Alberto Ibáñez (Vila-real, 1991) es diputado de Compromís-Sumar en el Congreso y coportavoz de Iniciativa, la rama ecosocialista de Compromís, antaño liderada por Mónica Oltra. El partido celebra la Asamblea General de la formación este 24 de febrero, después de ocho años sin convocarse. La pandemia y los congresos condicionaron el cónclave, que servirá de actualización ideológica de la formación, con las alianzas para las europeas y el encaje en la coalición como aspectos reseñables. Ibáñez es, junto a Àgueda Micó (Més), diputado de Compromís en el Congreso en alianza con Sumar, desde donde la formación presta apoyo Parlamentario al Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez. En conversación con elDiario.es, el parlamentario hace balance del partido y la legislatura.
Iniciativa del Poble Valencià celebra el próximo sábado su asamblea de refundación. ¿Hacia dónde quieren ir?
La asamblea se convoca cuando Compromís pierde las elecciones municipales y autonómicas. Está pensada para reorganizar y plantar una batalla cultural. Las izquierdas en general, y la valenciana, tienen que pasar de estar a la defensiva -pese a que esté la extrema derecha en los gobiernos- a plantar una batalla a la ofensiva. El planteamiento en la asamblea consta de tres ejes. El primero, apostar por el igualitarismo y la democratización de la economía, dejando atrás posiciones clásicas de la izquierda de igualdad de oportunidades, que son un fracaso en la trampa de la meritocracia y que generan frustración, desigualdad y desafección política. El segundo, que el planeta es finito y hay que atreverse apostar por un decrecimiento sostenible, justo y solidario. El tercero, salir del espacio de trinchera frentista contra los discursos de odio, que asumen comportamientos belicistas y punitivistas; y asumir en su lugar posiciones feministas que defienden el derecho a la libertad de expresión, que apuestan por la diversidad como un valor y no como dispersión.
¿Es una actualización ideológica?
La ponencia ideológica se aprobó hace dos años [en el congreso de la formación] y sigue vigente, pero hace falta generar estrategias comunicativas colectivas que permitan desarrollarla y ocupar espacio público. La tarea pendiente de las izquierdas es que no nos marquen la agenda. Se nos ha hurtado la bandera de la libertad o la del derecho a la vida, cuando somos nosotros los que nos oponemos a la ampliación del puerto y los que reconocemos que no hay libertad si no puedes pagar el alquiler de tu casa, pero no hemos tenido la capacidad de llevarla por discursos que hemos regalado a la derecha.
Esta asamblea no se ha promocionado tanto como el anterior Congreso, se ha trabajado más discretamente.
Es una asamblea que tiene carácter ordinario, pero la hemos acompañado de varios procesos y preguntas a la militancia: cuál debe ser el papel de Iniciativa, cuál debe ser nuestro espacio socioelectoral en el País Valenciano y la política de alianzas en el Estado español y Europa. Se ha trabajado mucho a nivel interno. Se ha trabajado preguntando a la militancia qué quiere hacer y se ha elaborado un documento que ha pasado por las comarcas y que ha tenido aportaciones. Hay una militancia que responde a estructuras más clásicas y otra que focaliza en causas muy concretas. Ante esos tipos de militancia, se optó por ver dónde están las mayorías y qué es lo que está más claro. Se ha hecho un proceso con preguntas muy abiertas, un proceso de deliberación, en el que la militancia ha ido planteando sus posiciones. Las más comunes se han transformado en un documento, que se ha vuelto a revisar por las comarcas para presentar alegaciones y en la asamblea se votará. Nos va a permitir tener una herramienta real y ver qué piensa el conjunto de la militancia.
En los últimos meses ha habido una veintena de dimisiones de responsables de la organización, que se marchan de Iniciativa pero no de Compromís. ¿Cómo afectan a este proceso?
Más allá de las razones personales que cada uno haya expuesto, como organización que funciona de manera abierta... Bueno, si había un proceso donde podían exponer sus posiciones políticas y organizativas y han decidido no hacerlo, ellos sabrán por qué. Creo que es importante que en un contexto de repliegue y desafección, donde vuelve a asomar el fantasma del bipartidismo, las organizaciones respeten los tiempos en igualdad de condiciones. Si tenemos un proceso abierto, donde militantes que no tienen un cargo y un salario expresan su posición, hacerlo al margen pensando que tu opinión es mas importante que la de la colectividad no es el encaje de partido que tenemos.
