Hace unos días, el Ceip Ciutat de Cremona 'celebraba' los 3.000 días del centro en barracones. Sin embargo, el colegio de Alaquàs no es el único que se encuentra en esta situación. Muchos son los centros pendientes de construcción, con deficiencias o que se han quedado pequeños, cuyos alumnos han tenido que ser reubicados en aulas prefabricadas que, si bien cumplen su función, no reúnen las condiciones que serían deseables.
Así, vemos que la escolarización en barracones es algo que se ha convertido en habitual en la Comunitat Valenciana en los últimos tiempos. Concretamente, a lo largo de todo el territorio valenciano hay distribuidos más de 1.700 módulos prefabricados, con una treintena de centros instalados íntegramente en barracones, y unos 200 con al menos alguna unidad prefabricada, lo que supone un gasto de 5,5 millones de euros en mantenimiento.
Conselleria está trabajando en el mapa de infraestructuras, un documento que pondrá un interés especial en aquellos centros formados totalmente por aulas prefabricadas. “Es nuestra prioridad y estamos trabajando en ello”, han explicado.
Toda una etapa educativa en barracones
Son miles los alumnos que estudian en barracones y que no han llegado a conocer un colegio o instituto 'de verdad', construido al efecto. Niños, ya adolescentes, que han pasado su etapa en Primaria, algunos incluso la de Infantil, en aulas prefabricadas. Y lo mismo sucede en Secundaria.
Como reconocen desde las asociaciones de madres y padres (Ampa), aunque los módulos tengan aparatos de aire acondicionado, “en verano hace calor y en invierno hace frío, o te encuentras con que tienen goteras y cuando llueve se convierten en impracticables, por lo que se tienen que suspender las clases”.
El Cremona se ha convertido en un símbolo de la lucha contra este tipo de infraestructuras 'temporales' que se convierten en permanentes. Con 400 alumnos, el colegio parece ver ahora la luz al final del túnel desde que en 2007 se instalaran los primeros prefabricados, primero para tres líneas que se quedaron en una y que ahora vuelven a ser dos, “la anterior administración nos tenía vetados y discriminados por habernos rebelado y haber sido la cabeza visible de las protestas”, explica Manel desde el Ampa del centro, quien denuncia las promesas “incumplidas” del PP ante una reivindicación “de justicia”. Ahora, “al menos tenemos una línea de diálogo abierta que antes no teníamos”.
En la provincia de Castellón, concretamente en la localidad de Almassora, está el Regina Violant, un centro de 3 líneas y 580 alumnos en barracones desde 2006 que ha pasado por dos ubicaciones diferentes. “En marzo se licitó pero con el cambio de gobierno en la Generalitat aún no se han adjudicado las obras”, explica Jose, quien añade que las úlimas noticias es que las obras darán comienzo en el primer trimestre de 2016. “No tenemos gimnasio, ni biblioteca, ni aulas en condiciones, ni espacio físico, por lo que se se han preparado los prefabricados para poner módulos en altura, cosa que no vamos a consentir”.
Pérdida de alumnos
Uno de los efectos de los barracones es que ahuyenta a las familias. Así, vemos casos como el colegio 103 de Valencia, que echó a andar en 2008 en módulos prefabricados de forma provisional mientras se construía el nuevo edificio, “y aquí seguimos, aunque cada año con menos alumnos”. Esto se produce porque “las familias se desaniman”, con lo que se producen situaciones como que el pasado curso había 15 alumnos entre una clase de cuarto y otra de quinto de Primaria, “desde Conselleria nos calificaron de escuela rural y los reunieron en una sola clase. Además, no ofertaban plazas porque creemos que su intención era que la gente se fuera”.
En Burriana (Castellón) se encuentra el Ceip Cardenal Tarancón, con unos 225 alumnos y dos líneas que están en aulas prefabricadas desde 2007, “últimamente tenemos menos matriculaciones, porque los barracones ahuyentan nuevas matrículas”, explica Mar desde el Ampa, quien apunta que a principios de año deben comenzar las obras del nuevo colegio.
Situación diferente es la que se produjo en el Ceip Manjón Cervantes de Alicante, un colegio que fue declarado en ruina técnica en febrero de 2009. Los alumnos fueron trasladados primero a otro centro y el curso siguiente a barracones mientras se realizaban las obras, “sin embargo, ahora, casi siete años después, nos hemos sorprendido cuando desde conselleria nos han dicho que la situación no era tan grave y que se va a intervenir en el edificio para adecuarlo”, explican desde el Ampa, que no aciertan a explicar si han llegado a esta situación por “maldad o ineptitud”.
Con el Ceip Vicente Ruso de Santa Pola nos encontramos otro de los problemas que también se han repetido en los últimos años, colegios que se han quedado pequeños incluso antes de inaugurarse, por una mala previsión, “el colegio era inicialmente para dos líneas y hay cursos en los que tenemos hasta cinco”. Está previsto para 450 alumnos y tiene 857 niños, por lo que hacen turnos “hasta para salir al patio”, y explican que se le ha tenido que dar otro uso a la biblioteca, la sala multiosos o la casa del conserje.
Los barracones no son un problema exclusivo de los centros de Infantil y Primaria. En Secundaria también encontramos módulos prefabricados, como sucede en el IES La Torreta de Elche, que tiene aulas de estas características desde hace una década y denuncian el coste que supone el mantenimiento de estas unidades, “en pocos años estarían amortizadas las nuevas construcciones.
Implicación de los docentes
Lo que está claro es que el problema de los barracones no sólo afecta a los alumnos. Desde las asociaciones de madres y padres quieren destacar la implicación del profesorado en la lucha por la dignidad de la educación de sus hijos, “han estado a nuestro lado en todo momento, compartiendo nuestras reivindicaciones, porque evidentemente a ellos también les afecta en sus condiciones laborales”.
No obstante, a pesar de las políticas que pretende aplicar el departamento de Vicent Marzà, que implican la construcción de nuevos colegios para acabar con las prefabricadas, las comunidades educativas de estos centros todavía van a tener que esperar unos meses para poder disfrutar estos edificios. Los proyectos van a comenzar a licitarse y las obras no comenzarán hasta principios de 2016, con lo que probablemente los nuevos colegios no se podrán comenzar a utilizar hasta el curso 2017-2018.