Operación Pàmpols
“Esdevenim guerrers embolcallats amb càntics
de vidre, consumint el foc de les vinyes
del nostre ahir vençut, que se’ns rebel·la
amb furors d’aurora i migdies de calèndules
oblidades entremig dels passat i la joia del jardí“.
Lluís Alpera, València,1986. ‘Tempesta d’argent’.
La sociedad valenciana está conmocionada y la política española vive en celo electoralista El pasado día 29 de octubre sonaron todas las alarmas menos las que debieron sonar en València. Desde el PP vieron esfumarse el convencimiento de que tenían contra las cuerdas al gobierno de Pedro Sánchez: caso Koldo- Ábalos, caso Errejón, las andanzas de Begoña Gómez. Carlos Mazón, desde la cúspide de la autonomía clave para gobernar España (Juliana dixit), puso en peligro la credibilidad de la derecha en su manifiesta inutilidad, junto a todo su equipo gubernamental. La entente PP-Vox pierde fuelle para encaramarse en su pretendida dimensión de fuerza política de Estado. La derecha, la diestra, mostró la brecha cruel de su incompetencia para alcanzar el poder que ansía. La apreciación del intelectual canadiense, Michel Ignattief, al día siguiente de la tragedia valenciana, dio en la diana: las inundaciones de València van a cambiar el futuro político en el Estado español. El dilema está en si deteriora más la intención de voto hacia el PP el mantenimiento de Carlos Mazón en su cargo, cuando es un cadáver político o si su cese inmediato por incompetencia después del trauma inicial con la herida abierta, habría aportado a la derecha mayor capacidad de recuperación a medio y largo plazo.
Solución de emergencia
‘De la gallarda caballería resuena la alegre trompetería’. Así se relataba en el cine la voz en off cuando, in extremis, acudía con banderolas y fanfarria , el décimo regimiento yanki, a salvar a los asediados por los malvados sioux. Lo nunca visto. Un militar, el teniente general Francisco José Gan Pàmpols, con brillante hoja de servicios, licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la UNED. Designado con los plácemes de Génova, cuartel general del Partido Popular en Madrid. Es el nombramiento sorpresa que ha dispuesto Alberto Nuñez Feijoo para ocupar la vicepresidencia del gobierno valenciano para la reconstrucción tras la extemporánea riada de 29 de octubre. El general estuvo próximo a València por su destino en Bétera para Alta Disponibilidad. Doctor honoris causa por la Universidad Católica de València. Bonito regalo, Pertenece a la Fundación Étnor (Ética para las empresas y las organizaciones), que dirige Adela Cortina. La selecta entidad para-empresarial nació en 1991 entre los vapores del Opus Dei y al calor de Bancaixa. Mantiene vínculos con la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), cuyo director gerente , Diego Lorente, es vicepresidente ubicuo de la fundación elitista, cuya misión es fomentar la ética en los puestos directivos. Cuenta entre sus miembros directivos al presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Salvador Navarro, en función de su cargo. En la céntrica calle Princesa de capital de España, cerca del Templo de Debod, el general Gan Pampols pertenece, junto con Adela Cortina, al también selecto foro: Círculo Cívico de Opinión, donde coinciden catedráticos, intelectuales, militares de alta graduación, periodistas afamados, políticos, letrados, arquitectos e intelectuales de orden, patrocinados por grandes empresas del Ibex: Repsol, La Caixa, Iberdrola, El Corte Inglés, Fundación Villar Mir. Este club nunca criticó a Mariano Rajoy y sí se pronuncia contra Pedro Sánchez hasta posicionarse contra la Ley de Amnistía. Colabora estrechamente con FEDEA, lobby igualmente financiado por empresas del Ibex.