¿No cree que debilita el proyecto? No eran militantes anónimos.
De hecho, tenemos más militantes anónimos ahora que antes. Es evidente que en ninguna organización sobra ninguna persona; sí sobran actitudes que no respetan la colectividad.
Han sido muy críticos con la dirección.
Creo que hay que huir de palabras fetiche como unidad o crítica. Hay que ir a los hechos. Las cartas públicas de algunos dimisionarios estaban fuera de la realidad. Había un proceso abierto donde podían exponer sus posiciones, y yo respeto ese proceso. Nunca hemos tenido un proceso tan participativo en Iniciativa. No es un proceso interno, es abierto a la calle, nos permite hablar de los conflictos que están en la calle: la presión turística, el derecho a la vivienda, el cambio climático, la realidad feminista. No participo de esas dinámicas que son más de Gran Hermano que de la política.
A menudo se señala a la familia Mollà [de Pasqual Mollà, uno de los fundadores, y padre de la exconsellera de Medio Ambiente, Mireia Mollà] cuando hay un conflicto interno en Iniciativa. ¿Está de acuerdo en esa idea? ¿Hay un grupo de presión concentrado en Elche que distorsiona la dinámica de Iniciativa?
Cuando cualquiera quiera representar un grupo en el partido tiene las herramientas internas de organizarse y presentarse a los procesos internos. Mientras tanto, entiendo que son dinámicas personales. En Elche tenemos una excelente concejal, Esther Díez, que está haciendo muy bien su tarea de liderar la oposición.
En el Congreso, ahora mismo son un partido de Gobierno que no está en el Gobierno. ¿Cómo se lleva esa dinámica?
Compromís da apoyo al Gobierno desde el grupo parlamentario. Nuestra función en esta parte de la legislatura es conseguir que la realidad valenciana se plasme en la cotidianidad del Congreso. Esto se hace hablando de los apartamentos turísticos en la comisión de Vivienda, de la cerámica en la de industria o de los aranceles en el Puerto. Es una dinámica poco televisiva pero puede ayudar al conjunto de la sociedad valenciana. Ese el espacio de trabajo.
¿Han decidido una posición sobre los presupuestos
Se están trabajando ahora mismo. Creo que tienen que atender a la realidad singular del País Valenciano, pero también hay que empezar a explicar la realidad valenciana más allá de los temas clásicos. Por ejemplo, regular los apartamentos turísticos transforma más la realidad de desigualdad que hay en la Comunitat Valenciana que otras cuestiones. Mejorar la financiación de Cercanías, o visualizar las artes de calle como parte de las artes escénicas. Creo que es importante que Compromís-Sumar defienda las cuestiones singulares y que sepamos transmitirlas más allá.
¿Se han planteado un voto en contra si no se corrige la ampliación del Puerto?
Creo que Compromís tiene que ser honesto con la ciudadanía desde el principio. Nuestra función es estirar al Partido Socialista hasta nuestras posiciones, impedir retrocesos, pero, en último término, ser conscientes de que somos un dique de contención ante el fascismo. No es una posición ni una retórica atractiva, pero la aritmética electoral es la que es. Es importante destacar que ahora vienen unas elecciones europeas y que cuando el PSOE tiene posiciones neoliberales engorda el fantasma del fascismo, pero no se puede a las fuerzas de izquierdas que no defienden las posiciones neoliberales del PSOE de este engorde. Creo que hay que ser coherente con la posición y con las consecuencias que tiene.
Entonces, no se plantean un voto en contra.
La política de líneas rojas, ultimátum y cierto esperpento que se ve en el Congreso por parte de algunos grupos no ayudan ni a las medidas concretas ni al funcionamiento concreto de la democracia. Esto no quiere decir que si los presupuestos generales no son justos para la mayoría de valencianos votemos en consecuencia. Me gustaría destacar una medida concreta como la subida del salario mínimo: impacta en el conjunto de la población española en cerca de un 14%, mientras que en el caso valenciano es del 17%; hay medidas fuertemente valencianistas que no promocionamos como tal.
Se lo pregunto porque la política de ultimátum sí que le ha servido a partidos como el PNV, ERC, Junts o Bildu para marcar agenda y conseguir objetivos muy concretos que hace unos meses parecían inalcanzables: traspaso de competencias, financiación...
