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Carlos Mazón, el hijo político de Zaplana que quiere gobernar la Generalitat Valenciana como Moreno Bonilla

El presidente del PPCV y próximo presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, durante el seguimiento de la jornada electoral en la sede del PPCV.

Laura Martínez

29 de mayo de 2023 22:00 h

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Se presentó con un lema, una idea que ocho años atrás sirvió a sus oponentes para iniciar un ciclo político: el cambio. Ganas. Sonríe, ya se van. El presidente del PP valenciano y próximo presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha arrebatado a la izquierda la mayoría parlamentaria del mismo modo que lo ha hecho con el marco emocional: con un mensaje de vuelco de ciclo político.

En la primavera de 2021, en la sede del PP valenciano, Carlos Mazón se presentaba como el “president”. Faltaban dos años para las elecciones autonómicas, pero empleaba ese lema en las primarias de su partido. Mazón expuso el suyo como un programa de Gobierno, anticipaba su candidatura para el 28M: “Estoy convencido de tener la fuerza necesaria para liderar un proyecto para todos y este es un proyecto para ganar”, apuntó. “Mazón President” era el rótulo que lo acompañaba.

El PP estaba entonces fuertemente afectado por los torbellinos políticos: las primarias que le dieron la victoria a Pablo Casado aún tenían que tener su réplica en los congresos autonómicos. Su antecesora, Isabel Bonig, dimitió para allanar el camino, al no contar con el respaldo de la dirección nacional, y ya se anticipaba el conflicto entre Casado y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Paradójicamente, la defenestrada portavoz en las Corts Valencianes tenía razón en uno de sus mantras, aunque no fuera ella quien finalmente lo pusiese en práctica: la reconquista empezaba en Alicante.

Carlos Mazón fue arropado por la dirección nacional, entonces en manos de Pablo Casado, con el apoyo de Teodoro García Egea, de quien el alicantino es buen amigo. Mazón era presidente de la Diputación de Alicante, el bastión de los populares en una comunidad autónoma que desde 2015 se había teñido de rojo, con una mayoría socialista sostenida por Compromís y Unides Podem-Esquerra Unida. La Corporación provincial ha sido su núcleo de resistencia, el lugar del rearme de los populares valencianos para plantar batalla en las municipales y autonómicas; que ellos ven como el aperitivo de las generales.

Cinco meses más tarde, en la convención nacional del PP, que se celebró en València, García Egea afirmaba: “Carlos Mazón, serás president de la Generalitat”. Fue en el cónclave en el que asomaban las tensiones en la dirección para renovar la cúpula del PP madrileño, pero también en el que se perfilaba el programa marco de los populares. A año y medio de la cita con las urnas, los populares impulsaban a Mazón en su tierra. Al día siguiente, llenaron la Plaza de Toros de València, con una reivindicación de Rita Barberá.

Quienes acompañaron a Carlos Mazón en ese mitin ya no se encuentran en la primera línea política. Solo María José Catalá, que según los resultados de este domingo será la próxima alcaldesa de València. Mazón se convierte así en más que un superviviente: ha aguantado la sacudida del partido y ha mejorado notablemente sus resultados, es una de las claves de la reconstrucción del PP.

Mazón es un corredor de fondo, le gusta hacer esa comparación entre lo personal y lo político. Ha sabido medir los tiempos en la carrera, algo que practica a diario. Se calza las deportivas y practica por las mañanas antes de empezar la jornada; entrena para correr la media maratón. El futuro presidente de la Generalitat Valenciana se presenta como un tipo sencillo: casado y con dos hijos, practica deporte regularmente, almuerza, canta, le gusta el fútbol, compra en el mercado municipal con su madre, come paella los domingos, participa de las tradiciones de su ciudad.

A paso ligero, al dirigente le han bastado cuatro años en su última etapa para llegar al Palau de la Generalitat. Mazón se reincorporó a las listas del PP en 2019, pero sus andanzas comenzaron 20 años atrás. El próximo jefe del Consell inició su trayectoria política en un sindicato estudiantil próximo a Nuevas Generaciones del PP en la Facultad de Derecho. Del campus saltó a la dirección general de Juventud en el Gobierno valenciano (1999-2003) en el equipo de Eduardo Zaplana –que hoy afronta una petición de 19 años de prisión en el caso Erial– , donde comenzó una discreta andadura en la Administración Pública. Al expresidente autonómico se le considera su padrino político: con él empezó todo.

