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Entrevista

Pérez Pont, gestor cultural destituido por Vox en València: “Resultan preocupantes los signos de inicio de una represión”

Lucas Marco

València —
2 de diciembre de 2023 22:00 h

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José Luis Pérez Pont (Alicante, 1972), gerente del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana y director del Centre del Carme-Cultura Contemporània, fue destituido el pasado 21 de noviembre por el nuevo conseller de Cultura, el extorero de Vox Vicente Barrera. Pérez Pont deja unas cifras de visitantes nunca vistas en el centro cultural, ubicado en pleno barrio de El Carme de València, además de un reguero de muestras de solidaridad por su etapa al frente de la institución pública de arte contemporáneo.

En esta entrevista con elDiario.es, Pérez Pont repasa sus siete años y medio como gerente y el sonado proceso de destitución. Considera que ha sido “particularmente grave” por las “formas que se han empleado” y alerta de que la Conselleria de Cultura, en manos del partido de extrema derecha, mantiene la “voluntad de interferir en los contenidos que se programan en las instituciones culturales”. Con una plantilla de tan sólo 13 trabajadores, José Luis Pérez Pont, que accedió al cargo mediante un concurso público, deja 2,5 millones de visitantes en su haber.

El mismo día de su destitución, una concentración reunió a varios centenares de personas en la entrada del centro artístico. Los manifestantes, vinculados a la cultura o vecinos del barrio acostumbrados a un espacio señero de la ciudad, gritaron “gracias”.

¿Cómo vivió la reunión que acordó su destitución el pasado 21 de noviembre?

Con impotencia, porque se planteaba una cuestión que ponía en duda mi gestión al frente de la institución durante estos siete años y medio, pero en ningún momento se me pidió ni pude dar ningún tipo de explicación. Ni antes ni durante esa reunión.

Los nuevos responsables de Vox en la Conselleria de Cultura sostienen que se han cometido “graves” irregularidades administrativas. ¿Qué alega usted?

Las cuentas del Consorci de Museus han sido aprobadas por unanimidad cada año por el Consejo General, que es el órgano político de la institución en la que están representados los ayuntamientos de Alicante, València, y Castelló, las tres diputaciones y la Generalitat, además del Consell Valencià de Cultura. Cada año han sido aprobadas todas por unanimidad teniendo en cuenta que en las dos legislaturas anteriores ha habido momentos en los que en la mesa del Consejo General había representantes políticos de PP, Ciudadanos, PSOE, Compromís y Podemos.

Voy a hacer todo lo necesario para garantizar la no vulneración de mis derechos

¿Cómo se valoró su balance de gestión?

Hay un hecho significativo: en la reunión del Consejo General de 2021 en la que se produce la renovación de mi contrato hasta 2026, me solicitan previamente que presente un balance de gestión de los cinco años anteriores y que presente un nuevo proyecto para los cinco siguientes, conforme a lo establecido en la convocatoria en la que resulté seleccionado. Presento en esa reunión el balance de gestión, que había superado con creces las expectativas incluso planteadas en mi proyecto de 2016, y presento también un proyecto para el siguiente periodo 2021-2026. En esa reunión se aprueba y se valora muy favorablemente mi gestión a todos los niveles y consta en el acta la felicitación que da el concejal de Cultura en representación del Ayuntamiento de Alicante y con la delegación de voto de la Diputación de Alicante [ambas instituciones en manos del PP] al conseller de Cultura [entonces de Compromís] por la buena gestión que se hace desde el consorcio y por mi renovación.

¿Piensa emprender acciones jurídicas?

Voy a hacer todo lo necesario para garantizar la no vulneración de mis derechos.

¿Cuál fue la primera toma de contacto con el conseller Vicente Barrera y su equipo?

Sólo he tenido una reunión con el conseller, el 1 de agosto, a la que fuimos convocados todos los responsables de las instituciones culturales de la Generalitat Valenciana y en la que entregué en mano dos copias del balance de gestión del Consorci de Museus y del Centre del Carme-Cultura Contemporània de 2016 a 2022. También otra reunión con la secretaria autonómica [Paula Añó] en la que el tono fue muy diferente, por parte de ella, y una reunión con la directora general de Patrimonio Cultural, Pilar Tébar, que es de quién depende el Consorci de Museus, o al menos eso me hicieron saber. 