En la cuerda floja
Al conocer el nombramiento del general Gan Pàmpols, los valencianos de más edad, se sintieron sacudidos por un trallazo que les trasladó a la tarde 23 de febrero de 1981, cuando el teniente coronel golpista, Antonio Tejero, pistola en mano vociferaba desde la tribuna del Congreso de los Diputados: “Quieto todo el mundo. Al suelo. Esperamos la presencia de la autoridad competente, militar por supuesto”. Mientras sonaban los disparos en la Carrera de San Jerónimo, 50 carros de combate y dos mil soldados tomaban las calles de València al son del escalofriante bando de excepción del general Milans del Bosch declarando el Estado de sitio. La Operación Pàmpols además de insólita supone una arriesgada pirueta para salvar los muebles del Partido Popular. Formación que se ha visto comprometida a raíz de la desastrosa gestión de la emergencia que ha ocasionado la muerte o desaparición de 228 personas y la ruina de viviendas y negocios en 75 poblaciones y más de cien polígonos industriales. Con este nombramiento, seguido de la incorporación de otro general, Venancio Aguado, secretario autonómico en la Generalitat, se evidencia el fracaso de la clase política incapaz de gestionar la recuperación. Es la primera vez desde la vicepresidencia de Gutierrez Mellado con Adolfo Suárez, que un militar accede a un cargo político de relevancia. Se pretende restablecer la credibilidad del PP ante el electorado del País Valenciano. Carlos Mazón cuenta con un catalán en su gobierno que manda más que él. El general Gan, nacido en Figueres (Girona), habla catalán con fluidez y así podrá entenderse mejor con su presidente y con todos los valencianos. Para superar la incompetencia del Consell presidido por Carlos Mazón (PP), los valencianos cuentan con una oposición errática que aún no ha superado la debacle electoral de 2023. Ximo Puig a caballo entre Morella y París. La secretaria general del PSPV y ministra, Diana Morant, en un discreto segundo plano. En Compromís, filial de Sumar, la incomparecencia de Águeda Micó y de Enric Morera se solapan con la empática retórica de Joan Baldoví. Ni un plan ni un proyecto aunque tan solo sea esquemático.
Del 9 al 30 de noviembre
De las hecatombes inquietan más que las elocuencias los silencios. A raíz de la nefasta gestión de las inundaciones acaecidas en el sur del área metropolitana de València el 29 de octubre la intención de voto del PP ( 24,2 %) prosigue en caída libre frente a sus contrincantes y si se votara unas semanas después de la tragedia, el partido de Alberto Núñez Feijoo y Carlos Mazón, no tendría suficientes apoyos para presidir la Generalitat . Esta desazón atenaza al Partido Popular en sus contradicciones desde el sábado 9 de noviembre cuando la delegación del Gobierno cifró en más de 130.000 manifestantes los que inundaron el centro de la ciudad reclamando la dimisión del presidente del Consell . De ahí se deriva la atropellada carrera del PP en un intento desesperado por salvar la situación de dominio que creían asegurada, más allá de las próximas elecciones autonómicas en 2027. La fecha clave es el 30 de noviembre, cuando está convocada la siguiente manifestación para reclamar la dimisión del presidente Mazón, responsable de la gestión del desastre ocurrido en València. En esta ocasión se podrán incorporar a la protesta los damnificados de los pueblos afectados. Hasta ahora en silencio y dedicados a la urgente recuperación de la normalidad en los municipios afectados. Si se incrementa notablemente el número de manifestantes con respecto a la protesta del día 9 de octubre, Núñez Feijoo no podrá mantener a su barón en la presidencia de la Generalitat. ¿Le sustituirá el vicepresidente Francisco Gan Pàmpols que no es diputado? ¿Sería sólo temporalmente hasta que se produjera la investidura de algún diputado del PP? Por ésta y otras razones el papel del general-vicepresidente tiene significación política.
Precedente
La cuestión a dilucidar que inspira el nombramiento del general Gan Pàmpols consiste en resolver el dilema en el que desembocará necesariamente la arriesgada decisión de su nombramiento. Si su tarea, que siempre será política y parcial porque procede y fortalece al PP tiene éxito, ésta designación sentaría un precedente de sustitución del poder civil por el militar siempre que se plantee una catástrofe o emergencia. En el caso de que el general Gan fracasara en la coordinación de todos los recursos, entidades y organismos del Estado, central y autonómico, sería incomprendida su incorporación al Consell – órgano de carácter eminentemente político– las críticas recaerían sobre el PP que le adjudicó el cargo. Se descompondría la acción de gobierno, se provocaría un vacío de poder y conllevaría notable pérdida de tiempo en las tareas de recuperación.
Frivolidad
En el trasfondo de la calamidad subsiste la crisis de los partidos políticos – nuevos y tradicionales– que fallan en su labor de intermediación eficiente entre los ciudadanos y sus dirigentes. En paralelo también ha perdido eficacia la labor crítica y esclarecedora de los medios de comunicación. Están excesivamente condicionados en su supervivencia por la intromisión en su tarea de objetivar la realidad, desde la imparcialidad, por parte de los grupos de presión política, económica y confesional. En el drama de las inundaciones ocurridas en València ha quedado al descubierto la grave irresponsabilidad en la que incurren los partidos cuando designan sus cargos y de cómo conducen los organismos e instituciones únicamente pensando en su conveniencia. Anteponen los intereses personales e ideológicos por encima de la idoneidad de las personas que han de desempeñar los puestos de responsabilidad. La sumisión y el clientelismo sitúa personajes inapropiados en las altos cometidos de representación política, bien por menosprecio a las instituciones que desean comtrolarr más allá del espíritu de servicio público que les debería inspirar. La otra alternativa todavía es más lamentable y funesta para los ciudadanos: la frivolidad.
1