Hace tres décadas de la declaración de la Albufera como parque natural. Sin embargo, como reconoce el presidente de la junta rectora, Víctor Navarro, todavía “está todo por hacer”. Así, Navarro recuerda que cuando el PP heredó el parque natural “no se atrevió a tumbar la declaración que la protegía, pero tampoco hicieron nada para desarrollar el paraje”.
Es más, recuerda Navarro -un histórico del movimiento ecologista elegido presidente de la junta rectora hace poco más de un año- cómo el entonces 'superconseller' de Territorio, Rafael Blasco -condenado a seis años y medio de prisión por desviar fondos de la ayuda a cooperación-, impulsó en 2004 un Plan Rector de Usos y Gestión (Prug) que convertía en urbanizable una parte importante del parque, al sur de Pinedo -la planificación de Blasco permitía la construcción de 300 chalés y daba cabida al proyecto diseñado por el Instituto Nóos que contemplaba actuaciones en la Albufera con un destacado impacto en el entorno-. Sin embargo, el TSJ valenciano primero (2008) y el Supremo después (2012) fallaron en favor de Acció Ecologista-Agró, que recurrió el Prug, dictaminando que no se puede cambiar la catalogación del suelo no urbanizable del parque.
“Así que estamos sin plan rector, aunque se está comenzando a redactar el documento”, explica Navarro, quien se refiere a los grandes problemas de la Albufera, como pueden ser las reservas de agua y la calidad de la misma. “Hasta las lluvias del pasado mes de noviembre la situación del parque natural era más que alarmante”, reconoce el presidente de la junta rectora, quien insiste en que hay que eliminar totalmente los vertidos contaminantes y que se deben regular las aportaciones desde la cuenca del Xúquer para que éstas se produzcan en mayor cantidad y de forma regular en la época en la que son necesarias. “No podemos confiar en que llueva todos los años”, comenta. De igual modo, apunta que también es necesario regular la actividad cinegética.
Se están dando pasos
Navarro reconoce que se están dando pasos, aunque sea muy poco a poco. “Hay que reconocer las limitaciones de personal y de presupuesto de la conselleria”, apunta, aunque resalta el trabajo de la nueva directora-conservadora del parque natural, Paloma Mateache, y la coordinación cada vez mayor y buena voluntad de las administraciones involucradas, entre ellas los trece municipios sobre los que tiene afección la Albufera: “Me parece que hay ganas y creo que las cosas pueden cambiar”. “Ahora hay que centrarse en la redacción del Plan Rector y en su desarrollo”, insiste. Entre las tareas pendientes también se encuentran mejorar la señalización, adaptar rutas, regular los usos públicos, actuar sobre la CV-500...
Sin embargo, lamenta que la Albufera haya sido el paraje de los cuatro humedales españoles más importantes -junto a Doñana, las Tablas de Daimiel y el Delta del Ebro- donde menos se haya actuado, tanto a nivel autonómico como a nivel estatal. “Se podían haber conseguido fondos europeos para su protección y desarrollo y no se ha hecho”, sostiene.
El tráfico en la CV-500
Precisamente, desde Acció Ecologista-Agró exigen la pacificación del tráfico en la carretera CV-500, que atraviesa la Albufera. La organización ecologista considera esta vía una “barrera infranqueable” para la fauna que se desplaza desde el bosque de la Devesa hasta el marjal. Así, han recordado que es uno de los puntos negros en atropellos de animales a nivel estatal.
AE-Agró llama la atención sobre la importante densidad del tráfico, que hace que el vial sea “incompatible” con otros medios de transporte, como la bicicleta: “No se puede entender un parque natural atravesado diariamente por miles de coches”. Por ello, abogan por impulsar un proyecto global que analice la problemática de la velocidad y la accesibilidad de la CV-500, planteando itinerarios alternativos y estableciendo un transporte público eficiente entre El Perelló y El Palmar con la ciudad de Valencia.