Imágenes como la ciudad fantasma de Chernobyl o las factorías automovilísticas abandonadas de Houston, testigos de una era de prosperidad pasada, podría ser la imagen futura del centro de producciones de Canal 9. Tras la aprobación del acta de defunción de RTVV queda saber qué va a ser de la ingente infraestructura acumulada por el ente público durante sus 24 años de historia, que podría convertirse en una pirámide expuesta al expolio de los ladrones de tumbas.
A grandes rasgos cabe recordar que el centro de producciones de Burjassot se sitúa sobre una parcela de 30.000 metros cuadrados, con un edificio de 15.000 metros. Entre sus instalaciones hay tres estudios, el mayor de los cuales ocupa un espacio de 800 metros y contiene asientos para 200 personas. Los otros platos son menores, con 400 y 200 metros cuadrados.
Con suerte, este edificio sería desmantelado y vendido por piezas, pero sólo el contenido tecnológico. Para pagar la liquidación así se puede subastar desde el sistema de iluminación a las cámaras y las cuatro unidades móviles, equipadas algunas de ellas con tecnologías capaces de cubrir cualquier tipo de retransmisión en directo.
Pero uno de los principales problemas pueden ser el abandono definitivo del centro y su despoblación, exponiéndolo a un expolio total de sus despojos, especialmente el cobre de un edificio tan ricamente equipado de cables i electrónica. De este modo el cierre requeriría una importante dotación de vigilancia a tiempo completo y sin fecha de finalización, o en el momento que se bajara la guardia sería pasto de los ladrones de tumbas.
Archivo de imágenes
Por otro lado, posiblemente uno de los materiales más preciados sería su archivo de imágenes, que acumula un total de más de 250.000 horas de los 24 años de vida de la televisión. De este archivo se tienen en formato digital hasta el año 2006, las imágenes más antiguas se encuentran sólo en formato vídeo.
Las imágenes digitales tienen una mejor facilidad de conservación, pero el archivo de vídeo magnético, además de ocupar un volumen de espacio mucho mayor, también requiere de un mantenimiento de temperatura especial, puesto que en un periodo de un año si la conservación adecuada podrían apelmazarse las cintas hasta dejarlas inservibles para su uso e irrecuperables.
El mismo Consell Valencià de Cultura ya emplazó a la Generalitat a que conserve este archivo, llegando a pedir su declaración como Bien de Interés Cultural, lo cual aseguraría su conservación en el futuro.