Creo que hay que leer el BOE. Y que una cosa son los efectos especiales del Congreso y otra la cotidianidad real. Compromís consiguió un buen acuerdo de Gobierno, Sumar está cumpliendo su compromiso con nosotros y que nosotros estamos condicionando el conjunto de las políticas que mejoran la vida de la gente y que es una estrategia acertada que no piensa en el regate corto sino a varias legislaturas.
¿Por qué Iniciativa frenó el nombramiento de Irene Gavidia al frente del Imserso?
La decisión de entrar o no al gobierno es una decisión colectiva de la organización. No valoro cuestiones individuales.
Se comunicó que un ministerio, de Sumar, iba a hacer un nombramiento, y dado el revuelo causado no se realizó.
Insisto: las decisiones se toman colectivamente. No solo quién, sino dónde.
¿Cómo ven el inicio de legislatura en el Congreso? Estas primeras medidas.
El PSOE tiene que ponerse las pilas. Debería haber aprendido de los tics autoritarios de Ximo Puig y las desastrosas consecuencias electorales, trabajar mejor en coalición, asumiendo el eje de izquierdas y verde como su principal línea de acción.
¿Qué consecuencias electorales y qué tics autoritarios?
Perder la Generalitat. La segunda legislatura en la que el president Puig decidió no articular una propuesta de Gobierno conjunta, cohesionada, sino que se dedicó a hacer anuncios por libre y frenar las políticas más progresistas es una de las causas desmovilizó al electorado de izquierdas.
La mayoría de análisis coincidieron en que la salida de Mónica Oltra en Compromís y que Podemos no llegara al umbral para obtener representación ayudaron.
El planteamiento de la legislatura condicionó otras cuestiones, junto al caso de lawfare contra Mónica Oltra, junto a la incapacidad de Compromís de no ir con Esquerra Unida a las elecciones, junto a una campaña de Podemos que no funcionó, evidentemente. Pero que la diferencia sustancial entre el primer y el segundo Botànic es que en el primero, con mucho esfuerzo, se consiguió funcionar como un gobierno desplegando los mayores avances en derechos y atreviéndose a tomar las decisiones más valientes que en el segundo no, creo que es evidente. Que el PSOE en España está replicando en este inicio de legislatura una tendencia de ir por libre y no atreverse a molestar a los fondos de inversión en materia de vivienda, a las constructoras de la cultura del pelotazo en materia de infraestructuras o a las grandes navieras en la ampliación del Puerto de Valencia, también creo que es evidente.
Son partido de gobierno en el Congreso y a la vez oposición en las Corts Valencianes. ¿Cómo ven este primer semestre del Consell de PP y Vox?
Creo que la labor debe ser dar una alternativa al gobierno ultra de Mazón sobre el modelo de sociedad que queremos sin necesidad de hacer equilibrios con los socios, mientras que en el Gobierno de España la aritmética obliga a no jugar a máximos. La posición de las Corts y del Congreso nos debe permitir explicar y dar la batalla cultural de por qué en el modelo de sociedad que planteamos se vive mejor. Hay que aprovechar la mínima brecha que nos de el BOE para mejorar la vida de la gente. Eso nos aleja de las esencias y el dogmatismo de vivir mejor, pero es más útil.
Uno de los aspectos de la asamblea será el encaje de Iniciativa en Compromís ¿Cómo va la relación con Mes? ¿Qué modelo plantean?
Las relaciones van recomponiéndose. El pasado lunes aprobamos una comisión -una mesa de partidos- para que en 2024 quede resuelto el plano organizativo de Compromís. La tarea en la asamblea, más allá de lo organizativo, es ilusionar y empoderar para dar una batalla cultural a la ofensiva. Nuestro papel como partido que quiere ser útil debe ser remover conciencias, organizar militancias y plantar una batalla de lo que conocemos como civilización. La experiencia Argentina o lo que puede ocurrir en las europeas nos lleva a un escenario muy complejo y no podemos quedarnos en la pataleta de tener razón, ser puros o antifascistas. Hay que hablar menos a la parroquia propia y más al conjunto de la sociedad, particularmente a la gente que está menos politizada.
¿Y para las elecciones europeas?
En el marco de la asamblea hemos propuesto una consulta a la militancia, donde el planteamiento es una alianza con Sumar y otras fuerzas ecosocialistas del Estado, que han dado un magnífico resultado. Entre las elecciones autonómicas y las generales hubo un vuelco electoral en nuestra posición: la circunscripción de Valencia fue la que más votos aportó al espacio plurinacional del Estado. La vía de aglutinar las izquierdas emancipadoras es la que Compromís debería trabajar con normalidad.