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CV Opinión cintillo

BOTÓN DE ANCLA

JFK: Trump ha dicho una verdad

25 de enero de 2025 23:16 h

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Por la misma razón que no le puedes quitar las rayas a un tigre (y por lo visto, tampoco a la hija de la infanta Cristina), yo solo escribo de tonterías. Eso no quita que lo que diga sea cierto. Así que asumiré que nadie me crea si afirmo que Trump ha dicho una verdad. Y no solo eso: hizo una promesa y la cumplió. Así, mientras perdonaba a unos nazis, desbarataba la administración, declaraba la guerra a la ciencia y violaba la Constitución (en eso de violar tiene experiencia), firmó una Orden Ejecutiva para desclasificar todos los documentos que aún no han visto la luz (o solo de manera parcial) relativos al asesinato de JFK. La orden también la ha hecho extensiva a los magnicidios de Robert Kennedy y Martin Luther King, sin que nadie se lo haya pedido, y que son muchos menos.

“Kennedy asesinado por la CIA, la mafia, Castro, Lyndon B. Johnson, el sindicato del transporte y los masones. Disparan al presidente 129 veces desde 43 ángulos diferentes”. Otra tontería que es verdad. Pocos titulares han conseguido reflejar mejor el espíritu de la conspiración sobre el magnicidio del 35 presidente de Estados Unidos que este titular del periódico satírico The Onion. La versión oficial -y la más sólida- fue que Kennedy fue asesinado por Lee H. Oswald y que actuó solo, pero como a la gente la realidad se la suda (y cada vez más, si es que aún queda algo) un 65% de americanos (según el último sondeo de Gallup) sigue creyendo que hay algo más. En lo que no se ponen de acuerdo es si lo mataron para que no revelara el encuentro de Eisenhower con los extraterrestres durante una falsa visita al dentista (no me lo invento), porque quería acabar con la Reserva Federal o por su intento de poner punto final a la guerra de Vietnam que, por cierto, ni había empezado.

La transparencia siempre es buena, aunque da igual: ninguno de las decenas de miles de papeles que han visto la luz en los últimos años ha servido para apuntalar la teoría de la conspiración. Es lo de menos. “Una mentira por muy bien contada que esté, y yo sé de eso, solo acaba siendo mentira antes o después”, decía el otro día Mazón. A ver quién es el guapo que le niega el magisterio en la materia.

Según Jefferson Morley, el único periodista serio que sigue defendiendo la teoría de la conspiración de JFK, entre los documentos más importantes que se van a declasificar destacan:

1.- Un memorando de la Casa Blanca en el que JFK expresa su opinión sobre la CIA. Aunque siempre se ha dicho que el difunto expresidente aseguró, tras el fiasco de la invasión de Bahía de los Cochinos, que “quería reducir a cenizas la CIA”, es imposible saber el origen de la frase. Probablemente nunca la pronunció. Un apócrifo, como en la Biblia. Este documento arrojará luz sobre su verdadera opinión sobre la Agencia, pero ya se sabe. La versión que se conoce de este docuemento está incompleta, pero los párrafos que faltan por desclasificarse tampoco parece que vayan a ser muy significativos, solo se refieren a la nueva estructura que pensaba poner en marcha. Nada que ver con el asesinato.

2.- Un documento de un agente secreto de Miami sobre la vigilancia a la que la CIA sometió a Oswald antes del asesinato. La Agencia siempre negó haber investigado a Oswald, pese a que desertó a Rusia entre octubre de 1959 y abril de 1961. En realidad, el propio Morley demostró que la CIA sometió al magnicida a una estrecha vigilancia tras su regreso a EEUU. Otros documentos ya desclasificados apuntan en la misma dirección. Pocas novedades por aquí también.

3.- La lista de uno de los comandos que tenía que atentar contra Castro. Un dato seguramente irrelevante ya que desde que, en 1975, se publicaron lo que se conoce como ‘Joyas de la Corona’ (los documentos secretos de la CIA sobres sus operaciones encubiertas), ya está todo el pescado vendido. Hasta hay un documental -638 maneras de matar a Castro. Dollan Cannell, 2006- la mar de interesante.

4.- Un informe sobre un cubano que se paseó por Dallas y que sus amigos creían que participó en el atentado. Ten amigos para eso. El problema es que el tema de las balas y el número de tiradores está más que resuelto (solo uno y tres disparos), y ya sabemos lo que opinan los amigos de ti en el grupo de whatsapp en el que no estás. Más filfa.

5.- Un informe sobre las actividades de la CIA en México. Para los fanáticos del caso -cuatro, que contamos los años por tactos rectales- puede tener cierto interés, seguramente también para los amantes de la Guerra Fría. Pero más allá de eso, su relevancia es mínima. El problema de este documento de 77 páginas que ya está publicado de manera parcial, tiene que ver más con las relaciones entre EEUU y sus vecinos del sur que con el asesinato. La breve estancia de Oswald en México para intentar regresar a Rusia vía Cuba también está amortizada hace años.

Y poco más. El resto, seguramente morralla. En el fondo, todo humo. La Orden Ejecutiva de Trump, además, lleva letra pequeña: los servicios secretos podrán revisar qué material puede ser desclasificado y cómo. Es decir, algo que ya hizo Biden. Una simple campaña de imagen para dar una sensación de que al nuevo presidente le preocupa la transparencia. Algunos han picado.

Como ocurre con los marcianos, para los fans más aguerridos, la desclasificación es el gran Manitú. El becerro de oro ante el que postrarse. Como en su día los falangistas con la revolución pendiente, viven en un ‘ay’ esperando algo que no va a ocurrir. Piden documentos, se los dan, no hay nada, y vuelta a la casilla de salida, insistiendo en que hay que desclasificar más hasta que encuentren la gran verdad. Y como la gran verdad es que no hay nada, cuando toda la información sea pública, saldrán con lo de que, claro, cómo lo iban a dejar por escrito. La conspiranoia, en el fondo, es entre una profesional y una religión. Cutre, pero religión al fin y al cabo.

 

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