Tratemos de la trata
Iniciamos año con el deseo, el intenso deseo, de que 2025 se comporte con menos virulencia. Hemos sufrido un año convulso, guerras, climatología funesta, derechos humanos vulnerados por doquier…
Como cada año, por desgracia, tuvimos que alzar la voz el 25N en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para denunciar las relaciones de poder sobre las mujeres, la violencia física, psicológica, las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones y la privación de libertad.
No lo olvidemos: violencia sexual es cualquier acto de naturaleza sexual NO consentido.
¿Y qué mayor violencia, qué mayor coacción y privación de libertad que la gravísima violación de los derechos humanos que significa la trata? la esclavitud de nuestro tiempo, una atroz forma de violencia de género con lo que acarrea: reclutamiento de personas (mujeres y niñas en su inmensa mayoría), transporte y confinamiento usando el engaño, la fuerza, la coerción, el abuso de poder, con el propósito ruin de explotarlas sexual y/o laboralmente, incluso de forzarlas al matrimonio. Mujeres y niñas en situación de pobreza, de exclusión social que, a menudo, recurren a la migración sin documentación.
La captación incluye promesas de empleo a mujeres que se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad en sus países de origen, no exenta incluso de secuestro.
¿Qué ocurre en los países de llegada? Control absoluto de sus vidas por medio de violencia, retención de documentación y amenazas a las familias que han dejado atrás.
Lo que se esconde detrás de la trata es la terrible desigualdad de género, conflictos sociales y bélicos, crisis humanitarias y, no lo olvidemos, una demanda de servicios sexuales y el negocio lucrativo que alimenta.
¿Cuáles son las consecuencias?
Estigmatización, enfermedades, traumas.
Son diversos los enfoques en la lucha contra la trata.
Legislaciones, cooperación internacional, protección y, sobre todo, prevención, la clave para reducir la vulnerabilidad de las personas susceptibles de ser captadas para la trata. Estrategias preventivas por medio de controles de migración para mujeres en situaciones de riesgo, lucha contra la pobreza, capacitación y acceso a oportunidades laborales. Los instrumentos contra la trata estaban demasiado vinculados al control migratorio y es necesario abordar el problema de forma integral.
Una vez que ya las víctimas han sido captadas es urgente garantizar su protección por medio de refugios y asistencia legal, médica y psicológica, reparación de los daños y repatriación segura, evitando ponerlas en riesgo de caer nuevamente en manos de los traficantes.
Amnistía Internacional ha reclamado durante años una ley integral contra la trata de personas con perspectiva de derechos humanos, de género e infancia. Miles de personas apoyaron con su firma la petición de la organización.
Por fin, en el Anteproyecto de Ley Orgánica integral contra la trata y la explotación de seres humanos, aprobado por el Consejo de Ministros el 8 de marzo, se expone que la lucha contra la trata no puede limitarse a la persecución penal de esta forma de explotación de personas vinculada a la migración irregular y de tráfico de migrantes y criminalidad organizada. En abril, Igualdad inició el trámite de audiencia e información pública del Anteproyecto.
Es indispensable perseguir el delito luchando contra las redes organizadas. Para ello, los Estados deben comprometerse en colaboración reforzando los mecanismos de persecución, y las entidades especializadas de la sociedad civil deben participar asistiendo a las víctimas mediante una sólida estructura de tutela institucional y evitando la victimización secundaria en los procesos administrativos y judiciales.
Tengamos claro que la trata es diferente del tráfico ilegal de personas. La trata implica fines de explotación, es una forma de esclavitud y los Estados tienen la obligación de actuar para prevenirla, investigar y procesar a quienes la comenten y proteger a las víctimas, convertidas en mercancía. La trata en sí no es siempre producto del cruce de fronteras, pero sí está estrechamente interrelacionada con los procesos migratorios; de hecho, muchas mujeres caen en la trampa de la trata durante el trayecto migratorio. Y España, puerta de entrada de migración en Europa, es un país de destino y tránsito para las víctimas de la trata. Precisamente, el componente transnacional contribuye a hacer extremadamente complejo el conocimiento de la dimensión de la trata, que se alimenta con la discriminación y la desigualdad estructural de las mujeres y niñas en las sociedades emisoras de emigración, con minorías étnicas. Si bien en el tráfico de personas el objetivo constituyente del delito es el cruce de fronteras internacionales de manera ilegal, la trata puede darse tanto dentro como fuera de un país.
Finalmente, es absolutamente indispensable tener presente siempre la perspectiva de género para comprender las consecuencias de este delito, que se basa en un negocio muy lucrativo para los cuerpos de delincuencia organizada mundial. Prácticamente la totalidad de las víctimas con fines de explotación sexual son mujeres y niñas que se enfrentan al problema de la invisibilidad determinada por la estigmatización basada en prejuicios y miedo a la deportación por encontrarse en situación irregular.
Cada año nos ponemos en marcha el 25N el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. No debería ser un día sino 365. La sociedad civil cada día lo tiene más claro.
En 2023 se puso el foco en la violencia sexual de mujeres bajo el lema #SeAcabó y, desgraciadamente, en 2024 nos hemos visto obligadxs a seguir haciéndolo. #SeAcabó y #NoEstásSola siguen siendo los lemas.
El 25 de noviembre 2024 se cumplieron 20 años de la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, primera y única ley integral contra la violencia de género en Europa. La trata de personas es la peor violencia de género que pueda existir. La Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama de manera inequívoca que es fundamentalmente inmoral e ilícito que alguien se apropie de la personalidad jurídica, el trabajo o la humanidad de otra persona. La esclavitud, la servidumbre, la explotación sexual, el matrimonio forzado, la prostitución forzada y la explotación de la prostitución son prácticas relacionadas con la trata prohibidas por la Declaración.
Por otra parte, Amnistía Internacional alerta de que tras más de dos años de la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual las víctimas están en riesgo de desprotección. Por la lentitud del Gobierno en impulsar las medidas para la prevención, asesoramiento, acompañamiento y protección de las víctimas de violencia sexual. Y por la falta de compromiso de algunas comunidades autónomas para poner en marcha recursos seguros como los centros de atención continua y especializada para atender a las mujeres que han sufrido algún tipo de violencia sexual.
Luchar contra esta violación de derechos humanos debería ser una prioridad para todas las autoridades públicas.
La vergonzosa e inhumana lacra de la esclavitud producto de la trata debe acabar. Y los gobiernos, todos los gobiernos, tienen esa responsabilidad.
El apartheid de género debe ser reconocido en el derecho internacional para extender la protección plena de las mujeres y las niñas de todo el mundo.
Pero Amnistía Internacional sigue recordando a las autoridades que legislar por sí sólo no basta. Ninguna ley o normativa será suficiente si no va acompañada de un verdadero compromiso de las autoridades para ponerla en práctica y de una auténtica presión de la sociedad civil.
- Emma Sopeña Balordi es filóloga y coordinadora de comunicación de Amnistía Internacional Valencia
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