Arcadi España (Carcaixent, 1974), es el hombre tranquilo del Gobierno valenciano. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universitat de València, es desde mayo conseller de Hacienda del Gobierno valenciano, donde antes ocupaba el departamento de Política Territorial. Socialdemócrata y pragmático, fue el perfil que escogió el president de la Generalitat, Ximo Puig, para abordar unos presupuestos clave en su Ejecutivo: los últimos de la legislatura, los primeros antes de las elecciones, aquellos que encajarían una reforma fiscal en un contexto de incertidumbre tras la pandemia y la agitación de la guerra. Tras aprobarse el proyecto presupuestario, el conseller conversa con elDiario.es sobre la negociación y el escenario más próximo.
Han sido sus primeros presupuestos como conseller de Hacienda. ¿Está satisfecho con el resultado?
Estoy satisfecho porque han sido unos presupuestos que se han negociado, como siempre, con los tres grupos políticos que sustentan al Gobierno valenciano. Han sido unos presupuestos adecuados para la realidad económica valenciana. Dan respuesta una situación muy complicada, a la subida de precios, que pone en riesgo a muchas familias y empresas; a incentivar el empleo, y al Estado del Bienestar. Es un momento en el que hay que seguir reforzando la política social. Un presupuesto tiene que dar respuesta a los problemas de los ciudadanos. Ha sido una negociación responsable y creo que tenemos unos presupuestos responsables.
Estos Presupuestos han crecido menos que otros años. El Botànic venía de una trayectoria en la que los Presupuestos tendían a crecer año a año, tras años de recortes.
Progresivamente hemos hecho crecer el gasto real año a año. Ya estamos en la media del conjunto de comunidades autónomas en el gasto per cápita en educación, sanidad y políticas sociales. Ese ha sido el esfuerzo que hemos hecho. Este año también nos hemos amoldado a la situación económica y financiera; aún así, un crecimiento del 6% de operaciones no financieras es importante. También hay que fijarse en el contenido del presupuesto; no es lo mismo uno de izquierdas que uno conservador, y un ejemplo es la reforma fiscal.
Lo habitual en los años preelectorales es abrir la mano, unos presupuestos más expansivos.
No concebimos los presupuestos como algo electoral. Los concebimos como un instrumento de estabilidad y confianza. Hemos presentado ocho presupuestos en tiempo y forma, cosa que no ha hecho otra comunidad autónoma, siendo un Gobierno de coalición. Cada año tiene sus circunstancias particulares y no los hemos pensado como unos presupuestos en un año en que hay elecciones, sino en lo que necesita en este momento la Comunitat Valenciana.
¿Cómo ha afectado la guerra en Ucrania a las previsiones?
Ha afectado a miles de familias, a empresas, ha tensionado mucho los servicios sociales, educación y sanidad. Hay muchas medidas para ayudar a las familias: la reforma fiscal, la bajada de tarifas, la rebaja del transporte público o xarxa llibres; son ayudas a la clase media y trabajadora que más está sufriendo la subida de precios.
¿Y en las previsiones económicas?
Vamos en la línea de otras comunidades en la previsión de ingresos. Somos conscientes de que hay una ligera ralentización, como han apuntado los organismos internacionales, y también de una posible recuperación en primavera. Y hay un factor de incertidumbre más complejo: qué va a pasar con la guerra, que puede afectar en varias direcciones. Pero las perspectivas macroeconómicas de la Generalitat están avaladas por la Airef (la autoridad fiscal independiente).
¿Se han negociado estos presupuestos de forma diferente que otros años?
Se ha negociado con todos los socios, en reuniones formales e informales, también a través de la comisión política presupuestaria. Hemos utilizado todos los medios normales en cualquier negociación. No veo ninguna alteración. De hecho, deben ser una cosa tranquila, donde todos son conscientes de que no todo es posible y de que hay que priorizar. De eso trata la política.
¿Alguna conselleria no ha sido consciente?
