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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El peor enemigo de Fabra: el PP

El President de la Generalitat, Alberto Fabra, llegó al sillón del máximo poder valenciano como un paracaidista, pero en vista de la situación más que un salto de emergencia parece un soldado de la 101 aerotransportada lanzado sobre territorio de la Francia ocupada durante el desembarco de Normandía.

Fabra desde su llegada a la cabeza del PP valenciano ha tenido que luchar contra una oposición mobilizada y al asalto a la Generalitat, pero sus propios compañeros no le facilitan muchas veces la defensa del bastión. La última: el soldado Andrés Ballester impulsó un conato de motín con la petición de indulto del excompañero parlamentario Pedro Hernández Mateo, condenado por corrupción y apoyado por la gran mayoría de diputados del PP. Por ello Fabra ya ha tenido que amenazar con un ‘consejo de guerra’ parlamentario para implantar castigos.

Pero este motín no ha sido el primero, el mariscal Alfonso Rus, molesto por cómo se gestó la llegada de Fabra a la presidencia del Consell, promovió un voto crítico a través de la abstención durante el congreso del PP de la Comunitat Valenciana en el que se le iba a elegir presidente del PPCV; consiguió un discreto resultado del 18% de defecciones.

Alberto Fabra ha tenido especialmente dos banderas en este año y medio de liderazgo del PP: reflotar una Generalitat en bancarrota (la herencia recibida, de los suyos) y depurar la corrupción de sus cargos públicos, presentes y futuros. Así si la de Hernández Mateo es la última losa que tiene que levantar Fabra, una de las peores ha sido la del sargento degradado Rafael Blasco, otrora uno de los principales mariscales del PP. Blasco fue ‘depurado’ de sus responsabilidades dentro del PP una vez fue imputado por el conocido como Caso Cooperación, de presunto saqueo de fondos destinados a la ayuda al tercer mundo. No obstante Rus, en otro desafío a Fabra, mantuvo a Blasco en la dirección del PP provincial. Finalmente Blasco fue expulsado del grupo ‘popular’ en las Corts, pero cabe recordar que no fue por corrupto (no está condenado) sino por rebelde contra el poder, así se usó como excusa las críticas públicas realizadas en una televisión contra la autoridad de Fabra.

Oficiales críticos

También dentro de las depuraciones de corrupción otro de los mariscales ha mostrado sus discrepancias, el presidente de les Corts, Juan Cotino, no está de acuerdo con apartar a los imputados y, como Rus, prefiere esperar a la condena. En la misma línea ha navegado desde su almirantazgo Rita Barberá, quien sus relaciones con otro caso de corrupción, Nóos, la podrían acercar demasiado a la puerta de salida.

Pero posiblemente el viejo general Francisco Camps sea una de sus gestiones más complicadas. Sin conseguir dejar atrás los casos de corrupción (Gürtel y Nóos no están cerrados) aún burlando a la justicia, cabe recordar que Camps se ofrecía para volver a ser President cuando se cerró su primer proceso.

Con todo ello el toque de atención más fuerte, aunque haya pasado bastante desapercibido, es el que le realizó desde el alto mando María Dolores de Cospedal, cuando después de que Alberto Fabra se anunciara como candidato, esta le paró los pies y le dijo que no era el momento. Un posible torpedo en la línea de flotación del liderazgo del President.

En un ejército en retirada como es el PP, con encuestas que no le auguran ninguna contraofensiva, los motines son cada vez más frecuentes, y nadie pierde de vista a los mariscales que podrían ser ascendidos como última esperanza para la reconquista.