A falta de menos de año y medio para las elecciones autonómicas ningún partido representado en las Corts Valencianes tiene meridianamente claro quien va a encabezar las listas para ser President de la Generalitat, sea por haber primarias de por medio o no.
Ni el propio inquilino del Palau de la Generalitat, Alberto Fabra, tiene garantizado que será el candidato del PP. Y recordemos que lo sería por primera vez porque a Presidente ha llegado por la dimisión de Camps al poco de estrenar el que iba a ser el tercer mandato.
Y no será por falta de ganas de Fabra, porque lo ha dicho por activa y por pasiva que esta es su intención. Pero con un PP en caída libre en las encuestas hasta la propia Secretaria General del PP, María Dolores de Cospedal, tuvo que pararle los pies afirmando que todavía no es el momento de hablar de candidatos. Y Alberto Fabra sabe que internamente tiene rivales, pero en un partido que no apuesta por la democracia interna, se tiene que erigir un único presidenciable sin discusión. De este modo, para intentar salvar los muebles (alguno más realista como José Císcar ya se ha mostrado abierto a los pactos, pese al desmentido de la línea oficial ‘popular’), y viéndose como una quimera los nombres de Rita Barberá y Esteban González Pons, el preferido de las bases podría ser el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus.
En el presuntamente rival más directo del PP, el PSPV, su actual líder Ximo Puig parece haber consolidado la fuerza dentro del partido. Pero el obligatorio proceso de primarias ya ha dado como fruto un rival, Toni Gaspar, quien ya ha dado un paso al frente; ahora habrá que esperar a ver si otros como Frances Romeu también lo harán, o volverán a pactar con Puig como ya hizo en el proceso de elección para el secretario general.
Toni Gaspar, hombre del derrocado Jorge Alarte, se presentará como una opción renovadora que tome el relevo generacional, pero parte de este relevo generacional que estaba antes con Alarte ya se ha sumado al liderazgo de Puig.
Compromís es el otro partido que planea primarias, pero condicionado por su carácter de coalición en la que en número de militantes el dominio corresponde al Bloc de Enric Morera, el candidato de los últimos comicios, mientras que Iniciativa, con menos peso interno, tiene la baza de la personalidad arrolladora y mediática de Mónica Oltra. Hasta el momento el éxito de la pujanza de Compromís ha mantenido un cierto control de la coalición, pero deberán ir con cuidado porque también se puede morir de éxito con la perspectiva de poder entrar en el próximo Consell.
El de Esquerra Unida es el caso más reciente de dualidad, el joven Ignacio Blanco, también con un innegable carisma y buena oratoria parlamentaria, es la alternativa a Marga Sanz. Blanco ha sido la imagen de EU en dos de los temas en los que ha batallado la coalición: el cierre de Canal 9 y las denuncias de los contratos confidenciales de la Generalitat con temas deportivos. Las primarias tampoco están en los genes de EU, pero si el asamblearismo y un fuerte peso interno del PC, y en la coalición será extraño que se haga alguna cosa que no guste a este sector.
Por lo que respecta a los ‘outsiders’ UPyD apunta a entrar en el parlamento autonómico, pero lo único que parece claro es que se quiere aprovechar el tirón que tiene el ahora diputado en el Congreso Toni Cantó, aunque ahora habrá que dirimir si se le reclama para optar a la alcaldía de Valencia o para luchar por la Generalitat. Todo sin olvidar la figura de Romain Muzzati, que como cabeza del partido en la Comunitat Valenciana sólo es conocido por los muy metidos en el mundo de la política.
Finalmente el proyecto Movimiento Ciudadano se encuentra todavía en una fase muy incipiente en la Comunitat Valenciana, aunque de lo poco que se conoce de ellos son los nombres del exministro socialista Antonio Asunción y la del cantante Francisco. Estos nombres apuntarían a encabezar las candidaturas a la Generalitat y a la alcaldía de Valencia respectivamente, pero antes la marca valenciana del partido de Albert Rivera tendrá que dar el paso definitivo al frente y no sólo mostrar con quien cuenta sin decir para qué.
Las apuestas por los candidatos tienen sus favoritos, pero para las próximas elecciones no está todo el pescado vendido. Los optimistas piensan en un bando en el mejor candidato para mantener el poder y en el otro en los más indicados para gobernar por primera vez; los más pesimistas en los mismos bandos pueden estar pensando en líderes para una travesía en el desierto, y los contrarios en no errar y que la última carta desmorone el castillo de naipes que tanto ha costado de levantar.