La semana “fallera” volvió este año con más de una recuperación. Hoy leía en elDiariocv.es que À punt batió récord de audiencia.
La pandemia del Covid-19 cambió creo que desde múltiples ópticas a la sociedad y por tanto a las personas. Vivimos desde hace dos años con unos parámetros diferentes, máxime en nuestra valoración de aquello más próximo e incluso de esas “pequeñas cosas” que han estado siempre ahí y nunca nos han gratificado como ahora. Jamás ha desaparecido el interés de la ciudadanía por la información más próxima a su entorno, pero cierto es que desde el terrible cierre de Canal 9 hemos estado huérfanos de esa cercanía audiovisual que traslada a los salones la realidad de nuestro territorio. Y cierto también que desde febrero del 2011 los usos de la televisión han cambiado radicalmente. La aparición de los canales privados a finales de los años 80 revolucionaron sin duda el escenario televisivo en España. Los hábitos de los televidentes cambiaron bruscamente al encontrarse una ampliación de la oferta que obligó a la televisión pública RTVE a competir por las audiencias.
En los últimos años la revolución audiovisual viene marcada por la proliferación de plataformas y la posibilidad de alcanzar fácilmente lo que ya en los años 90 los expertos denominaban televisión a la carta. Si además sumamos la accesibilidad a través de nuestros dispositivos móviles a la grabación y captación de imágenes e interconexión personal a través de las redes sociales, somos conscientes de la dificultad actual para atraer televidentes y más todavía para fidelizarlos.
Por eso la alegría es doble, o quizá triple o cuádruple.
En febrero de 2018 À Punt hizo su primera retransmisión con la Crida de las Fallas de València. Estábamos iniciando el camino. En marzo del mismo año las mascletás y la Cremà de la fama municipal volvieron a entrar en nuestras casas. Pero no fue hasta junio cuando arrancaron las emisiones con programación durante 24 horas. Hoy 4 años después la audiencia ha respondido de forma unánime al trabajo de tantos profesionales que diariamente vuelcan su sapiencia y buen hacer en acercarnos no solo la información puntual necesaria para poder generar criterio propio, hoy tenemos una parrilla que visualizar rica en programación sobre nuestra tierra.
Cuanto echamos de menos durante el “apagón mediático” esa aproximación a las gentes de nuestros municipios; los documentales que nos ilustran sobre un patrimonio que desconocemos a pesar de tener tan cerca; la ficción hecha en casa; las vivencias en nuestras fiestas; la cultura, el deporte o la meteorología; la casa, el campo o la industria; … todo tiene hoy visión valenciana gracias a À Punt.
Tuvimos la primera muestra de acercamiento al medio autonómico público de comunicación con las desgraciadas Danas vividas, con la pandemia y ahora con las Fallas. Si algo se constata es que la ciudadanía sí responde al llamamiento a una programación próxima y si algo deben estudiar los gestores de À Punt es sin duda la fórmula para fidelizar a esos miles de personas que nos han dado un 8,4% de share de media. Y sigue, porque con el inicio de las fiestas de la Magdalena en Castellón hemos situado el share en el 7,3%, cifra nada desdeñable.
No es fácil pero tras 4 años y con el ascenso paulatino de televidentes y radio oyentes (no olvidemos nunca a la Radio que me niego a mantener como “hermana pequeña”) estoy segura que darán con la clave.