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La condena por maltrato del candidato de Vox enturbia las negociaciones con el PP para que pueda gobernar Carlos Mazón

Carlos Mazón, Juan Francisco Pérez Llorca y Miguel Barrachina, este lunes en las Corts Valencianes. / PPCV

Laura Martínez

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“Cualquier persona que haya sido condenado por violencia, en este caso violencia machista, es una línea roja”. A 24 horas de iniciarse la negociación formal con Vox en la Comunitat Valenciana, la dirección nacional del PP marca posición: no quieren al candidato de la extrema derecha, Carlos Flores, en el gobierno autonómico. “Creemos que una persona acusada y condenada por maltrato no se debería dedicar a la política, al ejercicio público, a la representación de los ciudadanos”, apuntaba el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper.

Carlos Flores Juberías fue condenado en 2002 por violencia psicológica contra su exmujer, un hecho que incomoda a la dirección nacional del PP y parece ser un escollo para la negociación. Aunque formalmente el equipo de Alberto Núñez Feijóo ha dado margen a los territorios para negociar los gobiernos autonómicos, los populares han marcado posición manifestando el rechazo al dirigente valenciano de Vox, tras dos semanas esquivando esta cuestión.

Esta posición parece ser más fuerte en Madrid que en Valencia, donde los populares rechazan hablar de vetos. De hecho, una hora antes de la comparecencia de Sémper, los negociadores de Carlos Mazón aseguraban que ellos hablarán con todo el mundo, siguiendo su ronda de contactos. El vicesecretario de Organización del PPCV, Juan Francisco Pérez Llorca, respondía: “Nosotros no hacemos cordón sanitario a nadie”, en referencia a si pactarán con Vox la Mesa de las Corts, y añadía después: “El PP no veta a nadie”, en referencia a Carlos Flores y las negociaciones. Flores Juberías, catedrático de Derecho Constitucional, ha sido en la última legislatura vocal del Consell de Transparència en la Comunitat Valenciana propuesto por el PP, y representante de este partido en la Junta Electoral. En ese momento ya había sido condenado por causar un “quebranto psicológico” a su exmujer.

Con todo, la dirección nacional del PP sigue jugando a la ambigüedad. Tras reiterar que la presencia de Flores es una “línea roja”, Sémper ha añadido en la rueda de prensa: “Más allá de esto, hay unas conversaciones abiertas que resolverán nuestros compañeros en Valencia”. Fuentes de la cúpula del PP han indicado que no hay veto al partido de Santiago Abascal y ha subrayado que las negociaciones están en manos de los líderes territoriales, en este caso de Mazón, según recoge Europa Press.

Sus compañeros de Valencia finalizan este martes la primera ronda de contactos, con el candidato marcado por Génova sentado en la mesa de negociación. Los populares tratan de dilatar la aproximación a Vox: son los últimos con los que se sientan, aduciendo que tienen menor representación, y evitan valorar a la formación ultra en sus intervenciones. Incluso han pedido un informe interno para analizar los plazos de la investidura, que debe convocarse antes de las elecciones generales, entre el 17 y el 21 de julio según el reglamento de las Corts Valencianes. Sí han amagado con un pacto entre los partidos para que todos tengan representación, vinculando la entrada de la extrema derecha en la Mesa de las Corts Valencianas a la entrada de Compromís. Vox ha sido el único partido que ha asegurado tener la mano tendida al PP para que Carlos Mazón gobierne en la Comunitat Valenciana; Compromís y el PSPV ya le han trasladado su rechazo.

Según la aritmética parlamentaria el PP necesita los votos de Vox. Ha ganado las elecciones con 40 diputados pero necesita al menos diez parlamentarios para tener mayoría absoluta. Los necesita para la investidura, para aprobar los presupuestos, para tener una legislatura estable. Los necesita también si quieren la Presidencia de las Corts Valencianes y evitarse un susto en la Mesa, que decidirá los tiempos de la investidura (si es antes de las elecciones o si la votación puede estirarse algo más, dada la ambigüedad del reglamento). Hoy por hoy todo es un condicional: si PSPV y Compromís pactan y Vox no lo hace con el PP, los socialistas pueden tener el control del Parlamento valenciano. Si los partidos funcionan por bloques, la derecha gana a la izquierda (53 a 46). Si la derecha no pacta y la izquierda sí, la izquierda gana (46 a 40, con los 13 de Vox aparte, que completan los 99 asientos). Y si todos van por libre, ganan los partidos mayoritarios: PP y PSPV (40 y 31 representantes, frente a los 15 de Compromís y los 13 de Vox).

Así, con estos números, los populares abordan mañana el primer encuentro con su socio natural, el único que ha trasladado una predisposición para facilitar que formen gobierno. El partido de extrema derecha aún no ha comunicado formalmente sus condiciones, pero sí ha venido advirtiendo que le gustaría un modelo como el de Castilla y León, donde tienen una vicepresidencia y tres consejerías. Este martes comienza la negociación, embarrada por el veto previo.

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