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El presente es soridario, el futuro más

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Recuerdo que cuando era pequeña en mi barrio a veces se comentaba en bajito los trapos sucios de alguna vecina, algo así como -El marido le da mala vida-, -Pobre, con lo guapa que es-. Yo no entendía que sucedía, pero podía sentir el ambiente aterrador que se podía respirar ahí. Hay una estrofa de la canción ‘barrionalistas’ de Los Chicos del Maíz que relata una escena que ha tenido lugar en los hogares de este país “La vecina con gafas de sol ocultando su vergüenza y su terror. El mismo que escuchabas con grito desde el balcón y siempre evitabas subiendo el televisor”. Hace pocos años, tuve el honor de participar en una jornada junto con la presidenta de ‘Mujeres Supervivientes’ en la que relataba como esas situaciones vienen dadas por la concepción del ámbito privado de que los trapos sucios se lavan en casa y si eres mujer los lavarás tu sola. Por tanto, no solo no te escucharán, sino que te callarán porque lo que no se ve no existe.

Durante la adolescencia vi amigas sometidas, vi labios partidos, vi la romantización de las peleas, yo era la más pequeña y solo esperaba que mi momento de tener novio tardase en llegar. Unos años más tarde, me enteré de que muchos de los chicos de mi barrio pagaban por violar. Puse el grito en el cielo, quise decirles de todo y girarles la cara. ¿Cómo era posible que esa gente con la que compartía mi tiempo hiciera algo tan miserable? Se les justificó y yo acepté la resignación. A una mujer de mi familia un cerdo la chantajeó con fotos y la acosó día y noche hasta que casi acaba con ella. Los medios de comunicación se han lucrado de asesinatos machistas sin mencionar las palabras machismo, maltrato o violencia de género. No han muerto, las han asesinado y violado señores.

En este 25 de noviembre desde el Consell de la Juventut de València decimos basta a vuestros chantajes, a vuestros golpes, a vuestras violaciones con o sin dinero y a vuestros asesinatos. Nosotras somos fuertes, follamos como zorras, bailamos como perras y volamos libres. Pero sobre todo como buenas zorras, brujas e histéricas nos defenderemos cuando ataquéis a una de nosotras. Conseguiremos, juro que conseguiremos que no se vuelva a subir el volumen del televisor cuando haya gritos de auxilio, que ninguna adolescente tenga miedo de su novio, que ninguna mujer tenga miedo al volver sola a casa, de desnudarse y de hacer con su cuerpo lo que le dé la gana. A los que pagáis por violar ojalá se os señale tanto o más como al ladrón o al ‘yonqui’ del barrio con el que os metéis y a los asesinos, violadores y maltratadores a ellos...no seré yo quién lo decida aquí.