Todos los consellers y sus equipos económicos han sido muy responsables, han entendido el contexto y las prioridades políticas acordadas en el seminario de Alcoi, que se han trasladado al presupuesto. También tenemos un elemento adicional, que da un crecimiento importante a algunas conselleries, que son los fondos europeos. La responsabilidad, la empatía y el trabajo conjunto han hecho posible un acuerdo global.
¿La exconsellera de Transición Ecológica, Mireia Mollà, negoció unilateralmente los presupuestos?
No. En absoluto. Todos los consellers han tenido reuniones conmigo, hemos tenido reuniones en la comisión política, hemos tenido conversaciones de todo tipo... Es normal que en las reuniones con los consellers cada uno plantease su proyecto y sus ideas, y luego los hemos ido ajustando al marco financiero. Con total normalidad, las reuniones con los consellers han ido en este tono.
¿Este último cambio en el Gobierno, que viene después de una serie amplia de cambios, da imagen de inestabilidad?
Todos los mensajes que lanza el Gobierno del Botànic desde 2015 han sido mensajes de estabilidad. Ha habido debates y diferencias, por supuesto, pero es normal en cualquier gobierno, en los monocolores y en las mayorías absolutas. Aquí el debate siempre ha sido constructivo y ha terminado en acuerdo.
Hablando de los fondos europeos, la oposición reprocha que ha habido una baja ejecución, que hay lío burocrático...
La gestión está siendo reforzada con medios humanos en las conselleries y los ayuntamientos. La experiencia es positiva, en muchos casos hemos cumplido la ejecución antes del plazo exigido. Es cierto que ha sido una cantidad muy grande en un periodo muy corto de tiempo y todas las conselleries están haciendo un esfuerzo muy grande.
Sobre la reforma fiscal, que acaban de ratificar las Corts Valencianes, usted ha dicho en varias ocasiones que era una forma de usar la política fiscal para hacer política social. ¿Qué significa?
El marco competencial de la Generalitat Valenciana en materia tributaria es limitado. Tenemos impuestos cedidos, unos propios con peso relativamente pequeño y tenemos participación en impuestos estatales. Nuestra capacidad fiscal es limitada. Lo que hemos hecho es usarla como un instrumento más de ayuda a las familias, a través del IRPF especialmente, para intentar aliviar el crecimiento de precios que sufren las familias en la Comunitat Valenciana. Lo hemos hecho de una forma progresiva y selectiva, que es lo que marcan los organismos internacionales, que abogan por bajadas selectivas a los colectivos que lo están pasando peor.
¿Es coherente que una comunidad infrafinanciada que reclama más recursos al Gobierno anuncie una bajada de impuestos?
Lo que no es razonable es que una comunidad suprafinanciada o infrafinanciada anuncie la supresión de impuestos a las clases altas para pedir esos recursos por otra vía. Eso no tiene ningún sentido, es querer engañar a los ciudadanos. Lo que hemos hecho nosotros es un esfuerzo adicional para utilizar el margen que tenemos fiscal como una política social. El impacto que tiene esta reforma en términos presupuestarios es muy reducido, pero muy importante en términos de ahorro para las familias. Entre 150 y 200 millones de euros en 2022, pero tiene efectos de subida en 2023, que acompaña y mejora esa progresividad.
Pese a la rebaja fiscal que tendrá efectos en 2023, hay una previsión de aumento de recaudación considerable, de un 16% en tributos propios.
Son los que comentaba anteriormente. Ahora hay un momento de congestión, con el elemento de incertidumbre de la guerra, pero eso no significa que no se vaya a recuperar la economía. Esta semana hemos conocido la decisión de Volkswagen de instalar la factoría de baterías en Sagunto; la economía valenciana está en verde en muchos indicadores y da confianza respecto al año que viene.
La contrapartida de la rebaja fiscal es incrementar varios impuestos el año siguiente. Comenzarán también a operar los impuestos verdes, el impuesto a las viviendas vacías, que a nivel recaudatorio tiene escaso impacto. ¿Es partidario de este tipo de tributos?
