EncarandolarectafinaldelaEurocopa,con lamiradapuesta enlosJuegosOlímpicos, deslumbrados por la técnica y el esfuerzo de los y las deportistas, muchas de ellas valencianas,resultaunpoco decepcionanteverquetuequipo,ocupamáspáginasenla prensa en la sección de economía, o de territorio, que en aquellas que hablan de deporte.
En un año donde tentativas como la superliga, amenazan los valores deportivos, en pro del negocio y la especulación, donde el deporte, parece una excusa, ejemplos como el de loschicosdeLuís. Enrique,olosdeManzini,olaschicasdeJorgeVilda,pornohablar solo del fútbol masculino, nos devuelven a la verdadera esencia de los valores que están ligados al deporte.
Por desgracia, no bajan igual las aguas en uno de los equipos más importantes de la Comunidad Valenciana, y en el Valencia CF-SAD, hemos visto hasta qué punto se puede anteponer el afán especulativo al proyecto deportivo. Por eso, y desde un sector que los y las valencianas llevamos en el ADN de nuestra tradición, es inevitable no preguntarse, si la gestión cooperativa no ayudaría a mejorar la gestión democrática y prevendría situaciones límite como la que estamos viviendo en el Valencia.
LasCooperativasse caracterizanporserempresasgestionadasdemocráticamente donde cada socio ostenta un voto con independencia del capital desembolsado y donde se eligen en Asamblea los rectores de la entidad para cada periodo establecido.
Situación diametralmente opuesta a la que rige los destinos del VCF, donde a resultas de diferentes circunstancias, tenemos un Consejo de Administración que no eligieron los socios y accionistas de la entidad.
No se cuál será la opinión de ustedes, pero yo me consideraría estafada como accionista y propietaria del Valencia, en un tiempo en que al menos las acciones del club las gestionaba una fundación. En el Valencia ya lo hemos probado todo, club, sociedad anónima, fundación, etc, Pero en todas las experiencias de gestión, la representación de las mayorías y minorías era proporcional al capital y quizá por eso, entre otras causas, se haya llegado a esta situación. Por que no introducir en el proceso de toma de decisiones societarias además otros criterios que aporten más democracia y pongan en el centro los valores y la gestión deportivas?
En esta Comunidad existen prestigiosos juristas que seguro encontrarían el argumento legal para adaptar la forma jurídica actual de nuestro VCF en una fórmula cooperativa, que bien podría ser en su modalidad de usuarios y consumidores donde los socios democráticamente designemos a nuestros rectores, donde elijamos el proyecto deportivo, lo acompañemos, lo evaluemos, y donde incluso se podría cooperativizar el trabajo de las personas empleadas.
Introducir la innovación social en la gestión de las organizaciones, sobre todo, en aquellas donde los criterios económicos deben ser el medio con el que alcanzar otros más nobles, comoeldesarrollodeportivo, noesalgonuevo,porextrañoqueparezca.Enlahistoria
ha habido otros clubs como el mismo FCBarcelona que ha estudiado esta posibilidad en diversas ocasiones, o el mismo Elche CF que en 1953 se convirtió en cooperativa que salvó al club de una angustiosa situación económica, y más allá de ultramar funcionan como cooperativas algunos clubs como el Cruz Azul mexicano.
Si el Valencia CFfuera una cooperativa podría tener socios por todo el mundo que fueran los auténticos propietarios del club y por tanto tomarían las decisiones guiadas por el sentimiento a unos colores, por la innovación deportiva, por la inclusión y no por la especulación y el negocio.
Lagrandezade lafórmulacooperativaesprecisamente sugestióndemocráticadonde lo importante son las personas y no el capital. Lo importante seria el deporte, al nivel competitivo que merece el Valencia, pero olvidando la especulación y “el negoci”, centrándose en la igualdad de género mediante la potenciación del futbol femenino, la sensibilidad con las diversidades funcionales, el respeto por el medio ambiente, la responsabilidad social corporativa.....
Unaorganizaciónbasadaenestaformademocrática, atraeríaaportacionesdemilesy miles de valencianistas que sentirían que la inversión en el equipo no va a suponer la llegada de ningún inversor capitalista a desvirtuar el proyecto deportivo porque no podría.Nada impediríacrecerdeportivaysocialmentealValencia,sinabandonarla rentabilidad económica. Es más, y ¿si el invertir capital, por poco que fuera, significara que tu opinión cuenta y que va a servir para que el equipo sea propiedad de todos los que lo sentimos en igualdad de condiciones?, ¿no seria mucho más ilusionante? y no solo las personas físicas, seguro que podríamos encontrar empresas que aportaran también capital, ¿y tantos y tantos exfutbolistas que han pasado por el equipo (y que en su inmensa mayoría tienen una gran capacidad económica) no aportarían también su granito de arena?
En una cooperativa, no manda más, quien más pone, si no que cada uno aporta en función de sus posibilidades y se decide entre todos y todas en igualdad, en base a un proyecto deportivo viable, competitivo y responsable, con la profesionalidad que corresponde y en base a resultados.
No se trata de regalar el dinero, si existiera buena gestión y buenos resultados se podrían incluso tener inversiones prósperas que retornarían a las personas y entidades socias. Existen instrumentos de autofinanciación en las cooperativas como el Capital Social Voluntario que se puede remunerar con un tipo de interés competitivo y existen claros ejemplos en nuestra sociedad como es Caixa Popular, entidad financiera valenciana formada por el capital de sus socios y que funciona perfectamente y que ofrece a sus socios cada año una remuneración interesante por su capital aportado.
Losylasvalencianassiemprehemossidounpuebloinnovador, quehasabidoadaptarse para superar los problemas. Si el club fuera propiedad de una cooperativa, con un proyecto deportivo sólido y a largo plazo, formada por muchos y muchas valencianistas de corazón y con una gestión profesional solvente, abriríamos un nuevo camino para el deporte valenciano.
Quizá en la tradición, resida la innovación social y societaria que el Valencia necesita para hablar de goles y finales, y no de ATE, deudas y llamadas a Asia. ¿Por qué no, al menos, planteárnoslo?
- Teresa García Muñoz es directora general de Emprendimiento y Cooperativismo de la Generalitat Valenciana
- Emilio Sanpedro es presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo Asociado (Fevecta)