos que lo hombres y que no somos eres inferiores, esta realidad comenzará a cambiar y a desaparecer por completo. Los hombres también empezarán a admirar a las mujeres, sin que ello les suponga un conflicto interno con su masculinidad frágil.

Por suerte, esto ya comienza a ocurrir en las nuevas generaciones (la generación Z), donde cada vez más chavales jóvenes se muestran fans y admiradores de mujeres poderosas y exitosas, como por ejemplo, cantantes internacionales.

Al igual que ocurre con innumerables tema y situaciones, el sistema patriarcal requiere de cambios profundos y firmes para modificar muchas de las situaciones que seguimos viviendo hoy en día y en la que, para no variar, siempre salimos perdiendo las mismas y siempre salen ganando los mismos.

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