A la directora general le puse de manifiesto, principalmente, la necesidad de acometer la rehabilitación de la parte del Centre del Carme que está en estado de ruina, una cuestión que lleva décadas pendiente y que la anterior directora general de Cultura y Patrimonio [Carmen Amoraga] tampoco acometió.

¿Cómo fue la toma de contacto con la nueva secretaria autonómica de Cultura, Paula Añó?

Sólo he tenido una reunión con la secretaria autonómica, el 4 de octubre, en la que me reprochó que el consorcio no tuviera más personal. Lógicamente le expuse que como director gerente yo no disponía de la competencia política para esa toma de decisiones. Se trata de un asunto que he expuesto en diversas ocasiones en el Consejo General y lo he trasladado verbalmente y por escrito a las consellerias de Cultura y de Hacienda. Una institución que crece exponencialmente a nivel de presupuesto y de actividad necesita también un crecimiento de personal.

Hay que tener en cuenta que la plantilla del Consorci de Museus es de solo 13 trabajadores. Si comparamos, cualquier museo medio tiene alrededor de 30 o 40 trabajadores (el IVAM tiene alrededor de 100). El Consorci de Museus tiene una implantación territorial en toda la Comunitat Valenciana, nuestra programación ha ido mucho más allá del Centre del Carme, con una plantilla insuficiente. En la hemeroteca se pueden encontrar entrevistas en las que, a lo largo de esos años, expongo abiertamente la situación.

¿Es cierto que le pidió la programación para 2024?

Me hizo una referencia explícita a la necesidad de que los responsables de las entidades facilitáramos las programaciones para 2024, porque ellos necesitaban realizar una revisión de los contenidos. 

Sorprendido, le dije que era la primera vez que recibía una petición de ese tipo en siete años y medio, que nunca desde un despacho a nivel político me habían hecho una solicitud de esas características, porque el Consorci de Museus tiene en sus órganos estatutarios una comisión científico-artística que es la que propone y valida la programación artística y cultural que la institución lleva a cabo. El Consejo General, como órgano rector, es el que aprueba de forma efectiva esa programación que ha valorado positivamente la comisión científico-artística. Toda mi programación durante estos años ha sido siempre el resultado de la aprobación previa de esos órganos, conforme marcan los estatutos del Consorci de Museus.

 ¿Qué intención cree que tenía?

Entiendo que se trata de una voluntad de interferir en los contenidos que se programan en las instituciones culturales valencianas, que puede afectar de manera directa a la libertad de los profesionales del arte y, por lo tanto, incurrir en una posible injerencia política en el ámbito de la creación y el pensamiento.

La cultura es plural, diversa, llena de matices y es el reflejo de cada época a través de las creaciones artísticas e intelectuales de toda índole

¿Qué opina del concepto de "cultura blanca" acuñado por el conseller Vicente Barerra?

La cultura es plural, diversa, llena de matices y es el reflejo de cada época a través de las creaciones artísticas e intelectuales de toda índole. Lógicamente lo hacen desde su libertad, ya que sin libertad es imposible que se pueda desarrollar una cultura real. Lo otro sería una ficción como ya vivimos en el franquismo, en el que todo estaba mediado por una censura previa y por comisarios políticos que limitaban qué era lo que se podía y lo que no se podía hacer.

Resultan preocupantes estos signos de inicio de previsible represión cultural, pues supondrá límites a las expresiones artísticas que puede conducir a la autocensura de las creadoras y creadores para poder seguir trabajando. Ese camino conduce a una gran involución social y cultural.

¿Qué cifras deja su etapa al frente del consorcio?

En estos siete años y medio hemos producido 700 exposiciones y han participado 3.015 mujeres y 2.820 hombres, entre artistas y comisarios. Más de 7.300 actividades culturales, 523 proyectos educativos desarrollados en 215 centros educativos con la participación de 16.400 alumnos, 1.783 proyectos seleccionados a través de 101 convocatorias públicas, 117 residencias artísticas, 152 catálogos publicados y un enorme impacto en el entorno digital y de redes sociales… Una barbaridad de trabajo con el que me propuse contribuir a la alfabetización visual y el disfrute de la población a través del arte y la cultura.

