“Com dos espills antics i solemnes,
confrontant reflexions i subtileses de l’ànima,
anavem reconeixent el sofre de les imatges
on les gavines aturaven aquell horitzó sense nord.
Carregats d’una vella tristesa,
per damunt l’ocàs d'històries i fracassos,
esmunyíem les arrugues i ens palpàvem les nafres més recents“.
Lluís Alpera, València. ‘Tempesta d’argent’, 1986
València, lo valenciano. Catalunya o de lo catalán al País Valenciano. Se ha perdido mucho tiempo en diatribas y disquisiciones sobre qué fue primero, la gallina catalana o el huevo valenciano, Sobre si España nos roba o Catalunya pretende robarnos… la paella, la lengua o la cartera. La política española que nos afecta se encuentra en un jaque mate decisivo. En términos prácticos y conclusiones económicas: se sigue perdiendo tiempo y dinero mientras el mundo avanza aun cuando se destruye. Las dos piezas clave del entendimiento entre catalanes y valencianos se silencian: son la cultura y la sintonía empresarial, principalmente activa entre las empresas de dimensión media: las pymes.
TAV’89
En 1989 salió a la luz el “Estudio TAV’89” que trataba sobre la viabilidad y conveniencia de la conexión de Alicante, Castellò y València en la red europea de ferrocarril de alta velocidad, vía Catalunya. Aquel laborioso documento fue concebido, coordinado y financiado por la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de València –liderada por José Enrique Silla Criado– en una empresa inconcebible hoy, cuando la preside José Vicente Morata, en la corporación que le sucede, tras heredar su denominación e incapaz de desarrollar proyectos e iniciativas a favor de los intereses generales de la economía y al margen de las directrices políticas y estamentales que le son dictadas por los que mandan en la política y en el sanedrín empresarial que rige los destinos de las entidades económico- empresariales en el País Valenciano. Para llegar al resto de Europa desde las empresas valencianas hay que pasar por Catalunya.Territorio con ocho millones de habitantes afectado desde 2005 por el “procés” soberanista y las tensiones derivadas de la anulación de la reforma del Estatut Català. Esa travesía ha sido combatida por los intereses centralistas dominantes en España que ejercen los partidos políticos hegemónicos –PSOE y PP, además de otros– que han torpedeado sistemáticamente cualquier vínculo o aproximación entre dos territorios vecinos y complementarios: País Valenciano y Catalunya.
Amor / odio
Vuelve a resurgir el pleito de amor y desdén entre Catalunya y el País Valenciano. Se reactiva el grave despropósito, nada aséptico, del extrañamiento entre dos territorios que se retroalimentan. Ajenos, carecen de sentido. Algunos ilusos piensan que unos raíles y cuatro traviesas del Corredor Mediterráneo serán suficientes para enderezar más de un siglo de desencuentros. Provocados por la ignorancia y la malevolencia de estrategias rebuscadas en detrimento de la sintonía y la concordia. Siempre para servir a los intereses explícitos del odio y el enfrentamiento. Por encima del bienestar y el sosiego de dos entidades históricas con vínculos indisolubles en la cultura, la historia, la economía, la mediterraneidad, la aculturación etnográfica, la costumbre, la idiosincrasia y en la voluntad de ser. Arraigada en Catalunya y en el País Valenciano,, que quiere avanzar a pesar de las insidias y los impedimentos.
Eje Mediterráneo
Los últimos análisis y posicionamientos interesados ligan el Corredor Mediterráneo ferroviario con la ‘normalización’ de las relaciones entre el País Valenciano y Catalunya. Por autopista se reconstruyeron desde la década de los 70 del siglo pasado, en plena dictadura franquista, financiada por el Banco Mundial. Todos los estudios y proyecciones europeas establecían en 1989 que el eje mediterráneo era y es prioritario por autopista y ferrocarril con dos alternativas. La española: Madrid- Barcelona-hacia la frontera francesa y a Valencia por Castellón. La europea, avalada por los organismos comunitarios: Murcia-Alicante-Valencia- Castellón- Tarragona- Barcelona- Girona- Francia. Este trazado, imprescindible desde hace 35 años por los datos y los estudios de mercado, para mercancías y pasajeros, es precisamente el que no está finalizado y previsiblemente no estará acabado hasta 2050. Hoy se puede ir de Gijón a Vinaroz en AVE a comer langostinos y alcachofas, pero no es posible recorrer el trayecto de València a Barcelona (303 km) ni en AVE ni en menos de cuatro horas en trenes convencionales (Euromed o Talgo).
Más allá del tren
El ferrocarril con ser importante no lo es todo ni mucho menos.Tampoco fue siempre así. La interconexión entre valencianos y catalanes ha pasado por distintas épocas y fases. En las últimas conclusiones formuladas en torno a los rendimientos económicos hay un interés desmedido acerca de que el entendimiento entre Catalunya y la autonomía valenciana depende de ir en tren rápido y convoyes de AVE. Eso será lo que conviene a las empresas contratistas y fabricantes de locomotoras además de otros componentes ferroviarios En València está funcionando a todo gas la Oficina del Alto Comisionado para el Corredor del Mediterráneo, Josep Vicent Boira, dependiente de Adif y del ministerio de Fomento que comanda el socialista, Oscar Puente. Los déficits y retrasos que sufren los valencianos, en esta y otras materias, vienen de muy atrás, están motivados por razones políticas y han salido muy caros a los valencianos y a los catalanes. Están directamente motivados por el escaso peso específico del País Valenciano en el conjunto de la política española. No pintamos nada y así nos va. Ni en el área política con cuatro partidos con diputados en el Congreso de la Carrera de San Jerónimo en Madrid: PP, PSOE, Compromís fagocitado por Sumar y Vox en plena resaca de rebote (quieren gobernar en las autonomías pero están en contra del Estado Autonómico) que los sitúa al margen de la Constitución.