Hay un debate desenfocado respecto a los impuestos. La derecha habla de impuestos sí o impuestos no. 'Impuestos no' significa no a las políticas públicas, que es la parte que nunca cuentan. Yo creo que el debate tiene que centrarse en qué impuestos queremos y cómo deben pagarse; es el debate de la progresividad. Ahí la Generalitat lo tiene muy claro: hay que avanzar en el marco de la fiscalidad verde, para desincentivar conductas contaminantes, desde el diálogo y atendiendo a sus circunstancias; es un marco europeo y avanzamos en él. Lo importante es que hay una bajada de impuestos a las rentas bajas y que se pide un esfuerzo a las rentas altas, a través de la subida del 0,25 del impuesto de patrimonio, los tramos más altos del IRPF y a través del impuesto de transmisiones onerosas, que pasa del 10 al 11% si la vivienda supera un millón de euros de compra.
Aparte hay otros debates fiscales. Uno es el de los territorios, la competencia desleal entre comunidades autónomas. Hace unos meses, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, reclamó una armonización fiscal, pero, ¿cómo se lleva esa petición con la reclamación de más autonomía y más autogobierno?
La armonización fiscal también es una recomendación que hacen los organismos internacionales. No puede haber paraísos fiscales en un mismo país ni en la Unión Europea. Mientras comunidades como la madrileña, con una renta muy alta y un efecto capitalidad, presumen de bajar impuestos, nosotros tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para sostener los servicios públicos fundamentales. Desde el diálogo se puede tener una armonización con las figuras tributarias, si no entramos en un debate perverso en el que la competencia entre comunidades es a la baja. Hay una competencia entre las comunidades del PP para ver quién suprime más impuestos y antes, que es un debate perverso; no mejoran la recaudación y terminan afectando a los servicios públicos. Hay que acordar un marco básico fiscal, que pueden ser horquillas, pero dentro de un orden pactado y coherente con un Estado descentralizado.
¿Significa eso que una comunidad autónoma no podría bonificar al 100% un impuesto?
En este momento lo han hecho. Me parece razonable la propuesta del Gobierno de España para evitar la competencia a la baja en las clases altas. Cuando Andalucía anunció que bonificaría el impuesto de patrimonio, lo hizo para que fueran grandes patrimonios a Andalucía, para hacer competencia. Nosotros bajamos impuestos para beneficiar a las clases medias, hay una gran diferencia. La armonización fiscal es positiva y tenemos que ponernos de acuerdo en qué modelo de país queremos, dando la autonomía necesaria y razonable a las comunidades autónomas.
El otro debate fiscal es cómo se reparte el esfuerzo. Cuando se miran los mapas de riqueza por barrios, se observa cómo en las zonas más ricas los ingresos proceden del capital y del patrimonio, mientras que en los pobres vienen de subsidios y del trabajo. También se plantea si las empresas pagan mucho o poco. ¿Cómo lo ve el conseller de Hacienda?
Yo quiero poner en valor los impuestos, son lo que dan civilidad a una sociedad. Los impuestos pagan las nóminas del personal sanitario y educativo, pagan las pensiones, los sueldos de los policías. La importancia de los impuestos es fundamental, por lo que me parece peligroso entrar en la carrera de quién los baja más. El otro día escuchaba que el paraíso sería una comunidad en la que no se pagaran impuestos. Yo no sé si hablar de paraíso, pero está claro que el infierno sería una comunidad autónoma en la que una persona se ponga enferma, vaya a su hospital y no puedan tratarla; o que no pueda llevar a sus hijos al colegio. Cuando algunos hablan de infierno fiscal en realidad en lo que están pensando es en un infierno social.
Respecto a lo que comentaba, hay una reforma pendiente en este país sobre la parte tributaria. Hay que luchar contra la evasión fiscal, la economía sumergida y la progresividad del sistema en su conjunto. Ahora, los que más pagan son los que tienen una nómina, mientras que mucha parte de las rentas del capital tienen muchas formas de ahorrar en impuestos; ese es un debate que desborda a una comunidad autónoma y a un país, tiene que ser un debate europeo. Creo que hay que avanzar en ese debate colectivo para que no solo sean las rentas del trabajo las que aporten a la caja común, hay margen de maniobra para que se distribuya mejor la carga.
