La victoria de Pilar Lima anticipa un periodo de tensión en Podemos entre cargos institucionales y orgánicos

La noche del pasado viernes, la exsenadora y diputada autonómica Pilar Lima ganaba las primarias de Podemos para dirigir el partido en la Comunitat Valenciana. Lima conseguía varios hitos en el partido: ser la primera mujer en liderar esta formación y ser la primera persona con discapacidad en alcanzar esta cuota de poder.

La nueva coordinadora -figura que sustituye a la secretaria general- rompía el techo con apenas 38 votos de diferencia respecto a su principal oponente, la portavoz en el Parlamento valenciano y exconcejal en Alcoi, Naiara Davó. Competía un tercer actor, el responsable de Podem en Castelló y concejal en la misma ciudad, Fernando Navarro, que cosechó 500 apoyos frente a los 2.200 de cada una de sus rivales. Una diferencia mínima que queda reflejada en el Consejo Ciudadano autonómico, con 14 representantes de la candidatura pablista, 14 de la portavoz parlamentaria y 14 que tendrán que ser elegidos por los círculos.

Algunas voces en Podem ya anticipaban que la tercera candidatura podría menguar los apoyos a Davó y, aunque es complicado saberlo con certeza, si el vicepresidente Rubén Martínez Dalmau no hubiera destituido a Àngela Ballester como alto cargo de su departamento en pleno periodo de primarias, esta no habría figurado de número dos en una candidatura contraria a sus intereses en un proceso tan ajustado.

La elección de Lima marca un punto de inflexión en Podem: es la primera vez que la corriente de Pablo Iglesias tiene el control en el partido tras seis años de direcciones críticas con la estructura de Madrid. Ese era precisamente el mensaje que se encargaron de trasladar sus seguidores en campaña: ellos eran la candidatura del pablismo -así se evidenciaba también en su lista y proyecto-, los otros eran la oposición.

La misma noche que se conocía el resultado de las primarias, la candidatura de Davó anticipó que pediría un recuento de los votos, dado el “empate técnico” entre corrientes. Horas después, en su primera rueda de prensa tras el proceso, Lima enviaba un mensaje claro: “No hay empate técnico”. La recién elegida secretaria general ofreció una rueda de prensa a la mañana siguiente de su victoria en la que rechazaba hacer cambios en el organigrama institucional, para alivio de Dalmau y Davó, aunque advirtió que habría que buscar una portavocía coral para el partido.

Lima apostó en su programa por un modelo tricéfalo, en el que cada pata tuviera un interlocutor, pero en las negociaciones su equipo ofreció “mantener” a Davó como síndica si se integraba en su equipo y evitaba la confrontación electoral. “Hoy comienza una nueva etapa. Este es un nuevo momento y ese momento es un momento de unidad. La pluralidad dentro de la unidad es lo que nos va a dar fortaleza”, señaló el sábado desde la sede morada.

El proceso electoral se preveía complejo y antes de comenzar el periodo de primarias las candidaturas comenzaron una serie de reproches a los que en las últimas 24 horas parecen haberse dado un respiro. Acabada la Asamblea, es tiempo de unidad, repiten desde los perfiles públicos, intentando convertirlo en mantra.

Dada la composición del Consejo Ciudadano y la estructura institucional de Podem, conseguir la unidad será complicado. El vicepresidente segundo de la Generalitat Valenciana, Rubén Martínez Dalmau, apoyó la candidatura de la portavoz parlamentaria, Naiara Davó, como el resto de diputados del grupo parlamentario -a excepción de Cristina Cabedo, que no se pronunció, y de las diputadas de Esquerra Unida-, que se han integrado en la lista de la síndica. Davó fue elegida portavoz en una votación ajustada entre el Consejo Ciudadano Valenciano. Y en la conselleria de Dalmau, su director general de Eficiencia Energética concurrió en la lista de Fernando Navarro, junto a Ballester.

A estas diferencias hay que sumar la creciente tensión que se dio en los últimos coletazos de campaña. En un intento conciliador, Dalmau recordó que concurrió a unas primarias junto a Lima que le valieron la elección como senadora en 2015 -fue designada como representante territorial por las Corts Valencianes-. El vicepresidente segundo escogió el verbo “ayudar” y recibió un alud de críticas por condescendencia y paternalismo. Mientras, la candidatura de Davó acusaba a su contrincante de tener un proyecto poco arraigado en el territorio.

Las direcciones con cierta inestabilidad han sido una constante en Podem desde su primera Asamblea. La formación ha estado dividida en varias corrientes que iban fundiéndose y divergiendo con cada proceso interno y nunca ha tenido una corriente dominante. Ni tampoco, pese a los intentos, ha dado frutos la cultura de la integración. En la II Asamblea Ciudadana, donde Lima ya encabezó una candidatura, Antonio Estañ se hizo con la secretaría general con cerca de 500 votos de diferencia tras pactar con varias candidaturas como la de los entonces Anticapitalistas. El pacto obligó a repartir el poder en el partido y las disputas internas, con diferencias notables en el proyecto y la oposición constante de estos últimos, forzaron la dimisión de Estañ dos años después. A su vez, el liderazgo de Estañ surgió de una rama crítica con Montiel, al que acusaban de ser demasiado blando respecto a sus socios de Gobierno, PSPV y Compromís.

Ni Antonio Montiel ni Antonio Estañ, los predecesores de Pilar Lima en la dirección, han sido seguidores de las tesis del pablismo y se han mostrado bastante críticos con el dirigente estatal y sus formas de hacer política interna. Ambos demandaban un Podemos más federal e independiente de los ritmos de la capital y ambos han terminado por alejarse del partido. Sus corrientes han criticado en los escasos años de vida del partido una excesiva dependencia de la organización estatal, cuestión que también señalaba Navarro en estas primarias.

Aunque Lima todavía no ha formalizado la estructura de su dirección autonómica es evidente que irá en sintonía con la línea de Pablo Iglesias, como dejó claro en la campaña. Varios integrantes de su candidatura forman parte de la coordinadora elegida por Iglesias en el último proceso interno y la secretaria general autonómica escogió para su proyecto a valencianos con responsabilidades en el Gobierno de coalición, entre ellos a su número dos, Maria Teresa Pérez, responsable del Instituto de la Juventud. Por primera vez, la estructura estatal y la autonómica caminan de la mano.