La Generalitat Valenciana tendrá que pagar un millón de euros a la empresa Marina Greenwich, concesionaria del puerto deportivo Marina de Campomanes (Altea), como indemnización por no haber podido ampliar las instalaciones hasta duplicar su aforo y poder albergar además yates de gran eslora. La empresa es propiedad del empresario francés Robert Bataouche -en ella ha participado también el constructor Andrés Ballester- y tiene una concesión de la administración desde 2004 en un expediente tramitado mayoritariamente cuando Eduardo Zaplana era presidente de la Generalitat, antes de partir como ministro a mediados de 2002.
La Guardia Civil tiene localizados en este puerto deportivo dos yates de 15 y 20 metros de eslora que sospecha podrían ser del exministro ahora en prisión provisional tras la operación Erial. Uno a nombre de una empresa francesa y otro de un particular, aunque Zaplana aparece junto a otras siete personas como armador de la embarcación. Dos de esas personas también fueron detenidas junto al expolítico por la supuesta trama de blanqueo de capitales desarticulada el pasado mes de abril.
Marina Greenwich SA es concesionaria del puerto privado Luis Campomanes desde 2004 y su intención fue ampliar las instalaciones en un proyecto que tuvo una gran contestación social. Tanto vecinos como ecologistas criticaron que se diera una concesión para 30 años de 240.000 metros cuadrados de superficie marítimo-terrestre, de los que unos 35.500 correspondían a 542 nuevos amarres (duplicando la capacidad del puerto ya existente) para grandes yates de lujo, y otros 21.000 metros cuadrados para locales comerciales, a pesar del grave riesgo ambiental.
De hecho, el proyecto de ampliación fue denunciado por los ecologistas que consiguieron paralizarlo en 2010 en el TSJ valenciano y en 2013 en el Tribunal Supremo porque afectaba a la población de posidonia de la costa. El expediente de las obras fue tumbado porque contenía importantes irregularidades, ya que el proyecto que finalmente había aprobado la Generalitat no era el que se había sometido a la previa y preceptiva Evaluación de Impacto Ambiental.
La empresa exigió entonces a la Generalitat casi 93 millones de euros de indemnización por responsabilidad administrativa al considerar que la prohibición de realizar la ampliación le había generado grandes perjuicios económicos.
Bonig indemnizó a la sociedad a cuatro días de perder el PP las elecciones
El 21 de mayo de 2015 -cuatro días antes de las elecciones autonómicas que perdió el PP- la consellera de Infraestructuras Isabel Bonig, actual líder del PP valenciano, reconoció el derecho de la empresa a percibir 500.000 euros de indemnización. La mercantil del empresario francés recurrió y ha conseguido que el TSJ le reconozca un millón de euros. Marina Greenwich no se ha conformado y ha recurrido al Tribunal Supremo para conseguir la indemnización global que reclama.
La relación entre Zaplana y el empresario Robert Bataouche salió a la luz gracias a la grabación de una conversación de la trama de basuras de Alicante bautizada como caso Brugal los días 28, 29 y 30 de julio de 2009. En la conversación captada por la Policía entre el exministro y su mano derecha, el presidente de la Diputación de Alicante y exvicepresidente de la Generalitat, Jose Joaquín Ripoll, ambos hablan de la posibilidad de interceder en una operación vinculada “al puerto” de Bataouche, presumiblemente el puerto de Altea, que le fue cedido por la Generalitat.
Este es el pinchazo telefónico a Ripoll completo:
Ripoll: Oye, estamos a punto de cerrar una operación para insuflar capital a Canal 37 (...), es una operación acordeón de que se anula capital y se mete capital nuevo. (...)Lo que pasa es que nos ha salido un pequeño escollo con Robert Bataouche.
Zaplana: ¿Qué dice?
Ripoll: Que se quiere llevar un poco de pasta.
Zaplana: ¿Y de qué?
Ripoll: Pues dice que él ha puesto dinero, no sé qué (...) y por lo que yo sé nunca ha puesto (...)
Zaplana: Nunca, nunca.
Ripoll: Nunca ha puesto, yo le voy a recibir mañana a las 9:30, pero si tú le das un toque, porque ahí hay una operación doble, que, que... éste quiere, no sé si con sus socios del puerto sacarles algo de dinero no sé. No te lo cuento por teléfono, pero ya te lo contaré más detenidamente.
Zaplana: Sí, sí, sí.
Ripoll: Pero me gustaría que éste firmara mañana el documento, porque si lo firma, hacemos mañana la operación acordeón, y entonces podemos empezar a meterle dinero.
Zaplana: Vale, vale, vale, vale.
Ripoll: Entonces yo mañana lo recibo a las 9:30, pero estaría bueno que tú le dieses un toque esta tarde o noche si puedes.
Zaplana: Le llamo ahora.
Ripoll: Porque yo tengo el documento y si mañana le pego un apretón y lo firma...
Zaplana: Si, ¿qué va entrar más gente no?
Ripoll: Claro, va a entrar el capital, van a cubrir un millón y medio (...) para hacer una ampliación de un capital social (...) pues no lo pondrán al principio todo (...) pero... poner gente y quitar lo que hay.
Zaplana: Muy bien, pues ahora intento localizarlo.
Ripoll le vuelve a llamar al día siguiente, pero Zaplana le dice que no ha podido localizar al empresario.
Zaplana: Llamé a éste anoche y no me lo cogió, y hoy te he llamado para ver si estaba allí y que me lo pasaras ¿Cómo ha quedado?
Ripoll: Pues ha quedado que éste no se baja un poco del burro (...)
Zaplana: Pues mañana le llamo yo y le cito aquí o algo de eso. (...)
Ripoll: Eh, que no se baja del burro, él quiere que haya un intercambio económico, y el intercambio económico está en 300.000.
Zaplana: Pero cómo ¿qué quiere más con eso?
Ripoll: Más o menos.
Zaplana: Qué jeta. (...) Pero no mantendrá que ha puesto nada ¿no?
Ripoll: Sí, él dice que ha puesto, que cuando hizo una entrega, en la entrega le llegó. (...) Pero luego vienen unos IVAS y tal. (...)
Zaplana: Lo que pasa es que yo creo que anda mal.
Ripoll: Anda mal sí, yo lo que voy a hacer es una operación que está semivinculada a lo del puerto, mañana lo voy a llevar a Céspedes yo, yo con esa operación con Céspedes puede salir pero es que es que eso no me gusta, es una operación extraña.
Zaplana: ¿Pero qué tiene que ver el puerto con eso?
Ripoll: No, porque él quiere que se lo pidamos ahí, al puerto, eso no se lo digas a él, porque me ha dicho que no se lo diga a nadie (...).
Zaplana: ¿Qué le pidas al puerto qué?
Ripoll: Que le pida al puerto una ayuda por el trabajo que hicimos con el instituto.
Zaplana: No hombre, no, eso no puede ser, joder.
Ripoll: Eso no puede ser, ya se lo decía yo.
Zaplana: Yo hablo con él.
Ripoll: Habla con él y dile que en el futuro veremos algo, pero que ahora no puede ser.
Zaplana: Venga, le llamo mañana y te digo algo inmediatamente.
Ripoll: No utilices mucho el mecanismo del puerto... no me descubras.
Zaplana: Vale, vale, no digo nada.
Meses después de esta conversación, uno de los cabecillas de la trama Brugal, el empresario Ángel Fenoll, rescataba el grupo mediático alicantino que Zaplana auspició en su día para su consolidación política.