Mi proyecto para el Consorci de Museus no sólo pretendía generar un cambio en la programación, sino explorar nuevos modos de gestión de la cultura desde la institución pública, que ha dado como resultado una fórmula de éxito que ha sido capaz de dar apoyo, impulso y visibilidad al sector cultural valenciano y a la vez ha conseguido conectar con los públicos.

Ha sido crucial trabajar garantizando la igualdad de oportunidades y acabar con las redes clientelares, apoyando el talento, las capacidades y los proyectos interesantes y de calidad. Por primera vez, las normas del juego eran iguales para todos los agentes culturales.  

La cifra de visitantes es un record absoluto...

El Centre del Carme Cultura Contemporània ha sumado durante mi gestión 1.815.698 de visitantes, pero la suma total de los públicos que han participado en la programación cultural del Consorci de Museus en este tiempo es de 2.598.147 visitantes. Estamos hablando de cifras relevantes, atrayendo y creando unos públicos que no existían en el contexto de la cultura institucional valenciana. Veníamos de 71.000 visitantes en 2015, antes del inicio de mi proyecto de gestión. Se ha puesto de manifiesto que la sociedad valenciana tenía hambre de cultura, pero esa necesidad no se estaba sabiendo atender.

Tenemos un reciente estudio cualitativo de públicos, realizado por la Universitat de València, que pone de manifiesto que el 96% de los públicos que visitan el Centre del Carme disfrutan de esa experiencia y la recomiendan.

Usted ha hecho mucho hincapié en el papel de los profesionales del sector. ¿Por qué?

Una de las primeras medidas que apliqué en el Consorci de Museus fue establecer contratos de honorarios para remunerar el trabajo de los artistas seleccionados en la programación. Las creadoras y creadores son la piedra angular del sistema del arte, sin ellos todo lo demás sobra. Sin embargo, siempre han sido la pieza más frágil y maltratada. Durante estos años he hecho todo lo posible por revertir esa situación y poner el foco y el apoyo en quienes crean arte y producen investigación cultural y conocimiento.

Mi destitución es particularmente grave por las formas que se han empleado

Es una cuestión esencial, llevamos décadas desde el sector de la cultura y del arte en el Estado español, luchando y reivindicando la necesidad de desligar la cultura de los ritmos electorales y de los roles partidistas, dejando trabajar a los profesionales. En 2007, el Ministerio de Cultura consensuó, junto con todo el sector de las artes visuales, un manual de buenas prácticas con cuestiones básicas de funcionamiento para garantizar la profesionalización del sector cultural, con concursos para la dirección de museos y centros de arte como base para la independencia y el respeto a los profesionales. Es preocupante que, en los últimos tiempos, se estén produciendo incumplimientos constantes de las buenas prácticas. El caso de mi destitución es particularmente grave por las formas que se han empleado.

¿Cómo ha vivido los numerosos apoyos que ha recibido desde su destitución? 

Lo vivo desde el agradecimiento y, también, como constatación de que el trabajo que se ha hecho durante estos años ha calado en los corazones, eso es valioso. He trabajado pensando en la ciudadanía y la programación se ha diseñado pensando en todo tipo de públicos: en familias con bebés, en infancia, en jóvenes, en personas adultas, en personas 'seniors', en personas con necesidades diversas, pero también en atender las necesidades culturales de las escuelas y los talleres ocupacionales.

Trabajo para hacer que la cultura sea accesible, porque al contrario de lo que otros desean, sé que el arte y el pensamiento tiene un valor que va más allá de lo estético, por eso quieren dominarlo, porque contribuye al crecimiento personal, a la creación de conciencia crítica y a la emancipación personal y colectiva. Eso les asusta, porque donde nos quieren es llenando centros comerciales, pero lo que hemos logrado estos años ha sido llenar centros culturales, con el Centre del Carme-Cultura Contemporània como laboratorio.