Ciudadanos tras la salida de Toni Cantó: ¿Vuelta al centro?

El 15 de marzo Toni Cantó anunciaba su salida de los órganos de dirección de Ciudadanos. Al día siguiente, el todavía portavoz autonómico, convocó un encuentro con los otros 17 diputados autonómicos para despedirse. Las miradas pronto recayeron en Ruth Merino, la portavoz adjunta y hasta entonces mano derecha de Cantó en el parlamento valenciano, una economista y técnica de Hacienda a la que se le despertó el interés por la política en 2015. Merino fue nombrada portavoz provisional la siguiente semana para poder realizar la pregunta de control al president en la sesión parlamentaria, un gesto que avanzaba que su nombre generaba cierta unidad en un grupo partido.

Diez días después de la salida de Cantó, ya en las listas del PP de Madrid, la dirección nacional de Ciudadanos acordó con la el grupo parlamentario valenciano el nombramiento de Merino como portavoz en las Corts Valencianes, acompañada de Mamen Peris, Merche Ventura y José Antonio Martínez. El partido aún debe decidir quién ocupa el liderazgo orgánico, la figura de coordinador autonómico que también ocupaba Cantó; una decisión por la que el partido no parece tener demasiada prisa.

En la primera sesión en la que Merino ejerció de portavoz en funciones la parlamentaria recuperó el talante moderado del que Ciudadanos hacía gala en su fundación, un tono que ha mantenido en las sucesivas entrevistas que ha realizado esta semana y en sus palabras tras ser elegida. “Ciudadanos es más necesario que nunca en estos momentos, desde el centro liberal vamos a seguir trabajando por todos los valencianos”, afirmó Merino, que indicó que la formación “continuará peleando, con las mismas ganas que el primer día, para mejorar la calidad de vida de los valencianos y contra la imposición del nacionalismo y el populismo en la Comunitat Valenciana”.

Merino tiene el reto de apaciguar un grupo parlamentario dividido -fractura que la portavoz negó en una entrevista en Las Provincias- y evitar que continúen las fugas que arrancaron con la moción de censura en Murcia. En el grupo convivían los afines a Cantó y los afines a Emilio Argüeso, senador y exsecretario de Organización discípulo de Fran Hervías, expulsado por participar en la contramoción del parlamento murciano. Ahora, con los dos líderes enfrentados fuera del partido y próximos al PP -uno en las listas, otro acusado de facilitarles el trabajo- la formación entra en terreno sin explorar. En una entrevista en À Punt, la parlamentaria expresó que los diputados “estamos todos en el mismo barco y espero que continúe así”, al tiempo que se mostró favorable a dar la mano a la mayoría progresista cuando sea necesario.

Los 18 parlamentarios de Ciudadanos son un número clave en las operaciones de los partidos del Pacte del Botànic. PSPV, Compromís y Unides Podem suman mayoría absoluta, pero algunas normas requieren de dos tercios o tres quintos de la Cámara para ser aprobadas, donde Ciudadanos -o en su defecto, el PP- son imprescindibles. La formación naranja es socio preferente del Botánico, ya que apoyó la ley para la creación de À Punt, la reforma de la ley del Síndic de Greuges y se sumó al plan de trabajo de la comisión de reconstrucción, así como la elección de consejeros en algunas instituciones.

El apoyo de Ciudadanos es imprescindible para reformar la ley de la radiotelevisión pública valenciana, la creación del Consell Audiovisual y también para la nueva ley electoral, un proyecto que llevan los cuatro en su programa y que se ha atascado varias veces en las Corts Valencianes. Los grupos del Botánico confían en que la debacle electoral de los naranjas les haga cambiar de parecer respecto a la conveniencia de rebajar el listón electoral del 5% al 3%. Además, sus votos son necesarios para la elección del presidente del Consell Rector de À Punt y las renovaciones en organismos estatutarios.