Inferioridad
El Pais Valenciano acusa la inferioridad de no contar con ningún partido político que no dependa de las decisiones de su jefatura en Madrid. Euskadi tiene el PNV que le resulta muy rentable. Catalunya tiene Junts de Puigdemont y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) que esgrime la baza más notoria de ejercer la presión constante para que el Gobierno de Pedro Sánchez (PSOE y Sumar) sienta la espuela de la inseguridad legislativa para gobernar y aprobar presupuestos. Ha sido el presidente de la patronal autonómica valenciana (CEV), filial de CEOE, Salvador Navarro, quien ha lanzado la obviedad de que al País Valenciano le convendría contar con uno o varios partidos de obediencia estrictamente valenciana, que defendieran a ultranza los intereses de los valencianos e incluso que fueran, si no mucho, bastante nacionalistas. Sería interesante contemplar a esos partidos valencianos decantándose, según las circunstancias, hacia los empecinamientos centralistas o apoyando las conveniencias periféricas, las nuestras. Incluso se podría reclamar una financiación singular como la que va a obtener Catalunya o cuando menos más justa que la actual. No cuela ya el falaz argumento de la igualdad de todos los españoles. A medida que pasa el tiempo son cada vez más desiguales según donde tengan su residencia. Los privilegios fiscales más desiguales los tiene Madrid D. F.. El sistema de financiación autonómica actual es injusto y además está obsoleto. Cambiarlo es necesario, porque la desigualdad de Catalunya está a la vuelta de la esquina. Han constatado los empresarios con mando en plaza que Carlos Mazón, no sirve para esa misión que exige coherencia, autoridad , audacia y sentido de país.
Cultura y empresa
Los valencianos carecemos de formaciones políticas autóctonas. Lo de Compromís en Sumar es un quiero y no puedo.. El País Valenciano, por contra, dispone de organizaciones empresariales y Cámaras de Comercio a las órdenes del grupo de presión empresarial AVE, que vuela sobre todas ellas. AVE vuelve a organizar un acto pro Corredor Mediterráneo en Barcelona después de hacer el ridículo en Madrid con pancartas incluidas. Una oportunidad. De ahí podría salir el partido de obediencia valenciana que necesitan, aunque conociendo las dependencias y vinculaciones vigentes no pasará de una “demostración de fuerza” de cara a los suyos: cuando los políticos no dan la talla ahí están los empresarios con sus estrategas. A partir de la incompetencia política proverbial en el País Valenciano. Al margen del servilismo inexplicable a las siglas centralistas, sólo quedan dos vías por explotar: la empresarial que se enmascara detrás de una hipotética “sociedad civil” que nadie es capaz de definir ni concretar.
Potencial cultural conjunto
El segundo campo, es el cultural, al que ni corredor ferroviario ni la galaxia política prestan atención. El País Valenciano vive en un desierto cultural a pesar de los nominales institutos (Instituto de Cultura Valenciana) y el rimbombante Consejo de Cultura Valenciana. Ambos esterilizados por el ansia acaparadora de los partidos políticos dominantes que ni hacen ni dejan hacer. Hay todo un historial de la capacidad cultural conjunta desaprovechada entre Catalunya y el País Valenciano. Empezando por la más importante y fundamental: instrumentalizar las posibilidades y capacidades de la unidad de la lengua que se habla en el País Valenciano, Catalunya y Baleares. Se consiguió pactando y cediendo por todos con la Acadèmia de la Llengua, ahora asediada. La sequía y desorientación de los principales centros e instituciones culturales amenazan en su inanidad que la parálisis se convierta en crónica y sin remedio.
Revolución empresarial
En el capítulo empresarial son las pequeñas y medianas unidades de negocio (el 98%) las que más tienen que perder si se perpetúa la consolidación de un sanedrín empresarial (150 empresarios) lel que va a marcar el paso de las otras ciento cincuenta mil. Cuyos intereses y estrategias en muchos casos divergen. Esta es la revolución pendiente en el País Valenciano para que emerjan las pequeñas y medianas empresas y se garanticen el derecho a hacerse oír. En Catalunya el estado de anulación de la voz de las pymes lo tienen resuelto con la organización PIMEC, con larga tradición y que preside Antoni Cañete. A su vez se extiende y propaga en el resto de España a través de CONPYMES . Cuando se consolide este proyecto, cambiará el panorama de órganos de decisión empresarial compartidos y la capacidad multiplicadora de la emancipación de las pequeñas empresas, hasta ahora sometidas al dictado de los grandes. Las férreas estructuras de poder vertical y los oligopolios de facto, son contrarios al liberalismo intrínseco que define la idiosincrasia empresarial.