Queda una semana para que se celebren las elecciones autonómicas en Madrid. Parecía que la política, tras la recreación de un capítulo de Juego de Tronos, no podía alejarse más de la realidad ciudadana, pero lo ha conseguido. Extraña ver imágenes en color de la campaña electoral cuando se habla de “Comunismo o libertad”, “No pasarán”, “Libraremos a Madrid del fascismo”, sumado a las amenazas de muerte a candidatos y miembros del gobierno. Todo este show genera una desconexión entre la vida política y la vida diaria madrileña y española.
Partidos y medios de comunicación van detrás del morbo y el titular en lugar de abordar la gigante crisis que vivimos y cómo vamos a solucionarla. Da pena ver al principal candidato de la izquierda sumarse al lema de “impuestos caca” de la derecha. Ese discurso neoliberal tan caduco como las proclamas guerra civilistas no ayudan a construir un futuro que pasa necesariamente por ponerle coto a la riqueza extrema.
Tras otro penoso circo mediático, el nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha visto que no hay un segundo que perder si quiere que su país no entre en conflicto. El plan fiscal de la Administración Biden propone aumentar el tipo impositivo federal de las empresas en 7 puntos hasta el 28%, duplicar el tipo de los ingresos extranjeros hasta el 21% y establecer un tipo impositivo mínimo del 15%. Recordemos que las grandes corporaciones de EEUU esconden 1,4 billones en paraísos fiscales.
Estamos hablando de la primera potencia mundial y uno de los países más capitalistas y neoliberales del mundo.
El problema es que cada vez que se habla de impuestos, las clases más desfavorecidas tienen la sensación de que saldrán perdiendo, cuando precisamente ya están pagando la mayoría de impuestos.
El Senado argentino aprobó en diciembre la ley de Solidaridad y Aporte Extraordinario de las Grandes Fortunas, un impuesto único destinado a ayudar a cubrir el coste de la pandemia de la COVID-19. Consiguieron el apoyo del 70% de la población y dicha subida de impuestos ha afectado al 0,02% de argentinos, los más ricos, según comenta uno de sus impulsores Carlos Heller, en un foro organizado por Oxfam Intermón, quien ve el principal problema de la economía no en la riqueza declarada sino en la no declarada.
Este mes se cumplen precisamente 5 años desde la publicación de los Panamá Papers, que mostraron la realidad de los paraísos fiscales, que aunque ya se conocía, no se le ponía cara. Gran parte de la riqueza en el mundo está escondida y no paga impuestos.
Por cada dólar que entra en África salen 3 por medio del escaqueo fiscal, según dice Dereje Alemayehu, presidente de la Alianza Global para la Justicia Fiscal.
Para evitar que la sociedad en la que estábamos acostumbrados a vivir colapse es fundamental que el tema de la fiscalidad justa se sitúe en el foco político y mediático.Puede que no anime el show de la política de las tentaciones pero conseguirá resolver los verdaderos problemas de la ciudadanía. Las crisis son perfectos momentos para el cambio, en este caso de un modelo económico que permite que el 1% de la población acapare el 99% de la riqueza.