¿Por qué plantear ahora extender la bonificación del impuesto de sucesiones?
Este es un debate entre los grupos parlamentarios. Uno de los retos pendientes de la economía valenciana es que tenemos un reducido tamaño de las empresas y tenemos que tomar medidas que fomenten el crecimiento de las empresas: de este modo tienen más facilidad para innovar y sus trabajadores tienen más margen de representación. Incorporar a las empresas familiares a esta bonificación ayuda a la transmisión de la empresa en la familia; prefiero que tengan apellidos valencianos y no vengan fondos extranjeros a adquirirlas.
La deuda sigue siendo la gran conselleria del Gobierno Valenciano. El 90% de la deuda es con el Gobierno de España, derivada de mecanismos como el Fondo de Liquidez Autonómico. ¿Hasta cuándo va a ser sostenible?
Es una de las cuestiones que planteé en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. No tendría sentido cambiar el modelo de financiación si no abordamos el problema de la deuda. Esa mochila que ha ido creciendo y que nos ha permitido incrementar el gasto en políticas públicas y en servicios fundamentales, en un contexto de subida de tipos de interés, nos afecta. Hemos pedido una solución para las comunidades más endeudadas.
Resulta bastante obvio que algo no va bien en el modelo cuando prácticamente toda tu deuda es respecto a quien debe proporcionarte los recursos.
Es una pescadilla que se muerde la cola. Estamos viviendo unos años en los que las comunidades autónomas percibimos ingresos de mecanismos excepcionales; hemos hecho normal lo excepcional, como el FLA, que es un mecanismo extraordinario. Es cierto que hemos tenido una pandemia, una guerra... pero esto tiene que acabarse. La Generalitat siempre ha defendido un cambio de modelo y resolver el problema de la deuda. Queremos empezar a normalizar las vías de financiación de la Generalitat Valenciana.
Hace poco dijo en una conferencia que había que volver a introducir este tema en el marco del consenso político.
Para cambiar el modelo de financiación hay posiciones diferentes en todos los partidos. Pero no se trata de un problema técnico, ya ha habido un debate técnico, con especialistas. Todos coinciden en que la Comunitat Valenciana es la que peor parada sale con este modelo y se puede alcanzar un acuerdo. Es un problema político. No ayuda nada que en el PP el señor Feijóo diga que no va a negociar nada con el Gobierno. En un momento tan delicado, tendría que haber grandes consensos en elementos fundamentales. Creo que Feijóo hace electoralismo a costa de bloquear reformas importantes para este país.
¿El Gobierno no debería dar el primer paso con un documento sobre la mesa?
El Gobierno ha dado pasos. El primero, inyectar liquidez a las comunidades autónomas. El Gobierno del PP dejó a esta Generalitat al borde de la quiebra; este ha hecho lo contrario. Nos ha permitido sortear la crisis de la covid y llegar a la media de gasto público. También ha hecho una propuesta que ha recibido alegaciones de las comunidades, pero si el principal partido, el que tiene que pactar este modelo, se niega a hablar... Quien está bloqueando que la reforma llegue a las comunidades que lo necesitan es el PP.
También se ha acordado una reestructuración de la deuda.
Se han ampliado los plazos de devolución, que permite reducir un poco la carga presupuestaria. Aún así, el problema de fondo no resuelve.
Parecen atrapados en un problema estructural que se salva año a año con mecanismos extraordinarios: el FLA, los fondos covid, la reestructuración de la deuda... ¿Hasta cuándo dura lo excepcional?
Debemos ir avanzando hacia la normalidad. Necesitamos tener estabilidad en nuestros ingresos de forma ordinaria. Siempre hay una excusa para postergar el debate, pero el debate está muy avanzado, es un debate ya muy largo. Lo que pido es que el principal partido de la oposición no piense en las elecciones, piense en los problemas de los españoles y se siente a abordar esta reforma.