Plaga de ‘mosquitos’ en Valencia: ni son mosquitos, ni son una plaga

Antonio llegó anoche del trabajo cuando comprobó que su piso de Valencia había sido invadido por cientos de ‘mosquitos’. Muchos cubrían el suelo, muertos, mientras otros tapizaban el techo y las paredes. Una escena similar se ha vivido en municipios cercanos a la Albufera y a los arrozales, y ha obligado a activar mecanismos de contingencia en lugares como el casco urbano de Sueca. En las redes sociales, los valencianos compartían fotografías y se preguntaban qué pasaba.

“No son mosquitos, son quironómidos (Chironomus sp.). No pican, ni son un problema de salud pública y es una situación habitual en estos días, nada alarmante”, tranquiliza a elDiario.es el entomólogo de la Universidad de Valencia y Director Técnico de la empresa de control de plagas Lokímica, Rubén Bueno. “No tienen impacto sanitario, aunque puedan generar alguna molestia puntual”.

Estas rantellas o rantelles están muy vinculadas a las zonas de arrozales y son viejas conocidas de quienes viven allí. Se desarrollan rápidamente y de forma masiva en estos lugares entre tres y cuatro semanas después de que se empiece a inundar el cultivo, por lo que son típicas de estas fechas del mes de junio. Las larvas crecen en el agua estancada, donde los adultos eclosionan. “Con temperaturas altas como las de ahora este primer ciclo poblacional que estamos observando va muy rápido”, explica Bueno.

Los quironómidos nos acompañarán todavía varios días. “En los próximos siete o hasta diez días podemos ver situaciones similares, con un goteo puntual de adultos y los últimos coletazos de su eclosión”, asegura el entomólogo, sobre todo, en municipios colindantes a la zona de la Albufera. En cualquier caso, la situación “se normaliza prácticamente sola en unos días porque los adultos viven muy poco tiempo”. Por eso adelanta que la invasión “no va a prolongarse y provocar otro pico en un mes”.

“Este año todo es más notorio porque la gente está mucho más sensibilizada con lo que ocurre en el ambiente, pero no vemos nada anómalo en lo que está pasando”, aclara Bueno, que llama a la calma. Aunque las rantellas no son una novedad en los municipios que conviven con los arrozales, sí han sorprendido a quienes viven en lugares más alejados de la naturaleza, como la propia ciudad de Valencia.

“Los núcleos urbanos no tan pegados a la zona de la Albufera se pueden ver puntualmente afectados, aunque no de forma tan masiva, porque el viento puede desplazarlos varios kilómetros más allá del rango de vuelo normal de estos insectos”, aclara Bueno. Así, los quironómidos se han visto sitios como Albal, Catarroja, Sueca y hasta Valencia.

¿Qué hacer si nuestras ventanas, terrazas o incluso hogares aparecen llenos de rantelles? Bueno pide paciencia. “Los podemos retirar por la mañana, cuando los encontraremos muertos porque viven muy poco tiempo. Si tenemos mosquiteras podemos estar tranquilos” y dejar las ventanas abiertas. Además, desaconseja el uso de productos químicos y repelentes, ya que estos animales no pican.

A diferencia de los mosquitos, los quironómidos forman “nubes” densamente pobladas que se pueden observar a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. Esa actividad de vuelo intensa provoca que los encontremos muertos en grandes cantidades al levantarnos, una vez su ciclo vital termina.

¿Quién ha invadido a quién?

Los quironómidos (Chironomidae) son una familia de insectos dípteros nematóceros, por lo que son primos hermanos de los mosquitos hematófagos que arruinan nuestras noches de verano (el mosquito común Culex pipiens y, más recientemente, los pertenecientes al género Aedes como el famoso mosquito tigre). Se distinguen de sus parientes que sí se alimentan de sangre porque sus alas no tienen escamas y carecen de bocas alargadas. Además, las antenas de los machos tienen plumas.

Las rantelles, como el coronavirus, nos recuerdan que no estamos solos en el planeta. Bueno cree que deberíamos cambiar un poco nuestra mentalidad: “Quienes viven en pleno Parque Natural o cerca de un ecosistema tiene que entender que somos nosotros los que nos estamos introduciendo en ese ecosistema natural”. Así lo hacen: “La gente que vive en ese entorno está muy acostumbrada a la rantella, que forma parte de la vida en esos lugares”.

De hecho, la llegada de los quironómidos abriría las portadas de los periódicos si estos fueran escritos por pájaros. “[Las rantellas] tienen un peso clave en la alimentación de las aves insectívoras, que están esperando este momento. La zona de los arrozales es ahora mismo un jolglorio para estos animales ahora mismo”, comenta Bueno. Aunque pequeños, estos insectos juegan un papel grande en ecosistemas como el de la Albufera.