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“Que vaya a terapia”, como requisito para conocer a alguien: el autocuidado ya es una 'greenflag'

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¿Alguna vez te has detenido a reflexionar sobre la importancia de que aquelles con quienes te vinculas hayan pasado por el proceso de terapia? o ¿lo atractivo que puede llegar a ser saber que esa persona, que estas conociendo, ha ido o va a terapia, actualmente?

Cada vez son más les pacientes que comentan en la consulta, que el hecho de que la persona que están conociendo, vaya a terapia, haya ido, o tenga intención de ir en algún momento, se ha convertido en un requisito fundamental, para saber si quieren seguir conociéndole, o no.

El acudir a terapia psicológica en el ámbito que sea (público o privado), ha pasado de ser un tabú o una muestra de debilidad, para ser considerado como un recurso valioso en el crecimiento personal y el desarrollo de relaciones saludables. Cuando alguien decide emprender este viaje introspectivo, está dando un paso importante

hacia el autoconocimiento y la reparación emocional. Y es precisamente este proceso de autoconocimiento el que puede tener un impacto significativo en las interacciones con los demás.

Imagina conocer a alguien que ha explorado profundamente sus pensamientos, emociones y patrones de comportamiento en terapia. Esta persona probablemente tenga una comprensión más clara de sí misma, de sus necesidades y de sus límites. Al haber trabajado en su propio crecimiento emocional, es más probable que se relacione desde un lugar de consciencia y empatía con el otro.

Además, la terapia fomenta la comunicación efectiva y el establecimiento de límites. Estas habilidades son esenciales en cualquier tipo de relación, ya sea amistosa, romántica, laboral o familiar. Aquellas personas que han trabajado en terapia son más propensas a expresar sus necesidades de manera clara y respetuosa, y también a reconocer y respetar las necesidades de los demás.

Aunque, es sabido que acudir a terapia no garantiza, en absoluto, que esa persona vaya a ser perfecta y ya no vaya cometer errores, sí que le otorga más herramientas y recursos a los que poder acudir cuando se relaciona con su entorno. Que alguien diga que no cree en la psicología, ya no está tan aceptado, como lo estaba hace unos años.

Este cambio de mentalidad y nivel de consciencia, se encuentra, principalmente, en la gente joven de entre 18 y 30 años y en los vínculos que comienzan con otras personas.

En un mundo donde las relaciones humanas son necesarias para nuestro bienestar emocional, la importancia de que las personas vayan a terapia (o, en su defecto, inviertan por sí mismes en autocuidado) no puede ser subestimada. Al priorizar nuestro propio crecimiento emocional, no solo estamos invirtiendo en nuestro bienestar individual, sino también en la calidad de nuestras relaciones interpersonales. Así que te invito a que la próxima vez que conozcas a alguien que haya pasado por terapia, no lo veas como un detalle poco relevante, sino como una señal de que están comprometido con su propio crecimiento y mejora personal.