Carlos Mazón fue director general de Comercio y Consumo (2003-2004) y de Consumo y Seguridad Industrial entre los años 2004 y 2007, ya en el Consell de Francisco Camps. En las guerras intestinas del PP valenciano el actual presidente fue una de las víctimas y tuvo que abandonar la estructura autonómica el año de los comicios. En las municipales de 2007, cuando comenzaron a eclosionar los casos de corrupción del PP valenciano, Mazón fue arropado de nuevo por Zaplana para ser concejal en Catral, un municipio alicantino de 8.000 habitantes, que le valió el salto a la vicepresidencia cuarta de la Diputación de Alicante. Formó parte del equipo de gobierno de José Joaquín Ripoll, el lugarteniente de Zaplana, que lo situó en la dirección provincial del partido hasta 2009, cuando los zaplanistas perdieron el control del último reducto del partido. Ese año pasó a ser director gerente de la Cámara de Comercio de Alicante, tejiendo un fuerte vínculo con el empresariado alicantino, hasta que en 2019 un victorioso Pablo Casado le devolvió a la primera línea como sucesor de César Sánchez al frente de la Diputación.

En ese paréntesis el alicantino cultivó otra de sus pasiones: la música. El dirigente formó un grupo con sus compañeros de la universidad, Marengo, que superó la preselección de Radiotelevisión Española para el certamen de Eurovision en 2011. Vocal y guitarra, versionó el Y solo tú de Bachelli para la competición musical.

Doce años después el dirigente popular tendrá que ponerse ante otro micrófono: el de la tribuna de las Corts Valencianes. Mazón, con 40 diputados, necesitará el apoyo de otros diez diputados en el Parlamento valenciano para ser investido presidente de la Generalitat, aunque por el momento los populares eluden mencionar a quien tiene más papeletas para ser su socio de gobierno: el partido de ultraderecha Vox, en una suerte de maniobra a la andaluza.

Los populares aseguran que dialogarán con todas las formaciones que han obtenido representación, empezando con el PSPV de Ximo Puig. Sin embargo, las afinidades ideológicas y la aritmética parlamentaria abocan a Mazón a un pacto con el partido que en la Comunitat Valenciana encabeza Carlos Flores, condenado por violencia machista, como ha sucedido en el resto de territorios en los que ha obtenido representación.

Imitando la dialéctica que introdujo Mónica Otra en las negociaciones del primer Pacto del Botánico, el responsable de campaña del PP, Miguel Barrachina, apuntaba este lunes que “como en Andalucía y Madrid”, “lo importante es el qué, más que el con quién”, en referencia a las incógnitas sobre el futuro gobierno de los populares, que han insistido durante toda la campaña en que gobierne la lista más votada. En ese 'qué', introducen como prioridad la bajada del impuesto de sucesiones o la “reactivación” de la ampliación del Puerto de Valencia.

En la celebración de los resultados electorales, el propio Mazón apuntaba: “En los próximos días, en el orden que han elegido los ciudadanos de la Comunidad Valenciana, me dirigiré al resto de formaciones políticas con representación parlamentaria para tratar de garantizar un gobierno estable, eficaz, ese gobierno que ponga en marcha el programa del cambio que abrumadoramente los ciudadanos han elegido”, sin menciones explícitas.

La idea de gobernar en minoría, sin incorporar a Vox, al estilo de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía, es inviable a largo plazo: tiene 40 diputados, la mayoría absoluta requiere de 50. Habrá que pactar cada una de las medidas –el peaje que exige Vox incluye purgas en las aulas y acabar con medidas sociales– , empezando por la Mesa de las Corts Valencianes y su Presidencia, que se constituye el 26 de junio; siguiendo por la investidura, que será a mediados de julio -alrededor del 14-, en plena campaña de las elecciones generales.

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