Desde el pasado 19 de noviembre el President de la Generalitat, Alberto Fabra, no comparece ante las Corts Valencianes para someterse a la fiscalización de la oposición. Y han sido tres meses de fuertes polémicas que todavía están abiertas y han azotado al PP valenciano, y en especial a Fabra y su Gobierno, produciéndole un desgaste difícil de combatir.
Y la polémica empezó pronto y fuerte, con el cierre de Canal 9 y el 'reality show' de una muerte retransmitida en directo. Seguramente el capítulo más duro de la presidencia de Fabra ha ocurrido sin que el President haya comparecido en las Corts, y no sólo el apagón de RTVV, sino también sus consecuencias. Las protestas de los trabajadores de Canal 9 han perseguido al President, haciendo que se redoblaran las medidas de seguridad a su alrededor. Pero estas medidas policiales no fueron suficientes para que en Xàtiva un grupo de niños, desde el patio de su escuela, reclamara a Fabra el retorno de la televisión autonómica, acto que tuvo su respuesta con un expediente al colegio.
Otra polémica que ha dañado aún más el crédito del PP han sido los desprendimientos del revestimiento de trencadís del Palau de les Arts que se produjeron en plena Navidad. La imagen de uno de los símbolos de la prosperidad de cartón-piedra del boom urbanístico se desmoronaba, y la Generalitat reclamó responsabilidades a su otrora arquitecto de cabecera, Santiago Calatrava. La tensión Generalitat-Calatrava se ha palpado, y la cubierta descarnada del Palau de les Arts espera todavía a una solución definitiva.
Pero el conflicto que más personalmente ha castigado a Alberto Fabra han sido las revelaciones sobre facturas presuntamente impropias de la que es su mujer de máxima confianza, Esther Pastor, tras conocerse con el bautizado irónicamente como 'Nyora Gate' gastos domésticos de alimentos así como también de bebidas alcohólicas a cuenta de la Presidencia Generalitat. Estas filtraciones hicieron saltar todas las alarmas en el Palau de la Generalitat y se empezó la infructuosa cacería del 'topo' que filtraba estos gastos tan comprometedores.
Uno de los capítulos más sensibles para la sociedad valenciana como es el accidente de metro de Valencia del 3 de julio de 2006 vuelve también a la primera línea. La Audiencia Provincial reabrió el caso y la asociación de familiares de las víctimas continuan su lucha con visitas a Bruselas reclamando justicia. Los técnicos han vuelto a tener que dar explicaciones, y parece que algunas cosas han cambiado.
La crisis más reciente de todas es seguramente la más impostada para Fabra: el agudizamiento del anticatalanismo dentro del PP. El president de la Generalitat, que en sus relajados tiempos de alcalde de Castellón defendía con normalidad que se pudiera ver TV3 en el País Valenciano, ha tenido que provocar el cierre de las emisiones Catalunya Radio en territorio valenciano, un cierre selectivo en un panorama con más de 300 emisoras ilegales.
Pero el más crudo y reciente ha sido el enfrentamiento PP-Generalitat con la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) por reconocer expresamente ésta la unidad de la lengua del valenciano y catalán. El postulado científico que también trataba con normalidad Alberto Fabra mientras no lideraba a los 'populares' valencianos, quiere ser doblegado por el sector secesionista del PP con triquiñuelas jurídicas e instrumentalizando al Consell Jurídic Consultiu (CJC). Una polémica artificial que no sólo ha desgastado al Consell por sus contradicciones, sinó también a instituciones estatutarias como la AVL y el CJC.
Ante esta situación la oposición ha pedido que se reabran y se creen diferentes comisiones de investigación, así como también se ha pedido la comparecencia de diversos responsables del gobierno valenciano. La contestación del PP es que la oposición dificulta el debate parlamentario con sus peticiones.Por cierto, ni Alberto Fabra ni los Consellers han comparecido tampoco este miércoles en la cámara.