Adiós al 3%: la última fuga de Ciudadanos dinamita la posibilidad de reforma de la ley electoral valenciana
Ni bajar el listón al 3%, ni mejora de la proporcionalidad entre provincias, ni listas paritarias, ni voto electrónico. El último tránsfuga de Ciudadanos dinamita la posibilidad de reforma de la Ley electoral valenciana, uno de los proyectos más ambiciosos del Parlamento valenciano que se ha topado con un muro constante desde los inicios del trámite.
El diputado por Castellón Vicente Fernández ha comunicado a la Mesa de las Corts este jueves su baja del grupo naranja y permanecerá como diputado no adscrito junto a otros cuatro excompañeros de Ciudadanos, que se convirtieron en tránsfugas poco después de que Toni Cantó marchara a las filas del PP madrileño. La última baja deja al grupo que dirige Ruth Merino con solo 13 diputados, de los 18 con los que arrancó la legislatura, pero, al margen del roto a la formación liberal, deja otro cadáver por el camino: la ley electoral.
La propuesta que los partidos que componen el Pacto del Botánico presentaron y que Ciudadanos ha negociado desde la pasada legislatura necesita de tres quintas partes de la Cámara para salir adelante. PSPV, Compromís y Unides Podem-Esquerra Unida cuentan con 52 parlamentarios, por lo que el apoyo de un grupo de la oposición se hacía indispensable para llegar a los 66. Ese apoyo estuvo meses negociando, presentando propuestas y se bajó del acuerdo a última hora, pese a llevarlo en su programa electoral, exigiendo unas reformas que excedían los plazos parlamentarios. Con las sucesivas convocatorias electorales el partido naranja fue haciendo bailar su postura respecto a la reforma, según sonara la música. Si con Albert Rivera a la cabeza se veían fuertes, rechazaban la reforma; si se encontraban al borde de la desaparición, planteaban colaborar.
En esta segunda legislatura, las bajas de Ciudadanos dejan al grupo con 13 diputados; uno menos de los que se necesitan para aprobar la reforma. Así, para la mayoría progresista se hace imposible abordar la reforma en estos momentos, dado que ni PP ni Vox ni los cinco tránsfugas quieren oír hablar del tema.
El último fugado abandona el escaño a pocas horas de cerrarse el plazo para presentar las enmiendas a la propuesta de reforma, con la que parte del grupo no se mostraba de acuerdo. Siguiendo la máxima del excusatio non petita, Fernández argumentaba que su salida no responde a “ninguna aspiración o maniobra política”, sino que se produce por “la deriva y las decisiones económicas adoptadas unilateralmente por la responsable”, Ruth Merino. La dirección autonómica del partido le ha exigido que entregue el acta, pero Fernández ya ha comunicado al Parlamento autonómico sus deseos de seguir ocupando el escaño.
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