Reset al sistema o el efecto mariposa

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Ese botón rojo puede ser en esta ocasión un revulsivo, una oportunidad, es el momento. En un mundo donde los discursos del odio suenan cada vez más alto, donde  la ultraderecha se exhibe sin pudor, donde se esquilman los recursos naturales, se explota laboralmente a  personas y se hacen fortunas a costa del malvivir de muchos se evidencia que es necesario apretar ese botón rojo.

El efecto mariposa es innegable. La guerra en Ucrania golpea nuestros bolsillos en el día a día y nuestras emociones frente a las noticias. Todos sabemos que según que marca, la ropa “made in….”  implica en muchos lugares de Asia explotación laboral y ambiental. También sabemos que unidos somos más fuertes, que dentro de Europa nos va mejor y que hay que subir los impuestos a las grandes fortunas, a los que más tienen por cuestión de simple aritmética y justicia social. Realidades difíciles de cuestionar, pero que hace no tan pocos años eran solo un discurso de ONGDS con alusiones al villano bueno de los bosques de Sherwood, pero que por suerte hoy han calado ya en la sociedad, y en los discursos políticos, aunque no en todos. Otra vez asoma la derecha.

Sabemos muchas cosas en la teoría, sobre todo cuando las mismas nos afectan a nosotros en primera persona, pero cuando las desgracias tienen a terceros como víctimas, a las trabajadoras del “made in” en Asía, a los habitantes del cuerno de África o las personas empobrecidas en países en desarrollo, parece que nos importa menos, que se nos olvida que somos parte de su problema y que la solución pasa, nos guste o no por nosotros.

Por todo ello un año más desde Pobreza Cero pretendemos, en la conmemoración el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, recordar que el problema es global, y que las soluciones al mismo deben serlo también. Todo ello partiendo de la base de los municipios y sus políticas, siguiendo con las de los gobiernos autonómicos, los estatales, las políticas que se desarrollan desde la UE y las propias relaciones internacionales surgidas de la misma. Y es que los movimientos sociales para que generen cambio, deben plantear sus acciones de bajo hacia arriba (bottom up) como le dice el profesor de economía de mi sobrino. O lo que es lo mismo de lo local a lo global, como decimos nosotros. Porque ahí radica la fuerza de la ciudadanía ejerciendo su poder, no solo como votantes cada cuatro años, sino como personas comprometidas en nuestro día a día, con nuestros hábitos de vida, de consumo, de transporte, reclamando derechos...

Cualquier elección desde que nos levantamos hasta que apagamos la luz cuenta: el agua que bebemos, el café que consumimos, como nos desplazamos al centro de trabajo, con que nos vestimos…. (ya nos lo decía el gran Arcadi Oliveres).  Pero no solo eso, sino que además tenemos la obligación de solicitar a nuestros representantes políticos que actúen, que sean parte de la solución y eso es lo que la campaña pretende este año una vez más, pivotado a través de demandas en cinco pilares: Los derechos laborales; el sistema de producción y consumo, el cambio climático, las brechas de género y el derecho de asilo y refugio.

No podemos pretender acabar con problemas tan contundentes como el hambre o la falta de acceso a vacunas y medicamentos básicos sin unas políticas internacionales que pongan fin a los malos comportamientos de empresas transaccionales, de gobiernos corruptos o a los paraísos fiscales y a las fortunas que acuden a los mismos para eludir, que no defraudar…  Que rico es el idioma cuando la verdad sonroja.

Y es que, indigna que tras los más de diecisiete años de existencia de esta campaña nos sigamos enfrentando a una realidad estremecedora. En los últimos diez años la situación en el mundo ha empeorado.  800 millones de personas siguen malviviendo por debajo del umbral de la pobreza extrema y el trabajo infantil ha vuelto a aumentar. Sabemos que la solución no es fácil, que los intereses son enormes y que somos David frente a Goliat, pero aun con todo yo quiero vivir sabiendo, que al menos, soy parte activa en la búsqueda de soluciones y que no contribuyo a agrandar el problema; quiero existir pensando en la fuerza del efecto mariposa y trabajar para que este sea posible. Porque quiero creer que cada vez somos más, pese a quien pese. Por eso gritan, porque les dolemos.

  • Maite Puertes Andreu es portavoz de la Campaña Pobresa Zero