Cerca de 200 personas se han concentrado este miércoles en Castellón ante la retirada de la simbología franquista del parque de Ribalta. El traslado de la cruz latina, que será cedida al obispado de Segorbe-Castellón, ha generado una escalada de tensión en el municipio en los últimos años, con varias denuncias interpuestas por la Asociación de Abogados Cristianos contra el gobierno municipal de coalición progresista.
Los trabajos para retirar la cruz se han prorrogado durante cuatro años por numerosas trabas administrativas y recursos judiciales, y se han topado con el rechazo de grupos ultras y la oposición. Este miércoles, durante la retirada del monumento a los caídos, un grupo de ultras ha increpado a dirigentes de Compromís, como el senador Carles Mulet y los tres concejales de la coalición, que han asistido a manifestar su respaldo a las obras. Los ultras han proferido numerosas agresiones verbales a los representantes políticos y se han enfrentado verbalmente con una concentración antifascista, que celebraba la retirada de la cruz.
La concejala de Memoria Democrática, Verónica Ruiz, ha considerado que es “un día histórico para la democracia pese a que cuatro personas lancen consignas que atentan contra la democracia”. “Es un día que cumplimos con la ley de memoria democrática”, ha recalcado, celebrando que los dos últimos recursos judiciales contra la retirada de la cruz, interpuestos por Vox y Abogados Cristianos, han sido desestimados. De hecho, la propia concejala fue denunciada por prevaricación por el colectivo ultracatólico. Pese a la tensa concentración, los trabajos de retirada de la cruz prosiguen.
El monumento se considera un vestigio del franquismo según la Ley de Memoria Democrática y es lugar de reunión para quienes enaltecen la dictadura celebrando el 20N. La cruz se construyó 1944 con la leyenda “en honor a los caídos por Dios y por España”, que se modificó en 1979 para rezar: “A todas las víctimas de violencia”. Para la oposición, ese cambio en la inscripción supone una resignificación del monumento que, a su criterio, pasa a ser meramente religioso. La cruz latina se ha cedido al arzobispado de Segorbe-Castelló y el monumento a los caídos será retirado por completo en seis semanas, recuperando la estructura del parque de 1926.