Este mes de diciembre ha sido singularmente diferente a otros diciembres que pasaron por nuestras vidas, ocupados en preparar las cenas de empresas, de familiares, de amistades etc. Desde hace ya unos años estas costumbres se habían impuesto en nuestras vidas y era ya tan o igual de difícil salir de ellas como del propio consumismo navideño. Esta sociedad nuestra, donde impera el individualismo como forma de vida, se reinventa todas las navidades para convertirse en una especie de individualismo colectivo, que, aunque contradictorio en sí mismo, ejemplifica una forma de comportamiento semejante a una manada de zombis; a saber; cada cual a lo suyo, pero todos a lo mismo.
Estas navidades serán diferentes en algunos aspectos debido a la pandemia, sin embargo, la verdadera Pandemia, que ha hecho cambiar nuestros comportamientos, no es un virus desconocido procedente de un país asiático, la verdadera pandemia que acompaña a nuestras vidas no es otra que ese individualismo que ciega los propósitos colectivos, que día a día va creando una desafección política, bajo el paraguas de que todos son iguales y que siempre tiene los mismos beneficiarios; los oligarcas del poder, ese grupo de poderosos, que utilizan lobbies para hacernos pensar en falsas necesidades y guiar nuestras vidas a su antojo.
Ahora más que nunca se hace necesario volver a viejos dogmas, poner encima de la mesa preceptos como “conciencia de clases”, “república ”o “justicia social ”.
La existencia de una conciencia de clase no interesa a quien ostenta el poder. Que sepas que tus intereses son muy probablemente antagónicos a los intereses de los banqueros y multinacionales los convierte de alguna forma en tu enemigo, por lo tanto es preferible camelar a la ciudadanía con aquello de que todos somos iguales ante la ley o que tenemos los mismos derechos, aunque tus vivencias te indiquen lo contrario. Tal y como hemos podido ver en la última década, ni reyes, ni banqueros, ni poderosos, ni millonarios han tenido el mismo trato ante la justicia española que un ciudadano común, nos han envuelto los juicios (si es que los había) en papel de regalo, y solo nos han dejado ver la puntita del iceberg, ocultando aquellas tramas que el ciudadano de a pie no debía conocer, según sus propias palabras, por nuestro propio bien, cómo no.
En cuanto a la república también los engaños han sido muchos y persistentes. La república se ha tratado globalmente como si solo se tratase de un sentimiento nostálgico de algunos abuelos, limitando su concepto a una forma de estado. De nuevo es el momento de poner encima de la mesa que república es mucho más que una forma de estado, que república significa el pueblo que se autogobierna y protege la libertad, cimentado en valores de honestidad, integridad, honradez, lealtad y justicia en el gobierno de lo que es de todas y todos. De tal manera que no es simplemente cambiar un rey por un presidente de la república, como nos quieren hacer ver. No hay hecho más antidemocrático en nuestra democracia que la elección del jefe del estado por aquello de su sangre azul sin contar con la voluntad del pueblo, y haciéndonos tragar el legado de quien fue dictador de una España, que, aunque mucho se empeñen, no olvidamos.
Como consecuencia de esta manipulación, que nos ha llevado a la falta de conciencia de clase, la desvirtualización que se ha hecho de la república y el individualismo de nuestra sociedad, nos encontramos en unos tiempos donde la justicia social, aquella que posibilita la reivindicación en igualdad de oportunidades de la participación en las riquezas que has contribuido a crear, ha dejado de ser un derecho de sociedades democráticas para convertirse en un término desdibujado, creando confusión entre el opresor y el oprimido.
Las ovejas ya no saben que lo son, y ante este panorama el lobo ataca con más facilidad que nunca. Ha llegado el momento del despertar, para dejar atrás formas de gobierno obsoletas y posibilitar una nueva distribución de los recursos más ética y colectiva.
- Mati Mas Monto es concejala de poiliticas ecológicas y sanidad en el ayuntamiento de Buñol y secretaria autonómica de municipalismo en Podem País Valencià.