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La Cátedra Observatorio de Vivienda alerta del aumento del precio del alquiler y la proliferación del chabolismo en Valencia

Viviendas en València.

Laura Martínez

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En la ciudad de Valencia no hay pisos en alquiler por menos de 500 euros al mes. Una búsqueda rápida en los portales inmobiliarios filtrando por precio no arroja resultados. El piso con menor coste en la capital es un estudio de 25 metros cuadrados, en un tercero sin ascensor, en Ciutat Vella. No tiene cama ni habitación en la que ponerla. Le sigue un estudio de 40 metros cuadrados en El Grau, que cuesta 640 euros al mes, en el que la cama es un colchón que está en el suelo del salón-comedor-cocina. Si el inquilino aspira a tener un somier sobre el que acostarse, la siguiente opción es ir a un piso en el barrio de Tres Forques, llevar sus muebles, y abonar 680 euros mensuales por 60 metros cuadrados. El piso, “coqueto y luminoso”, tiene el inodoro prácticamente en la ducha.

Los alquileres en la capital valenciana superan la mitad del salario mínimo interprofesional, lo que deja a un amplio sector de la población sin capacidad de acceder a la vivienda. La situación, para los expertos, es alarmante. El último estudio trimestral de la Cátedra Observatorio de Vivienda de la Universitat Politécnica de Valencia alerta de la proliferación de infraviviendas y su director es tajante: o se aboga por la construcción de vivienda a precio asequible o se arroja a las clases menos pudientes al “chabolismo”.

“La situación en nuestro entorno se degrada de manera acelerada, con unos incrementos en el entorno del 10% en los precios de venta de vivienda nueva y en las mensualidades del alquiler. Además, la oferta está menguando de manera alarmante. Esto lleva camino de ser literalmente insostenible”, afirma Fernando Cos Gayón, responsable de la cátedra.

El informe apunta que el precio medio del alquiler en la ciudad es de 1.600 euros al mes, y que ha subido un 10% en el primer trimestre de 2024, tanto en València como en su área metropolitana. Expulsadas del mercado de la compra, las clases modestas -entre las que incluye a los jóvenes- se han visto abocadas al alquiler, del que tampoco pueden depender en la actualidad. “Con una cuota media superior a los 1.600 euros al mes tampoco es posible esta solución, quedando únicamente la opción de alquiler de habitaciones, que ya alcanza precios disparatados”, apunta Cos Gayón, que insiste en que la diferencia entre los precios y los salarios hace inaccesible la vivienda.

El informe apunta que existe un aumento de la segmentación de los alquileres temporales: la ciudad de Valencia tiene aproximadamente 1.300 viviendas en alquiler tradicional por más de 2.100 viviendas en alquiler de corta duración -menos de 11 meses-, algo que condiciona el precio y lo eleva. Sobre la larga estancia, la oferta de alquiler disminuyó un 6% en la ciudad de Valencia; de igual manera ha ocurrido en el área metropolitana donde ha bajado un 34%, 6% y 17% en l'Horta Nord, Horta Oest y Horta Sud, respectivamente. El precio medio del alquiler residencial en Valencia es de 1.617 euros.

El arquitecto y profesor titular de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación considera que la construcción de vivienda protegida es urgente: “La situación en Valencia y su área metropolitana se degrada de manera acelerada”. El informe analiza la vivienda protegida y su peso sobre el total en la ciudad de València, donde en el trimestre analizado solo se registran 18 viviendas protegidas en venta, repartidas en 3 promociones en Quatre Carreres, Poblats del Sud y Benicalap. Es un 10% de las viviendas a la venta totales, que reducen el precio en un 3%, según el informe, que apunta “un incremento sostenido e intenso de la vivienda protegida en el mercado de la vivienda de obra nueva en la ciudad puede bajar los precios, disminuyendo el esfuerzo económico necesario de las familias con rentas más bajas para acceder a la primera vivienda”.

El aumento de precios en compra y alquiler se ha extendido al área metropolitana de la capital: la vivienda plurifamiliar en los dos últimos trimestres ya se acerca al precio de València, siendo l'Horta Nord la comarca de los precios más altos. En la capital, Ciutat Vella, Algirós y L'Eixample tienen los precios de obra nueva más elevados, con un precio medio de 5.100 euros el metro cuadrado en el primero. Por contra, los distritos más bajos son Pobles del Sud y Pobles de l'Oest, aunque el precio supera los 2.000 euros el metro cuadrado. El número de promociones de vivienda libre está en descenso, tanto en la capital como en su área metropolitana.

El precio por metro cuadrado ha subido de manera notable en los últimos cuatro años: en la ciudad de Valencia se incrementó un 64%; en l'Horta Nord un 52% y un 61% en la Horta Sud. El informe aún recoge la denominación de Horta Oest - que comprende los municipios de Alaquàs, Aldaia, Manises, Mislata, Picanya, Quart de Poblet, Torrent y Xirivella, ahora Horta Nord- pese a la eliminación de esta agrupación en el Instituto Catográfico, donde el precio ha subido un 39%.

Cos Gayón critica en el texto la alusión a las viviendas vacías, porque, considera, se trasladan al imaginario como una edificación lista para habitar, cuando en la mayoría de casos requieren de una intervención para entrar en el mercado. La cátedra es muy crítica con la ley de vivienda, que califica como “desastrosa” y cree que los propietarios usan el alquiler temporal para escaquearse de su aplicación.

La cátedra se remite al plan de vivienda estatal de los años 90 y reclama ayudas a la compra y al alquiler. También recuerda el ejemplo de “la Alemania de entreguerras, donde el Estado se comprometió a garantizar viviendas adecuadas para las clases trabajadoras, lo que impulsó la creación de un plan de vivienda pública desde la Bauhaus”.

La Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de València se han opuesto a aplicar las zonas tensionadas de la ley de vivienda y regular los precios del alquiler, centrando su discurso en la construcción de nuevas viviendas. El pasado 10 de abril el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, presentó un plan para incorporar 10.000 viviendas asequibles al mercado, una idea que recicla parte del plan del Gobierno del Botánico y aboga por ceder suelo a promotores. Hay una visión generalizada de que falta vivienda en el mercado, pero la construcción sin otras limitaciones no garantiza que vaya a resolverse, teniendo en cuenta el boom inmobiliario de hace dos décadas. Desde los años 2000 se observa un descenso de la vivienda protegida en la Comunitat Valenciana, sin apenas interés por construirla, y un vaciado del parque público; en 1994 había 20.000 viviendas protegidas, en 2023 hay menos de un millar en proceso de tramitación. El informe de la UPV apunta que, en la ciudad de València, solo se registran 18 viviendas protegidas en venta en el último trimestre.

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