Compromís reclama dar la vuelta a la negociación de presupuestos: primero el acuerdo político y luego los números de Hacienda

Las reuniones de la comisión de seguimiento del Pacto del Botánico suelen empezar con una lectura de agravios, una valoración del ambiente político y las relaciones en el trimestre desde la última reunión. La del miércoles, que buscaba poner fin a un episodio largo de tensión entre socios, dejó claros los reproches relacionados con la elaboración de Presupuestos, origen de una de las crisis por las que ha atravesado el Gobierno de coalición valenciano.

Cuando la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, acusó a los responsables de Hacienda, del PSPV, de haberle falseado las cuentas, estos respondieron que si la vicepresidenta no apurase tanto los plazos en la negociación, los errores serían fácilmente detectables. Esta tónica se repitió en la mesa, convocada esta vez en la sede de Compromís, donde los valencianistas aprovecharon que ejercían de anfitriones para dejar claras algunas cosas.

La coalición exige, y así se lo trasladó la vicepresidenta del Consell al president Ximo Puig en un encuentro en paralelo, que todas las partes conozcan las líneas del presupuesto antes de que Hacienda elabore su propuesta concreta. Pasar de una elaboración de presupuestos “radial” en la que la Conselleria de Hacienda acuerda por separado con cada departamento las cuentas hasta cuadrar los números a la “conformación del documento presupuestario que debe tener primero el acuerdo de los partidos que componen el Pacte del Botànic”. Es decir, cambiar por completo los métodos que hasta ahora emplea el departamento que dirige Vicent Soler.

Según una analogía de uno de los integrantes de la mesa, la metodología actual se asemeja a un interrogatorrio: el conseller va llamando uno a uno a sus compañeros de Gobierno, recoge sus testimonios y al último le cuenta esto es lo que hay. El problema llega cuando el último es la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, que gestiona la renta valenciana de inclusión, las ayudas de dependencia y los centros residenciales y tiene a la cabeza a la número dos del Gobierno. Así, su formación plantea que “las cuentas se negocien a partir de grandes números conocidos por todos”, y que la fecha de presentación de los presupuestos venga marcada en el acuerdo político, no por decisión de Hacienda.

Los socialistas recelan de esta cuestión por las complicaciones y la burocratización del sistema. El PSPV entiende que Hacienda trabaja sobre las líneas de un acuerdo entre formaciones que ya existe, el Pacto del Botánico, y que la filosofía del Gobierno es la misma en todos sus miembros: unas cuentas expansivas y sociales. A juzgar por las declaraciones de la vicepresidenta del Consell a la salida de su encuentro con el presidente, esta propuesta no generó demasiado entusiasmo en el Palau de la Generalitat, dado que no la incluyó entre los acuerdos alcanzados pero sí en una nota posterior en la que plasmaban sus reivindicaciones.

El presidente, mientras tanto, guarda silencio sobre el encuentro. Ni hubo foto con la vicepresidenta, ni atención a los medios de comunicación, ni un espacio en el Palau para la prensa. La reunión más esperada del mes se quiso vender como un trámite normal y corriente, un encuentro más entre dirigentes del Gobierno. Al día siguiente, ambos volvían a encontrarse en una reunión que incluía también a la consellera de Sanidad, Ana Barceló. Dicen que dos no discuten si uno no quiere y Ximo Puig lo aplica en el sentido literal: “Nosotros”, reitera su equipo, “nos centramos en la pandemia”.